En muchas publicaciones se comentó la exacerbación de los precios inmobiliarios, en otros los malos controles de los productos financieros estructurados, etc etc. Aunque nadie? la hizo global y comprensiva.
Un despiste que ha salido muy caro: ¿no vieron lo gurús llegar la debacle?
Nadie creía saber lo que se nos venía encima". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pronunció esta frase hace escasos días durante una entrevista televisiva. ¿Nadie? En los últimos años, conferenciantes y profetas de la economía han llevado a distintos escenarios las teorías más diversas sobre cómo mejorar la productividad, los resultados y hasta la buena cara de los empleados por la mañana. Conferencias a las que, al calor de la bonanza económica, han acudido los directivos más destacados de cientos de empresas. Títulos y charlas, previo cheque, han inundado las bibliotecas de management y auditorios de compañías de medio mundo.
Sin embargo, muy pocos de estos profetas o gurús vaticinó la llegada de la crisis económica. Más allá de los críticos con el sistema, uno de los primeros en dejar entrever su preocupación fue el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Joaquín Almunia. "El aumento de la deuda de las familias es un elemento de riesgo a tener en cuenta, sobre todo a partir de 2008. Además el precio de la vivienda se está sobrevalorando y el endeudamiento de las familias nos llevará a una situación cada vez menos sostenible", aseguró a principios de verano de 2006.
Pero, ¿nadie fue capaz de percibir la situación que se avecinaba? ¿Por qué no dijeron nada? El presidente de la Asociación Española de Empresas de Consultoría, José de Rafael, explica que es "difícil llevar la contraria y decir cosas que sabes de antemano que a la gente no le van a gustar. Hace unos meses no había los datos que hay hoy en día. Ahora ya los hay, son más concretos y es más fácil hablar de algunos temas con datos concretos", asegura De Rafael.
"La gente oye lo que quiere oír"
Es cierto, nadar a contracorriente es complicado. Además no hay que olvidar que algunos de los gurús que dan charlas ante distintos auditorios viven del sistema tal y como está implantado, de analizarlo y sacarle las ventajas para terceros. Y no precisamente de desprestigiarlo, ponerle fecha definitiva de extinción y acabar con la gallina de los huevos de oro.
El director general de HSM España, Alberto Saiz, opina que "la gente al final oye lo que quiere oír. Era muy difícil predecir el efecto psicosis de esta crisis y además hay que diferenciar entre los gurús que hablan de temas de gestión y organización y los analistas financieros.A éstos últimos, si estaban relacionados con algún tipo de inversión, sí que deben pedírseles explicaciones", aclara. Saiz apunta además la actitud de la que ahora hacen alarde algunos inversores. "Muchos dicen que nadie les avisó, pero el problema es que muchos de ellos no quisieron oír lo que se decía. Es muy fácil hacer leña del árbol caído", asegura.
La llegada de la crisis y su expansión internacional a gran velocidad ha puesto en evidencia los pronósticos económicos lanzados por estos profesionales y repetidos en cascada por los directivos de empresas hacia sus empleados. Algunos, los menos, se pronunciaron hace ya años sobre las dificultades que se avecinaban para la economía mundial si se seguía por la misma senda. Javier Fernández Aguado, socio director de Mind Value y ponente de Lid Conferenciantes, opina sin embargo que sí hubo quien adelantó lo que se avecinaba.
Tsunami financiero
"Yo mismo y otros como Jordi Pujol dijimos que los tres motores de la economía - turismo, consumo interno y construcción - se pararían y que nadie estaba haciendo nada por cambiar esos motores. Ni al Gobierno ni a muchos empresarios les interesaba entonces que eso se supiera, porque ya les iba bien seguir en la burbuja en la que estábamos", indica Fernández Aguado.
Hace más de cuatro años, un profesor de Economía de la escuela de negocios Stern llamado Nouriel Roubini elaboró junto con un colega un informe que concluía con un mensaje claro: en tres o cuatro años, el sistema económico entraría en crisis. Ambos economistas se fijaron en los balances comerciales de las economías mundiales más destacadas del mundo. Entonces, durante el verano de 2004, muy pocos les prestaron atención. Hoy, después de haber acertado casi con exactitud cuándo empezaría la crisis, imparten conferencias sobre la situación económica actual.
Pero estos dos profesores no fueron los únicos, el gurú Harry Schultz avisó ahora hace un año. Su frase échense al monte pasó sin pena ni gloria por los asistentes a sus conferencias. "Se acerca un tsunami financiero. Esto es sólo el principio de un auténtico Armagedon financiero que invita a salir corriendo y a refugiarse en las montañas", pronunció. Pero nada, ni atisbo de entrada en razón de inversores, empresarios, hedge funds, consumidores y todo aquel que buscaba rentabilidades por encima de la media.
¿Han dicho miedo?
Algunos de los profesionales consultados por elEconomista dicen que más que miedo el problema era el clima de ocultismo en que vivían las economías. De Rafael asegura que algunos críticos recibían "llamadas por decir cosas que no encajaban" y que esa misma actitud llevó a muchos empresarios a callarse "para que no les pasara factura".
El fundador y presidente de la agencia de conferenciantes Thinking Heads, Daniel Romero Abreu, explica que muchos de los speakers no centraban el discurso en lo que se avecina simplemente porque no se les contrataba para ello. "Cuando una persona o una empresa contrataba a un conferenciante era para hablar de un tema en concreto, decidido por la compañía. Imagínate, hace un par de años nadie contrataba a un economista. La gente demandaba según la realidad en la que se movía y la realidad hasta ahora era una burbuja. Las conferencias se mueven según las tendencias y además las acentúan", defiende Romero Abreu.
El fundador de Thinking Heads asegura que "en medio de la vorágine es muy complicado tomar conciencia". Por otro lado, Saiz añade el factor humano. "Esta crisis tiene un componente humano muy importante, la psicología, y la desconfianza es muy difícil de predecir y adelantarse a un cambio social y al comportamiento humano es complicado".
Ignacio de la Torre, economista, profesor del IEBusiness School y ponente de Lid Conferenciantes, apunta que las decisiones que debían tomarse eran "lógicas" pero en medio de espirales alcistas "aplicar medidas lógicas era arriesgarse a que te echaran del mercado por ir en otra dirección. En un sistema cortoplacista como éste, lo menos arriesgado era seguir a los demás, porque si cambiabas de dirección, era difícil seguir vivo".
¿Desprestigiados?
"Absolutamente desprestigiados", asegura el presidente de la Asociación Española de Empresas de Consultoría. Fernández Aguado apunta a la multiplicidad de culpables: "En esta crisis hay muchos culpables, pero lo que pasa es que tienen poder en la opinión pública", comenta. Por su parte, Alberto Saiz asegura que más que desprestigio hay que hablar de desconfianza, "sin caer en sensacionalismos".
Si algo es probable que ocurra es el cambio de perfil de gurús y speakers que se contraten. A partir de ahora se demandará otro tipo de conferenciantes. "En los últimos meses ya venimos notando un cambio de tendencia. Antes las empresas traían a un motivador de equipos o a un experto en creatividad e innovación. Ahora piden expertos en entorno económico y gestión de crisis para que den charlas en sus equipos de ventas, por ejemplo", explica Romero Abreu. Los ciclos de los gurús, como los de la economía, también pasan.
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