Isabel Sola, investigadora del CSIC: "Nuestras vacunas son tan competitivas y potentes como las que se están desarrollando a nivel internacional"
"Nuestras vacunas son tan competitivas y potentes como las que se están desarrollando a nivel internacional". Es la afirmación confiada de Isabel Sola, científica titular y codirectora junto a Luis Enjuanes del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Si alguien puede saberlo, es ella.
Sola lleva años investigando coronavirus como el que hace menos de un año cogió al mundo por sorpresa y ahora trabaja en una vacuna contra el coronavirus de la que el propio ministro de Ciencia, Pedro Duque, habló para decir que la vacuna contra el COVID-19 podría salir de nuestro país.
Es uno de los tres proyectos de investigación en vacunas que tiene en marcha el CSIC junto con el candidato de ADN del laboratorio de Vicente Larraga y el basado en un virus atenuado de la viruela del laboratorio de Mariano Esteban.
La científica, que valora la gran cantidad de candidatos y alternativas que hay en la carrera por encontrar una vacuna contra el coronavirus, insiste en que, comparados con los candidatos vacunales de la comunidad internacional, los españoles están "igual de bien o mejor que los de otras compañías".
La vacuna en la que trabaja Sola "no es de las más avanzadas", reconoce la científica. Esto es debido a que está desarrollada desde cero con el propio virus, y no apoyándose en otras plataformas ya probadas. El virus ha sido modificado genéticamente para que conserve sus propiedades de replicación y vaya de célula en célula con una dosis controlada.
El equipo espera empezar este mes los ensayos de eficacia en animales y poder estar listos para iniciar las pruebas en humanos a finales de este año o principios del 2021, estima Sola.
Los expertos tienen gran confianza en esta vacuna, ya que, como explicó la propia Margarita del Val —viróloga del CSIC y que coordina la plataforma Salud Global— en una entrevista anterior con Business Insider España, es capaz de inducir una fuerte respuesta inmunitaria.
"Por nuestra experiencia con coronavirus parecidos, tiene una eficacia del cien por cien", asegura Sola, que se muestra, como buena científica, confiada en su trabajo pero prudente a la hora de hacer afirmaciones categóricas. Sabe que, en ciencia, solo el tiempo dirá.
Otra gran ventaja que podría tener esta vacuna es la posibilidad de ser administrada por la vía intranasal, en vez de la tradicional inyección intramuscular (que también ensayarán). "En las vías respiratorias, que son la vía de entrada del virus, hay unas mucosas que tienen una inmunidad específica diferente de la sistémica", explica Sola. Al administrar la vacuna por la vía nasal, iría directamente al pulmón y podría activar esta inmunidad tan necesaria para bloquear la entrada al virus.
"Es importante que España pueda tener cierta independencia", advierte la científica
Como investigadora de una vacuna en plena pandemia, a Sola lo más importante le parece que su trabajo pueda aportar conocimiento y soluciones a toda la comunidad científica.
Sin embargo, señala el interés que puede representar para España el tener una vacuna que haya nacido en sus propios laboratorios, especialmente ahora que se están firmando acuerdos internacionales para intentar garantizarse una reserva de las dosis de la vacuna que se demuestre eficaz.
Nuestro país ha asumido un papel principal en las negociaciones que la Unión Europea está llevando con las farmacéuticas para asegurarse las vacunas en nombre de todos los estados miembros y recientemente anunció la compra de 30 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca que llegarán en diciembre.
Sin embargo, la científica señala que una vacuna española daría algo de tranquilidad: "Es importante España pueda tener cierta independencia".
En caso de desarrollarse con éxito una vacuna española, nuestro país se enfrenta a otro reto: la falta de capacidad de fabricación de vacunas humanas.
Sola admite la carencia y señala que algunas compañías veterinarias sí tienen capacidad de producción y sus procesos requerirían tan solo de una pequeña adaptación.
En su caso, la científica adelanta que están en "conversaciones avanzadas" con una compañía belga que sí tiene la tecnología necesaria para fabricar las vacunas e incluso optimizar el proceso, y asegura que es muy posible que la fabricación pudiera ocurrir en nuestro país.
¿Y si nadie quisiera ponérsela? Sola no se muestra combativa ante el escepticismo que podría rodear una vacuna desarrollada en tan poco tiempo, pero explica con sencillez: "Es verdad que nunca se ha tardado tan poco, pero es que nunca ha habido tanta inversión".
La experta señala (en una clara alusión a la vacuna rusa) que lo que no debe hacer un gobierno es permitir la comercialización de una vacuna que no haya completado los ensayos de fase 3. Sin embargo, asegura de forma rotunda que las vacunas que hayan completado estos ensayos podrán ponerse en el mercado con la tranquilidad de que son vacunas "seguras y eficaces".
"No sabremos cuánto dura la inmunidad, porque no habrá dado tiempo a seguir a los voluntarios durante mucho tiempo", reconoce Sola, "pero será el único interrogante. Por lo demás, serán seguras e inducirán inmunidad".
La receta para el futuro: financiación y mejores condiciones laborales para los científicos
De cara al futuro, la científica cree que la pandemia nos ha dejado varias lecciones de las que tomar nota. "Hay que recordar que los virus emergentes pandémicos existen", advierte y aboga por la creación de iniciativas internacionales de científicos que no dejen de financiarse en los "periodos de entreguerras".
"Podrán desarrollarse plataformas de las que salgan candidatos vacunales y antivirales listos para ser adaptados al virus que llegue en el momento", explica Sola.
A nivel nacional, la investigadora lo tiene claro: "La inversión en ciencia en España es mucho menor que en otros países". En concreto, nuestro país destina tan solo el 1,2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la investigación.
La falta de inversión, especialmente notable tras la crisis económica, hace que "la ciencia se esté despoblando", asegura Sola, que señala que las condiciones laborales inestables y precarias hacen que los jóvenes científicos que han recibido una formación excelente en España acaben siendo productivos en otros países.
Destinar fondos a mejorar las oportunidades laborales en el sector y permitir el desarrollo de proyectos de investigación competitivos debe ser una prioridad a partir de ahora, asegura.
Si la pandemia ha dejado una verdad al descubierto ha sido esta: "La ciencia es necesaria".
Ana Zarzalejos
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