Bitcoin: utopía neoliberal, quintaesencia del capitalismo de casino
En unos pocos días se duplicó su cotización, hasta superar los 200 dólares esta semana, pero se ha hundido hasta los 60. Y eso que decían que no había burbuja.
A la vista de las duras críticas a las que se ven sometidos los bancos centrales, sobre todo por parte de aquéllos que califican la expansión monetaria de «represión financiera» porque resta valor a la divisas y, por tanto, a los ahorros, el bitcoin, el último fenómeno económico-tecnológico, es una utopía hecha realidad. Porque el bitcoin es una moneda sin Estado, sin banco central, sin emisor... Como cuenta el economista Xavier Xala i Martín en su blog, ninguna autoridad produce bitcoins, sino que éstos son producidos por los ordenadores de cada participante: cada vez que un ordenador de un participante consigue solucionar un problema matemático se crea una nueva moneda que pertenece al dueño de la máquina. «El bitcoin ha nacido a partir de un modelo matemático que intenta reproducir un sistema productivo, pero los modelos no son perfectos, no reflejan la realidad», dice Alberto Matellán, de Inverseguros.
La dificultad de crear estas monedas será creciente porque el objetivo de los creadores es que esos problemas matemáticos que deben resolverse sea cada vez mayor, hasta que llegue el día en que serán tan complejos que la masa monetaria dejará de crecer.
El objetivo es que, a la larga, la oferta de bitcoins sea estable: 21 millones. Ni una más, ni una menos. Ahora hay once millones de monedas en circulación, cifra que se duplicará en una década. A partir de esa fecha, será estable. Lo dicho: un sueño para los liberales más críticos con la Fed, con el Banco de Inglaterra o con el de Japón, que fabrican nuevas monedas constantemente. La futura estabilidad del número de bitcoins es lo que anima a invertir en esta moneda virtual: ello debería garantizar su rentabilidad a largo plazo, o, al menos, que no se devalúe por expansiones monetarias. A falta de patrón oro, bueno es el bitcoin.
Burbuja: sólo especulación
Xala i Martín usa dos argumentos para afirmar que, al contrario de lo que hace pensar su limitación, sí se está gestando una burbuja: muy poca gente está usándola para comprar bienes, porque en realidad son muy pocas las empresas que las admiten como medio de pago. Y, en segundo lugar, quienes las están comprando son especuladores que esperan su revalorización:hace un año, un bitcoin se cambiaba por 10 dólares. Esta semana, llegó a superar la barrera de los 200 dólares. Pero, luego, se hundió hasta los 60 dólares.
Alberto Matellán califica al bitcoin de «experimento». «Como experimento, está bien, pero no deja de ser más que eso. Una cosa es discutir a los bancos centrales y otra, decir que el bitcoin es dinero», afirma. Porque, a su juicio, para que el bitcoin fuera dinero, tendría que cumplir una característica fundamental: tendría que ser independiente de la tecnología y el bitcoin no funciona si no es con algoritmos informáticos. «El dinero ha soportado todos los cambios tecnológicos desde Babilonia. Y así tiene que seguir siendo», afirma. Miguel Ángel Rodríguez, de XTB, cree que puede haber surgido para sondear el mercado, como prueba, para comprobar si realmente se puede crear una moneda y extender su uso sin autoridad que lo respalde. Pero, a su juicio, para considerarse dinero, lo que le falta al bitcoin es que sea masivamente aceptado como medio de pago, que cuente con un respaldo y una autoridad que obligue su uso para el intercambio de mercancías. Muy bobbesiano. Respecto a esto último, Josep Monsó, de GVC Gaesco, comenta que, durante un tiempo, el respaldo para el dinero era el oro, pero ahora sólo es la «fe» en el banco central o en el Estado que lo emite. Entonces, en el caso del bitcoin, ¿en qué basar esa confianza?, ¿en su creador, cuya identidad se desconoce?, ¿en los logaritmos matemáticos?, ¿en el libre mercado, del que el propio bitcoin sería quintaesencia?
Los peligros de invertir
Como recuerda Rodríguez, el bitcoin no es el primer caso de moneda «alternativa» que se crea. Ha sucedido en momentos de elevadísima inflación, aunque en ámbitos más reducidos, como ciudades o regiones, y en el mundo real, no en el virtual, para intercambios comerciales reales en una determinada zona. Igual que las monedas que han creado distintas empresas, como Amazon, por ejemplo, que sólo son útiles para comprar sus productos y su emisión está controlada por la propia empresa. Con el bitcoin, todo esto es diferente y, además, en éste, la gente invierte. Eso es lo que hay detrás de su fuerte apreciación.
¿Consideran los analistas que puede ser una alternativa de inversión? «No hay que invertir en nada que uno no entiende», apunta Monsó. ¿Entiende los logaritmos que hay detrás de la creación de estas monedas? Si no es así, lo mejor es que se abstenga. Alberto Matellán sólo lo aconseja para quien está muy metido en el mundo tecnológico y no como una inversión, sino como algo lúdico, igual que uno se la juega en el casino o en las tragaperras.
En todo caso, el inversor que se atreva con los bitcoins, como apunta Estefanía Ponte, de Cortal Consors, no debe ser muy averso al riesgo, porque su cotización es muy volátil y, para muestra, lo que ha sucedido en la última semana. Al margen de la posibilidad de la actividad de hacker, Rodríguez lo ve muy vulnerable: ante cualquier rumor, su cotización se puede hundir. El BCE también ha analizado el fenómeno del bitcoin y, aunque reconoció que puede ser una amenaza para el sistema monetario convencional, dice que el mayor peligro lo asumen quienes lo tienen en cartera, porque se enfrentan al riesgo de perderlo todo. Así, Rodríguez advierte: «No me extrañaría que detrás de todo esto hubiera una estafa piramidal». Javier Flores, de Asinver, recuerda en un artículo publicado en Finanzas.com, que MyBitCoin resultó ser una estafa destapada en 2011 coincidiendo con el robo a un usuario de bitcoins por valor de 500.000 dólares: un hacker le robó las claves. Pero no pudo reclamar a nadie: una de las bondades que los liberales atribuyen al bitcoin es que no deja rastro, pero eso también es un gran inconveniente.
Pese a todo, ¿por qué está siendo tan popular el bitcoin ahora? ¿Por qué la gente está invirtiendo en estas monedas? Rodríguez cree que es como consecuencia del miedo que han provocado Chipre y el riesgo de la ruptura del euro, además de la desinformación.
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