Su auténtico valor.
La política cambiaria de China se encuentra en un nuevo momento crítico. Varias organizaciones independientes y gubernamentales han mantenido discusiones desde principios de año sobre los mecanismos de cambio y han aconsejado al Gobierno y al banco central que retome las reformas interrumpidas en julio de 2008 por el estallido de la crisis financiera internacional.
El 6 de marzo, el subgobernador del Banco Popular de China dijo que el banco central va a decidir cuándo abandonar sus "mecanismos especiales de tipo de cambio". "Abandonar" se ha interpretado como una señal de que el banco central va a permitir que el yuan se aprecie por fin. Y se han extendido los rumores de que podemos ver una revaluación pronto de entre el 2% y el 3%.
Estos rumores han llevado a que algunos bancos chinos empiecen a vender dólares en mercado. Sin embargo, el importantísimo sector exportador se opone radicalmente a este movimiento, porque entiende que equivaldría a echar el freno a la recuperación económica.
Algunos economistas creen que no es posible saber si el yuan debería apreciarse o depreciarse, por lo que recomiendan una política prefijada en vez de una decisión a ciegas. Un argumento es que, si aumentan las expectativas de nuevas revaluaciones, aumentará drásticamente el flujo de dinero caliente hacia China, lo que crearía un exceso de liquidez y probablemente una burbuja de activos, lo que repetiría lo ocurrido tras las primeras reformas del tipo de cambio en 2005.
En cambio, otros creen que hay que reformar el tipo de cambio cuanto antes: a pesar de que las presiones internacionales buscan una apreciación del yuan, hay ventajas inherentes a una reforma. Así, un tipo de cambio más realista llevaría a precios más razonables para las importaciones y exportaciones, lo que mejoraría la posición comercial de China, y normalizaría la relación entre los precios de los bienes exportables y los de los que no lo son. Eso equilibraría el mercado laboral y elevaría los niveles de consumo interno.
Otro debate entre los economistas es cómo debe llevarse a cabo el ajuste. Algunos abogan por la introducción de mecanismos de mercado para fijar el tipo de cambio, mejor que un ajuste de golpe. El Gobierno chino mantiene que el yuan debe moverse en los niveles que las autoridades consideran equilibrados, y, en ese sentido, un movimiento gradual tendría más sentido que un ajuste brusco. En todo caso, en lo que coincide casi todo el mundo es que es necesario ser proactivo, es decir, adelantarse al mercado.
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