El Ayuntamiento de Oviedo se dejó sin gastar casi 39 millones de euros en inversiones en 2019
La baja ejecución del presupuesto lleva a un remanente de tesorería de 74,2 millones de euros, 20 millones más que el del año 2018
El presupuesto compartido entre el tripartito y el bipartito el año pasado deja también un nuevo techo en el remanente de tesorería para gastos generales: más de 74,2 millones de euros, frente a la anterior 'plusmarca' municipal de 54 millones de euros del año anterior o los 39,5 de 2017, los 43 de 2016 o los 33,5 de 2015. ¿Qué es el remanente de tesorería? y ¿por qué se genera? son cosas sencillas de explicar y que dicen mucho de la compleja gestión presupuestaria del Ayuntamiento. El remanente es el dinero sin gastar que pasa de un presupuesto al siguiente: los euros que haya en la caja, los 72,3 millones de fondos líquidos; más una estimación de lo que se cobrará de lo que deben al Ayuntamiento, menos lo que tiene pendiente de pagar.
Los números indican que el Consistorio recauda muy bien e ingresó solo por operaciones corrientes 209,2 millones de euros, 38,4 millones de euros más de los que gastó el año pasado, pero gastar se le da bastante peor. Las obligaciones corrientes (salarios, suministros, subvenciones o servicios) sumaron 171 millones de euros. Ajustado en términos contables, descontada la amortización de deuda o las operaciones no financieras y sumados las desviaciones negativas, el resultado presupuestario fue positivo en 32,6 millones de euros. O lo que es lo mismo, al Ayuntamiento le sobraron tras hacer frente a sus gastos ordinarios de funcionamiento esos 32,6 millones de euros. Mucho dinero que no revirtió en el concejo.
Incumplimientos
Parte de la explicación se halla en los desajustes con los que aprobó el tripartito el presupuesto del año pasado. PP y Ciudadanos heredaron unas cuentas con más de 12 millones de euros de déficit y un incumplimiento de la regla de gasto por otros 14. Dos incumplimientos que bloquearon cualquier inversión en la primera mitad del año y que obligaron a aprobar un plan económico financiero a la nueva Corporación y a recortar casi 33 millones de euros del capítulo de inversiones. En un principio, Economía tanteó alternativas al documento que dejaron sobre la mesa sus predecesores para intentar reducir el recorte a tan solo 24 millones de euros. Era una propuesta similar a la que defendían los socialistas, pero el documento llevado y aprobado en Pleno fue un recorte duro, casi calcado del que no aprobó Rosón, y dejó apenas 10 millones para inversiones este año.
El problema radicaba en que la solución planteada por el anterior equipo de gobierno era la más sencilla de aplicar si se hubiese aprobado en abril o en mayo. Con julio recién inaugurado, ya no había margen para salvar algunas inversiones y programas con la incorporación del remanente de tesorería del año pasado, cuya tramitación lleva una modificación presupuestaria.
El retraso en ajustar el presupuesto explica casi por sí solo la otra mitad de la incapacidad inversora del Ayuntamiento el año pasado. La ciudad se dejó sin gastar más de 39,3 millones de euros en operaciones de capital, entre inversiones reales (38,6 millones) y transferencias de capital (0,8 millones). Con todo, el Ayuntamiento cerró el año con casi 4 millones de euros comprometidos para financiar nuevas inversiones.
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