Liño estabilizado?

La restauración de San Miguel finalizará con la reparación de las filtraciones El Principado «da por cerrado el capítulo» de obras con esta actuación y señala que tras ella solo será necesario realizar un «mantenimiento normal» A. ARCE OVIEDO. Jueves, 18 noviembre 2021, 10:20 1 Los trabajos de conservación para mejorar la estanqueidad de las fachadas de San Miguel de Lillo arrancaron la semana pasada con un presupuesto inicial de 50.000 euros. El objetivo, aislar el templo de las inclemencias meteorológicas del exterior y proteger, a su vez, las pinturas recientemente restauradas. Unas obras, aseguró ayer la consejera de Cultura, Berta Piñán, que «darán por cerrado el capítulo» de intervenciones en el edificio. «Lo importante es que con esto acabaríamos con las necesidades y las obras en Lillo y luego ya solo tendríamos que realizar el mantenimiento normal», declaró. Así lo manifestó durante una visita acompañada del director general de Patrimonio, Pablo León; y del alcalde, Alfredo Canteli, donde también abrió la puerta a otras actuaciones paralelas en el templo, como la realización de una recreación en 3D de las pinturas y un posible cierre del perímetro de la iglesia para evitar la presencia de jabalíes. Algo que el regidor vio con buenos ojos. Él mismo le mostró a la consejera los senderos por los que bajan los animales. «Quiero agradecerles de corazón lo que están haciendo por el Prerománico, no se hizo anteriormente todo lo que se tenía que haber hecho», afirmó Canteli. Santullano y Santa María El siguiente paso de Cultura será la ejecución de «un plan sobre la cubierta de Santullano y se harán las pruebas de encalado». En lo que toca a Santa María, se realizará «una canalización de las aguas que bajan del monte en el recinto». Y, aunque no dio cifras, Piñán sí adelantó que «los próximos Presupuestos, que están todavía en proyecto, contemplan seguir con las actuaciones en el Prerrománico». Un plan «que creemos que es lo más ambicioso que podemos tener y que irá completándose». A fuego suave. Un ritmo «lento» para la Administración, pero el que «le conviene» al Prerrománico.