La bióloga marina Elena Lara impartiendo una charla TEDx en 2019.
La bióloga marina Elena Lara impartiendo una charla TEDx en 2019. A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete! El 11 de febrero es el día elegido por la Asamblea General de las Naciones Unidas para reconocer la labor de todas aquellas mujeres que han contribuido al avance de la ciencia y la tecnología. Hasta que el acceso y la participación sean equitativos, las mujeres se sientan empoderadas, se rompan los techos de cristal, haya igualdad de género, y las niñas tengan referentes en el ámbito de la ciencia y la tecnología, hasta que ese momento llegue, necesitamos el Día de la mujer y la niña en la ciencia. La perspectiva de las mujeres es necesaria, y no solo eso, se precisa de un enfoque más ecofeminista que priorice una investigación y un desarrollo de la tecnología orientados a entender nuestro papel en el mundo. Una ciencia más cooperativa que competitiva, menos cortoplacista, alineada con el objetivo de supervivencia y proliferación de las especies, más consciente de los límites. Para poner voz a este mensaje, entrevistamos a Elena Lara, bióloga marina que actualmente trabaja como Research Manager-Fish en la organización Compassion In World Farming (CIWF). ¿Qué le llevó a trabajar en una ONG dedicada a la defensa del bienestar animal y medioambiental? Siempre he sido una amante de la naturaleza, la biología y el mar. Empecé la carrera de Biología y me enamoré de la biología marina, lo que me llevó a hacer la tesis doctoral, en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, en ecología microbiana. Hice un primer posdoctorado con los datos de la campaña Malaspina y un segundo en Italia. Entonces me interesaba el océano profundo y empecé a trabajar con organismos muy pequeños como los virus y las bacterias. Fui evolucionando, en aquel momento mi labor era como bioinformática y a mí siempre me había gustado más el trabajo de campo y la defensa de los animales. Hubo un punto de inflexión en mi carrera, cansada de la precariedad, y decidí hacer un máster de derecho animal. A raíz de ello, me surgió la oportunidad de irme a Inglaterra para trabajar en Compassion, donde me incorporé como manager de investigación. ¿En qué consiste su labor en Compassion? Trabajamos con organismos acuáticos y, en concreto, analizamos el impacto ambiental de la acuicultura. La parte técnica de la organización se basa en conclusiones científicas y mi papel aquí es el de diseminar y divulgar la información científica, en un lenguaje comprensible tanto para los políticos como para el público en general. Que la sociedad sea consciente de lo que sucede y de los efectos que tiene la acuicultura a nivel de bienestar animal y medioambiental. La sociedad española no está tan concienciada como la británica en lo que se refiere al bienestar animal Incidimos en tres vías para hacer cambios. Una vía nos lleva al público en general, a través de campañas de concienciación. Otra vía trabaja en el ámbito político con el objeto de cambiar la legislación en consonancia con una política más verde y comprometida con el medio ambiente, los animales y la transición derivada del cambio climático. Y la otra vía es la de empresas, supermercados, productores en general, intentando que desarrollen procesos sostenibles y que tengan en consideración el bienestar animal. ¿Qué diferencias ve entre la predisposición de la sociedad a vuestra labor en un país como el Reino Unido frente a otro como España? Respecto al Reino Unido, en España todavía estamos muy atrás, sobre todo en la sensibilización de la sociedad en lo que se refiere a los animales, su bienestar y derechos. Los británicos están mucho más concienciados, lo notas, por ejemplo, en el tema del veganismo y el vegetarianismo. En mi organización no abogamos por el veganismo o el vegetarianismo, no obstante, sí decimos que hay que comer menos carne, de mejor calidad, de animales criados de mejor manera. Igualmente, tú vas a un supermercado y las ofertas de vegano y vegetariano son amplias. La sociedad británica tiene todo esto bastante asimilado. De hecho, nuestra labor se considera importante, la mayoría de la financiación que recibimos son donaciones privadas, en gran parte herencias, y luego también hay una parte relevante de filantropía. Como investigadora marina, ha dedicado parte de su carrera a la investigación en ecología marina y recientemente ha comenzado a trabajar con los pulpos. ¿Qué despertó su interés en el estudio de estos cefalópodos? El pulpo siempre me ha llamado mucho la atención por sus características biológicas y por sus habilidades. Estamos hablando de un animal salvaje de gran inteligencia. Cuando me enteré de que lo querían producir a nivel intensivo y ponerlo en tanques me pareció una aberración. Las condiciones que el animal necesita por su biología no coinciden con una cría intensiva en granja. España está a las puertas de abrir la primera macrogranja de cría de pulpos a nivel mundial, en Canarias. Su organización ha publicado un informe en el que se resumen las ocho razones por las que detener esta práctica antes de su comienzo. ¿Podría resumir por qué se debería parar la cría de pulpo en cautiverio? El pulpo se quiere criar porque hay un interés económico muy grande, el problema es que, en el contexto de la cría masiva en cautividad, se ha elegido a una especie que va en contra de este entorno. Los pulpos son animales inteligentes, solitarios, frágiles a la manipulación (no tienen esqueleto interno ni externo). Pero, simplemente, prima el interés comercial, y no tenemos en consideración un punto clave: el pulpo es carnívoro. Se tiene que alimentar de peces, es decir, hay que pescar peces para criar pulpos o utilizar presas vivas como cangrejos. La eficiencia es muy baja, y este es un factor fundamental: se van a esquilmar otras especies salvajes para alimentar al pulpo de granja. Es insostenible medioambientalmente. Me sorprende que la Unión Europea diga que hay que alejarse del modelo productivo basado en el engorde de especies con harinas provenientes de pescado, y permita que se inicie esta actividad. Y finalmente, es que no hay un método de sacrificio humanitario. Normalmente los animales de producción se aturden antes de sacrificarlos. Con los pulpos no sabemos cómo hacerlo y yo no sé cómo pretenden producir a esa escala y sacrificar tantos animales. No sé qué métodos van a usar, pero desde luego no va a ser humanitario porque no es posible. Van a padecer una muerte dolorosa. Llegado este punto, ¿cuál es el posicionamiento de las instituciones y gobiernos?¿Y la reacción de la empresa a la publicación del informe? No hay impedimento para la apertura de las macrogranjas de pulpo. Y nos olvidamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de las especies que se usan para fabricar las harinas de pescado, un 90% de ellas aptas para el consumo humano. Desde un punto de vista legislativo, otro aspecto que choca mucho es que el pulpo no tiene ley de protección a nivel europeo por lo que, cuando se convierta en un animal de granja, estará totalmente desprotegido, pues las leyes de granjas solo incumben a vertebrados. Sí ha estado protegido mientras se experimentaba con él con fines científicos. Cada vez que pides un proyecto en el que hay experimentación animal, lo evalúa un comité ético. Si las poblaciones de pulpos están en un estado de sobrepesca, hay que dejar de pescar y de consumir tanto pulpo La patente para la cría del pulpo fue desarrollada por el personal del Instituto Oceanográfico de Vigo y luego la compró Nueva Pescanova. Yo puedo entender el interés del personal científico en conocer el ciclo biológico del pulpo, pero una cosa es eso y otra cosa es qué hacer con el conocimiento. Este es un ejemplo de mal uso de la ciencia. Imagino que la empresa adopta la narrativa de que se van a crear puestos de trabajo y de que se va a reducir la presión sobre el pulpo salvaje. No obstante, un pescador que se ha dedicado toda su vida a pescar pulpo no va a dejar de hacerlo, pues es poco probable que lo contraten en la granja al no tener la formación de técnico acuícola, por ejemplo. Por cierto, hemos intentado contactar con Nueva Pescanova y parecen haber decretado secreto de sumario, ya no contestan a nadie. Creo que la clave de todo esto es que si las poblaciones de pulpos están en un estado de sobrepesca, hay que dejar de pescar y de consumir tanto pulpo. Adaptarnos al nivel de las poblaciones salvajes. Tenemos que evolucionar para consumir de una manera sostenible. Los efectos económicos a nivel local van a ser pequeños comparados con el daño que vamos causar al medio en el largo plazo. Como alternativa para la economía local, se podrían criar peces que no sean carnívoros y cultivar más alga, que también hace un gran servicio ecológico. Hay que habituarse a cambiar las dietas en base a lo que vivimos y a la situación en la que estamos. Como mujer y científica, ¿qué considera que aportan las mujeres en la ciencia? ¿Tienen un enfoque diferente al de los hombres? ¿Tienden las mujeres a ejercer el rol de “cuidadoras” también con el planeta, o a preocuparse más por las consecuencias a largo plazo a diferencia de los hombres? Más que nada aportamos diversidad, no me puedo imaginar una ciencia que la lleven solo hombres porque simplemente no iría bien. Me gusta pensar que las mujeres ya no son solo estudiantes de doctorado y posdoctorado, sino que hay cada vez más investigadoras y profesoras. Y tenemos enfoques diferentes. Cuando hice el máster de derecho animal éramos casi todas mujeres. No sé si es por el instinto maternal o una sensibilidad extra. Por ejemplo, en el tema medioambiental hay más hombres, pero creo que en ambos casos son temas que nos incumben a todos, que es el futuro de todos, y que por lo tanto las mujeres no debemos ser las únicas que tenemos que ejercer “los cuidados”. Por otro lado, a lo mejor sí que tenemos una visión menos cortoplacista, más consciente de los límites, y digamos más alineada con el objetivo de supervivencia y de proliferación de la especie. Como despedida, ¿qué le diría a una niña que está planteándose estudiar ciencias marinas? Que lo haga no porque le guste, sino porque le encante. Y que no se deje llevar por los marcos sociales, si a ella le apetece ser bióloga marina, que lo sea y que no se deje encuadrar por nada. Tienes que estar muy segura de que es lo que quieres hacer porque es una carrera dura que reclama mucho tiempo. Porque si realmente quieres dedicarte a viajar, estudiar, moverte, que te digan que deberías estar casándote, comprándote un piso o centrándote en otras cosas, es duro. Que se olvide de todo. Que se olvide de lo que debería estar haciendo y se centre en lo que quiere hacer. AUTORA > Ana I. Aldarias Martos / Mónica Correa López / Cecilia del Castillo Moro / Marquesa Herrera D’ascoli
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