Liga de Campeones - Mou revienta el sueño culé del Bernabéu
Eurosport - mié 28 abr 23:33:00 2010
Se acabó el sueño azulgrana. No hubo remontada pese a la mínima victoria (1-0) del Barça sobre el Inter, que jugará la final de la Champions 38 años después. No hubo buen juego, debido a la tela de araña diseñada por Mourinho que maniató a un Barça que mostró su versión más plomiza. Sí hubo polémica
..El partido del Inter fue ramplón, pero tampoco debía exponerse más. Guardiola lo sabía y por eso hizo un cambio táctico de inicio. Puso un 3-4-3 con Touré, Piqué y Milito atrás. Alves ayudaba en el centro del campo a los dos pivotes y a un Keita que caía hacia la izquierda. Mientras, Mourinho colocó a Zanetti y Chivu para frenar a Messi y Alves. Lo esperado tras el 3-1 de la ida y, sobre todo, conociendo el historial del portugués.
El cerrojazo lo intentó romper Pedro, que demostró ser igual de grande que estos partidos. Se ofrecía y buscaba las cosquillas a Maicon. Costaba ver aparecer al resto de hombres gol barcelonistas. Messi estaba muy atrás, recibiendo casi junto a Touré. Peor era aún lo de Ibrahimovic. Lucio le ató en corto, tanto que cometió un penalti por claro agarrón en una falta. El sueco se levantó quejándose al colegiado, si bien no fue consciente hasta unos segundos más tarde que tenía la camiseta destrozada por el cuello. Se la tuvo cambiar, pero siguió jugando igual de mal.
Hasta el minuto 15, y con un centro chut de Chivu, no llegó la primera señal de que el Inter había hecho presencia en el encuentro. Mourinho colocó el esperado autobús, poco estético para el aficionado pero efectivo. El ritmo era demasiado lento. Llamaba la atención la ausencia de prisa local. Xavi pecó de generoso y quiso buscar al gris Ibra cuando quizá debería haber tirado. Es la costumbre... Faltaba más de velocidad y disparo. Lo intentó otra vez el canario, pero se le fue por poco.
Motta cierra más el duelo
El encuentro cambió en el momento que Motta jugó con fuego. Sacó la mano hacia la cara de Busquets teniendo amarilla y se quemó. El catalán exageró mucho el contacto, es cierto. Tanto que el colegiado le sacó roja directa al italo-brasileño. Realmente era amarilla, pero hubiese sido la segunda, por lo que la rigurosidad del belga no puede ser motivo de queja italiana. La culpa es sólo de Motta, que en su etapa barcelonista ya demostró muchas veces ser capaz de autoexpulsarse.
Julio César evitó el primero con una gran estirada a disparo de Messi. Pese a lo que se podía esperar, la superioridad númerica no modificó nada. Bueno, sí pudimos ver. por momentos, como laterales a Milito y a Etoo, que no paró de correr lejos del área. Mientras, Ibra seguía a lo suyo, perdido, y tirando por la borda las acciones colectivas. Muchos pensaban que otro no lo haría peor. El sueco sólo asustó en un potente golpe franco que se fue junto a la cruceta.
En el descanso a muchos les vino a la cabeza que en las tres últimas semifinales europeas, incluso en las que llegó a la finales, el equipo no fue capaz de marcar un sólo ante su afición, que ayer hizo un tifo espectacular. Al regreso de la caseta Maxwell entró por Milito. No había nada que perder y sí mucho por lograr.
Más polémica arbitral
Empezaron a aparecer las prisas, ante un Inter que encontró en la inferioridad númerica la coartada perfecta para atrincherarse en torno a su portero. Se dedicó a perder todo el tiempo posible entre falta y saque de banda, córner o fuera de juego. No encontraba el Barça la manera de profundizar, de buscar otra jugada que no fuera conducir el balón hacia el área o mandarlo largo y alto. En una de esas acciones se pidió penalti por empujón de Cambiasso a Pedrito. En directo no lo parecío, pero las imágenes parecían contradecir la primera sensación.
Aparecieron Bojan y Jeffren en el césped por Busquets y un Ibrahimovic que queda muy marcado en esta semifinal. 45 millones después, Pep tuvo que tirar del canterano de Binyola. La ideas estaban agotadas ante un rival que defendía sin mucho problema. De hecho, hasta parecía cómodo replegado en su campo. Su tela de araña evitaba un metro libre para un Barça que se fue consumiendo fruto de la fustración. Messi no se movía al no tener espacio entre la doble línea defensiva visitante. La mejor ocasión del encuentro la tuvo Bojan de cabeza cuando quedaban diez minutos.
El espíritu de Piqué
Ahí parecieron esfumarse las opciones de revalidar el título continental. Pero tres minutos después, Piqué se vistió de Beckenbauer para, tras arrancar en fuera de juego, marcar a puerta vacía tras un soberbio giro-regate de 180 grados dentro del área ante Julio César y Córdoba. Quedaba tiempo. La clave era marcar la ocasión de la que se dispusiera. Llegó en dos disparos de Xavi y Messi, pero Julio César demostró sus virtudes. Explotó de alegría el Camp Nou cuando Bojan marcó, pero el colegiado señaló mano previa de Touré.
Ahí se acabó todo. Tras el pitido final se produjo un show lamentable, ese teatro del bueno que tanto gusta a Mourinho. La actitud provocadora del portugués, esa que algunos alaban porque ahora el Barça era el rival, consiguió desquiciar a la parroquia local. Fue triste ver los aspersores de riego funcionando para ahuyentar la fiesta de los jugadores nerazurri en el césped. Peor fue ver a Valdés corriendo para increpar al técnico portugués, por muy cierto que sea que ningún otro entrenador celebra, y provoca, así sus éxitos.
Bochonorso final
Mourinho, es innegable, ganó la eliminatoria con su planteamiento, tanto en la ida como en la vuelta. Eso sí, volvió a evidenciar que no sabe perder y tampoco ganar. Nunca lo supo. Ni con el Oporto en las semifinales de 2004 ante el Depor; ni en la final posterior ante el Mónaco cuando dejó el campo mientras se entregaba la Copa. Tampoco cuando esperó a que Terry se escurriera en los penaltis de la final de Moscú para alegrarse y atacar a un Avant Grant que había logrado el objetivo para el que él fue contratado en el Chelsea. Esa actitud desafiante, que ya demostró en un partido en Bilbao cuando era un buen ayudante y traductor de Robson, seguro que no gustaría tanto si hiciese lo mismo siendo seleccionador portugués en un duelo ante La Roja.
Al margen de eso, el espectáculo, triste, de Mourinho no debería desviar a los azulgrana en su reflexión por la eliminación. El Inter supo jugar mejor sus opciones en la eliminatoria, en Milán y en Barcelona. Estuvo más cerca de su mejor versión que el Barcelona y por eso triunfó, más allá de Mourinho y de la actuación de los colegiados. Una vez más se prolonga, y ya son 20 años, la maldición del campeón. Ninguno, desde el Milán de Sacchi, ha conseguido repetir título. El Bernabéu espera nuevo campeón.
LA FICHA DEL PARTIDO
1 - FC Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Touré, Milito (Maxwell, m.46); Xavi, Busquets (Jeffren, m.63), Keita, Messi, Ibrahimovic (Bojan, m.63) y Pedro
0 - Inter: Julio César; Maicon, Lucio, Samuel, Zanetti; Cambiasso, Motta; Chivu, Sneijder (Muntari, m.66), Eto'o (Mariga, m.86); y Milito (Córdoba, m.81)
Árbitro: Frank de Bleeckere (BEL). Mostró cartulina amarilla a Motta (m.10), Pedro (m.27), Julio César (m.35), Chivu (m.43), Lucio (m.83) y a Muntari (m.83). Expulsó por doble amonestación a Motta (m.28)
Gol: 1-0, m.84: Piqué
Incidencias: 96.214 espectadores llenaron prácticamente las gradas del Camp Nou, en el partido de vuelta correspondiente a la vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones.
Rodrigo ERRASTI / Eurosport
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