División en la sucesión de Quintás.
Terremoto en la CECA: Quintás se va desairado dando un portazo y deja el campo libre a Fainé.
J. C - 18/03/2010 06:00h
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Terremoto y de los gordos en la CECA, con el epicentro en el consejo celebrado ayer en Sevilla. Desairado, su presidente, Juan Ramón Quintás, presentó su dimisión por la tarde, tras ver frustrado el nombramiento de su candidato, Amado Franco, presidente de Ibercaja, para sustituirle en el cargo. La aparición en escena de un peso pesado como Isidro Fainé, con todos los avales, le ha cerrado el paso. El nombramiento definitivo se aplaza al 20 de abril. De la gestión de la CECA se encargará de momento, y hasta el nombramiento de nuevo presidente, José Antonio Olavarrieta, director general.
El de ayer en la capital hispalense fue un consejo que, sin poder ser calificado formalmente de tenso, estuvo lleno de mensajes subliminales y sobreentendidos, puesto que nadie, o casi, terminó por descubrir sus cartas. Los nombres de los supuestos candidatos para sustituir a Quintás no salieron a la palestra. Casi todo el pescado había quedado vendido una hora antes, en la reunión previa de la Ejecutiva, escenario donde el propio Fainé decantó los acontecimientos siguientes.
El de La Caixa aseguró que no iba a presentar su candidatura, para aclarar a continuación que desde muy diversas instancias, incluso políticas -desde luego el Gobierno, pero también el PP-, le habían pedido que en momentos tan críticos como los que ahora vive el sector, y teniendo en cuenta su perfil, hiciera el esfuerzo de presidir la patronal durante los dos próximos años, tiempo suficiente para, con el sector en franquía después de efectuada la reconversión y emprendido un nuevo modelo de Cajas, ceder el testigo a otra persona.
De acuerdo con las fuentes, Rodrigo Rato, que ayer efectuó su debut como cajero, se adhirió a los planteamientos de Fainé. Había que dar más tiempo al de La Caixa para que concitara los apoyos necesarios entre el resto de colegas. Quedó claro que la opción de Amado Franco había fallecido de forma prematura, víctima de una maniobra de muchos quilates. De modo que el Consejo consiguiente debía ocuparse, según los miembros de la Ejecutiva, en debatir, entre otras cosas, el perfil del nuevo presidente en las actuales circunstancias.
Medel, en las quinielas
El presidente de Unicaja, Braulio Medel, uno de los posibles tapados de esta historia inconclusa, también abogó con contundencia por el aplazamiento de una elección que Quintás pretendía para ayer mismo. La impresión generalizada es que si logra la unanimidad o queda muy cerca de ella, Isidro Fainé será presidente de CECA el próximo 20 de marzo, no obstante lo cual, a esta historia puede quedarle aún mucho recorrido.
En el mundo de las Cajas hay gente importante que opina que lo ocurrido ayer en Sevilla, que terminó con un ofendido e indignado Quintás presentando su dimisión tras sentirse desautorizado, no ha sido más que una maniobra de distracción destinada a desactivar el nombramiento de Amado Franco, un candidato al que “no quería el PP, por considerarlo un hombre de Manuel Pizarro”, a cuyas órdenes trabajó en Ibercaja, y que “tampoco quería el PSOE, por considerarlo un hombre del PP”.
Quintás había echado el resto a favor de su amigo Franco, entre otras cosas, según las fuentes, “porque se lo pidió Pizarro”. La elección de sucesor no estaba, en principio, prevista en el orden del día del consejo de ayer en Sevilla, pero parece que Quintás se apresuró a materializar la candidatura de Franco cuando los tambores de Fainé empezaron a sonar fuerte en la CECA. De modo que el viernes pasado remitió una carta a los 26 miembros del Consejo incluyendo en el orden del día el punto de la elección de sucesor.
La partida no está terminada y todavía hay muchas cartas escondidas. Frente a la aparentemente imbatible candidatura de Fainé, hay quien en el propio sector cree que las Cajas pequeñas y medianas “en modo alguno quieren que una de las grandes, y mucho menos la más grande, se haga con la CECA”, en opinión ayer de un cajero a este diario. La prueba la dio ayer en Sevilla un cajero catalán, al pedir que “si votamos algo, que sea en votación secreta”.
Con más de un mes por delante, hay tiempo de sobra para que los candidatos escondidos pongan en marcha sus estrategias. Tiempo para que “los tapados corran la banda”, en opinión de otro cajero ayer consultado. Fainé, por eso, tomará todas sus precauciones. Como si de un rey en el exilio se tratara, el capo de La Caixa no emprenderá el camino de regreso a la patria a menos que todos los nobles del Reino vayan en peregrinación a ofrecerle la corona.
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