sábado, 28 de diciembre de 2024

Claríto...Charíto.

TRIBUNA POLÍTICO JUDICIAL La democracia bajo sospecha Lo que se está dilucidando en España en estos momentos se sustancia en el antagonismo entre democracia y un autoritarismo populista. Foto de archivo Foto de archivo Juan Antonio Molina Juan Antonio Molina 27 de diciembre de 2024, 19:23 Necesitamos tu ayuda para seguir informando Colabora con Nuevatribuna En un relato de Georges Simenon un policía se cruza con un hombre que le resulta sospechoso y decide seguirlo. Cuanto más lo observa más cosas extrañas hace el sospechoso: parece deambular sin ir a ningún sitio determinado, se muestra esquivo, no se dirige a su domicilio, bien entrada la noche sigue caminando por las calles más solitarias, tiene una actitud constante de huída y por todas estas cosas el policía decide detenerlo, en la comisaria le preguntan que por qué tenía esa actitud sospechosa y el arrestado contesta: La derecha carpetovetónica española, siempre colgada del risco del godo Pelayo, es la heredera de ese patriotismo excluyente y dramáticamente represivo que considera enemigos de España a los que no comulgan con su visión ideológica - Porque me seguía un hombre. En la novela Fahrenheit 451, Ray Bradbury nos habla de una sociedad donde era delito conducir despacio y fijarse en el paisaje. Ello supone una criminalización del criterio, es decir, convertir en delincuente a quien observa y saca consecuencias de lo que ve. La derecha y el frente judicial-mediático conservador avasalla al contrincante ideológico como el comisario Scalambri de la novela “Todo modo” de Leonardo Sciascia presumía de ser capaz de doblegar al Papa y al mismo Dios metiéndoles en una sórdida comisaría y mandándoles quitarse los cordones de los zapatos y el cinturón de los pantalones. Los nazis solían presentar en sus tribunales a los acusados con pantalones muy grandes que tenían que sujetarse para que no se les cayeran y así evitar que mostraran una actitud digna y decorosa. Los ladrones son gente honrada Como en el relato de Simenon hay que perseguir y humillar a la contraparte política y social para hacerla sospechosa y culpable, el adversario en la vida pública debe convertirse en un delincuente. Son contextos en el que la democracia también es sospechosa. ¿Qué está pasando? Aspectos actuales del engagement posmoderno es la mendacidad como sucedáneo normativo. Porque, sin agotar en exceso el repertorio de conclusiones que pueden hacerse de las actuales circunstancias políticas del país, es una evidencia manifiesta, a pesar de la persistente actividad propagandística de los mass media derechistas, la existencia de un intento constante por parte conservadora de demandar y exigir, como única política posible, una suspensión punitiva del formato democrático y dialéctico de la vida pública. Durante el franquismo la política pasaba indefectiblemente por el Tribunal de Orden Público. Montesquieu era un personaje maldito ante la unidad de mando y diversidad de funciones. A partir de las vejaciones al pensamiento de Montesquieu infligidas por el franquismo, tuvo hechuras perversas la univocidad conceptual del poder que se concretaba en el precepto: unidad de mando y diversidad de funciones. Las Cortes, los tribunales, el ejecutivo tenían diferentes tareas, pero siempre mirando a la lucecita del Pardo. La misma ideología que hoy mantiene la derecha posfranquista. Definitivamente, el gran reto de la disputa desde los estratos influyentes del régimen de poder fáctico, lo que se está dilucidando en España en estos momentos se sustancia en el antagonismo entre democracia y un autoritarismo populista que tiene a los intereses de las minorías organizadas como universales en detrimento de las mayorías sociales y los intereses generales, Convertir los procesos judiciales en un show trial con la función de impedir que la representación de los intereses sociales mayoritarios modifique las políticas públicas favorables a las élites es muestra, entre otras, de una decadencia casi irreversible del régimen político incapaz de mantener la calidad de una saludable convivencia democrática. El poder judicial toma el mando. Como afirma el catedrático emérito Luis Arroyo Zapatero, cuando el juez sustituye el tenor literal de un precepto penal por conceptos de su invención o aplica construcciones doctrinales a hechos a los que no corresponde, se pone por encima de la ley y se convierte en un político ilegítimo. ¿Qué debe hacer el gobierno de Sánchez para repeler la burda y cruel forma de oposición radical a la que se enfrenta? La derecha carpetovetónica española, siempre colgada del risco del godo Pelayo, es la heredera de ese patriotismo excluyente y dramáticamente represivo que considera enemigos de España a los que no comulgan con su visión ideológica de una nación que dividen en buenos y malos españoles y donde el adversario político es criminalizado en un deterioro del debate público, solapado por una judicialización de la política y una politización impropia de los órganos neutrales del Estado que intentan convertir al adversario político en delincuente común. Todo ello en el contexto de una apelación permanente del conservadurismo al descrédito de la representatividad democrática del contrario en nombre de una supuesta superioridad moral sobre las organizaciones políticas y la ciudadanía que las vota llevando el formato polémico de la vida pública a una crispación permanente sobre el déficit democrático de la negación de la licitud del adversario político a participar en la vida pública. españa justicia política democracia historia TE RECOMENDAMOS “Elijo productos de Moeve Porque brindan el mayor rendimiento para los motores más exigentes” Cuenta NÓMINA Si no tienes nómina, también es para ti. ¡Vale con ingresos mensuales!

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