Cada cierto tiempo, algún organismo oficial recuerda los riesgos latentes a los que se enfrenta el sector bancario, y el último en hacerlo ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada en su 'Informe sobre estabilidad financiera mundial'. Pero no solo eso, sino que además ha señalado a España como uno de los países en que sus bancos más sufrirían en caso de un cambio brusco en la valoración de su deuda.
No en vano, entre las seis entidades que cotizan en el Ibex 35, atesoran alrededor de 350.000 millones de euros en deuda soberana, siendo la mayor parte de ella española e italiana, aunque también figuran otros países con situaciones, cuando menos, delicadas como Reino Unido, México y Turquía, igualmente susceptibles de experimentar movimientos significativos en su mercado de bonos, o incluso Estados Unidos.
Tan es así que, de esa cantidad, 124.328 millones se corresponden con deuda de países en los que el populismo ha entrado de lleno. Desde Estados Unidos, con Donald Trump, pasando por Reino Unido, donde ganaron los partidarios del Brexit en el referéndum de 2016, Turquía, con el autoritarismo populista de Recep Tayyip Erdoğan, Brasil, donde ha triunfado el nacionalpopulismo de derechas de Jair Bolsonaro, e incluso Venezuela, que se encuentra al borde de una guerra civil tras años de populismo bolivariano de izquierdas. Incluso el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, apunta maneras con sus últimas intervenciones.
De hecho, han sido precisamente los desafíos fiscales en Italia, donde gobiernan en coalición la extrema derecha (La Liga Norte) y la extrema izquierda (Movimiento 5 Estrellas), los que han reavivado el miedo por larelación entre la deuda soberana y el sector financiero que provocó la crisis del sector en 2011. Así, aunque la capitalización bancaria ha aumentado, la disminución del valor de mercado de los bonos que tienen en cartera podría dañar el capital de algunos bancos.
“No estamos cerca de una crisis como la que vivimos, pero el FMI alerta en función del tipo deuda que consume más capital y, por ejemplo, es mayor la española que la alemana”, explica a Cotizalia Ignacio Cantós, director de inversiones de ATL Capital. “Pero no creo que haya un riesgo con la deuda soberana, y es la típica advertencia genérica del FMI”, continúa. “De hecho, si un país colapsa, los bonos soberanos serán el menor de los problemas para los bancos españoles”.
No en vano, las mayores cantidades de bonos en cartera se corresponden con los países en los que dichos bancos tienen negocio, ya que se valen de este papel como cobertura o como colateral para acudir a los bancos centrales. Los mejores ejemplos los representan el Banco Santander y BBVA.
Así, la entidad que preside Ana Botín tenía, a cierre de 2018, 48.497 millones entre activos financieros a coste amortizado y a valor razonable, 9.856 millones de euros de exposición a Reino Unido, 7.895 millones a México, 465 millones a Italia, después de reducirla considerablemente en la segunda mitad del año pasado, y 24.332 millones a Brasil. Eso respecto a los países que mayor riesgo geopolítico representan, dado que también cuenta con bonos portugueses, chilenos, polacos y estadounidenses.
Por su parte, la cartera de BBVA tenía a cierre de año una mayor exposición a países con potencial peligro de que sufran en un momento dado un cambio brusco en sus valoraciones de deuda. Así, aparte de España, que supone 60.434 millones de euros, sus mayores posiciones están en Turquía (10.478 millones), Italia (12.206 millones), México (26.242 millones) e, incluso, aunque sea una posición anecdótica, Venezuela, con 179 millones de euros.
Son distintos los frentes abiertos para estos países por uno u otro motivo. Mientras que en Reino Unido se mantiene la incertidumbre a cuenta de un Brexit que se encuentra en un callejón sin salida, el elevado nivel de deuda de Italia, en el 130% del PIB, hace que esta sea prácticamente incobrable. En México, la llegada de López Obrador ha puesto en alerta a los inversores, que temen su inclinación hacia políticas de corte bolivariano en el país, mientras que Turquía se enfrenta a su primera recesión en 10 años, con una inflación en niveles récord y un paro que no hace más que subir.
“Cuando la cartera de renta fija es toda a vencimiento y las TIRE bajan, tienes dos efectos en la cuenta de resultados. Por un lado, tienes presión por la bajada de la rentabilidad, y esto afecta al margen de intereses, pero al subir el precio del bono, si vendes, puede obtener plusvalías”, explica a Cotizalia Nuria Álvarez, analista de Renta 4. Y recuerda que, en un entorno de tipos de interés cero, las rentabilidades no van a subir, por lo que la presión en el margen de interés a medio y largo plazo va a seguir.
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