Las fundaciones bancarias tienen la llave de gran parte del cambio del mapa financiero
Fainé, Medel y Franco, supervivientes de la crisis de las cajas de ahorros
Las fundaciones de CaixaBank, Unicaja e Ibercaja, son los mayores accionistas de sus bancos
El presidente de la Fundación La Caixa y de Criteria, Isidro Fainé, recordará 2020 como el año en el que pudo, después de 30 años, cumplir su sueño, que CaixaBank absorba Bankia, encima en medio de una pandemia. Fainé inició su carrera como director de inversiones en el Banco Atlántico, en 1964, y tras otros cargos en diferentes bancos, se incorporó en 1982 a La Caixa como subdirector general.
Desde entonces ha estado vinculado a esta entidad, que ha pasado de caja de ahorros a desagregarse en banco, fundación bancaria y holding industrial. Y en todos estos procesos, incluido la salida a Bolsa de la entidad, Fainé ha sido protagonista. Y su broche de oro será la fusión de CaixaBank y Bankia, operación que en esta ocasión no la ha gestado como directivo de la entidad de origen catalán, sino como presidente de la Fundación La Caixa, que controla el 40% del capital del banco.
Durante al crisis financiera Europa exigió a España una serie de transformaciones en el sistema financiero a cambio de las ayudas que había inyectado en el sector de las cajas de ahorros, principalmente. Entre estas modificaciones se encontraba la segmentación de las cajas en un banco, que controlaría la actividad financiera, y la creación de una fundación, que tendría el capital del nuevo banco. Además, los presidentes de las cajas deberán elegir entre presidir la fundación o la entidad financiera.
Fainé eligió en 2016 lo primero. Se convirtió así en el presidente de la mayor fundación de Europa, con un presupuesto para obra social de unos 500 millones de euros anuales (hasta que llegó la pandemia), y con un poderoso e influyente grupo industrial. No tenía la gestión de CaixaBank, pero sí la llave de su futuro para elegir con quién debía fusionarse o no. Y ahora ha ejercido el poder que le da ser el primer directivo de la fundación que controla la mayor participación del banco.
Pero no es el único histórico del sector que también tiene la llave de otra parte del futuro del sistema financiero, aunque en este caso de menor envergadura. Braulio Medel es otro histórico de la banca. Fue presidente de Unicaja, entidad que corrió la misma suerte que CaixaBank en la crisis financiera de 2008. También fue presidente de CECA, cargo que aún ocupa Fainé.
Unicaja lleva tiempo coqueteando con las fusiones, y más en concreto con Liberbank. La llave de esta operación la tiene por parte de la entidad de origen malagueño la fundación, con aproximadamente el 50% del capital de Unicaja Banco. Por eso, cualquier movimiento corporativo que quiera llevar a cabo este banco debe pasar por su fundación.
Lo mismo sucede en el caso de Ibercaja. Su fundación, con Amado Franco, anterior número uno de la entidad financiera aragonesa, como presidente, controla el 87,8% del capital de Ibercaja. Su fundación, como sus gestores, están de acuerdo en mantener a la entidad al margen de las fusiones y han intentado, y conseguido, retrasar su estreno en Bolsa, ante las negativas perspectivas de los mercados.
Las fundaciones de Kutxabank también tienen en sus manos el futuro de la entidad financiera.
En el caso de Liberbank, sus fundaciones (controladas por las antiguas cajas que se fusionaron para crear Liberbank en la crisis) suman el 24,3% de su capital, pero en este caso es su consejero delegado, también un histórico del sector, Manuel Menéndez, el que maneja los hilos del futuro de Liberbank. Aunque el fondo Oceanwood, con el 16,7%, enreda bastante, según apuntan varias fuentes.
Liberbank ha negociado en tres ocasiones su fusión con Unicaja, y también ha coqueteado con Abanca. Aunque antes estuvo en conversaciones con Ibercaja. Ahora, como asegura todo el sector cuando se le pregunta, “todos hablamos otra vez con todos”.
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