lunes, 24 de junio de 2013

Manualillos para una crísis ( 1 )


Se extrañan?

La persistente debilidad de la banca mundial: despidos masivos y agujeros adicionales de capital

El Eco
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La banca española no es la única que está en ojo del huracán de los mercados. Tras cinco años de crisis financiera y económica, el sector a nivel internacional y, principalmente en Europa, no vive sus mejores momentos. El ingente volumen de ayudas públicas que ha recibido, que superan en su conjunto 1,2 billones de euros, parece ser insuficiente.

En los últimos meses se están evidenciando las debilidades del sistema, que no termina de purgar todos sus problemas. La semana pasada el regulador británico elevaba el agujero de las entidades británicas en más de 31.000 millones de euros.
Los expertos consideran que las cajas alemanas esconden en sus balances activos tóxicos, casi tanto como el sector en nuestro país antes de las ayudas comunitarias recibidas. En Italia hay preocupación también por la salud bancaria. Y a uno y otro lado del Atlántico se suceden anuncios de despidos para ajustar los gastos y mejorar la eficiencia ante la caída de la actividad y el deterioro de la economía.

Las artimañas de Merkel

Nadie se ha escapa de la incertidumbre, pero la medicina no es la misma en todos los países. Desde hace tiempo las agencias de calificación sostienen que Alemania intenta tapar la verdadera situación de su sistema financiero, donde las principales sospechosas son las numerosas cajas alemanas. Hasta ahora, el Gobierno de Angela Merkel ha dispensado más de 300.000 millones de euros a las entidades del país, entre ayudas directas, avales y la creación de una banco malo público.
Como el resto de Estados, no quiere aumentar esta factura y se niega en rotundo a que los inversores de éstos grupos sufran pérdidas, como ha ocurrido en nuestro país con las participaciones preferentes y las obligaciones subordinadas.
Merkel lucha para mantener oculto un agujero que los expertos calculan que se sitúa entre los 30.000 y los 50.000 millones. Un informe de Moody's calculaba que el déficit de capital de la banca germana ascendía a 32.000 millones de euros. La canciller ha conseguido que sus cajas regionales no se incluyan en la futura supervisión única y, por tanto, queden bajo el escrutinio del Banco Central Europeo (BCE) como a la inmensa mayoría de los grupos financieros de la zona euro.
Alemania impuso que sólo las entidades con un tamaño superior a los 30.000 millones de euros fueran, a partir de 2014, vigiladas por el organismo comunitario. En la lista no hay ni una sola caja germana. A diferencia, se encuentran todas las medianas y grandes españolas, así como la mayor parte de los sistemas de Francia o Italia.
Las cajas representan en Alemania más de un tercio del sector bancario. De destaparse su agujero, no sólo el Estado tendría que inyectar más dinero, sino que muchos ahorradores e inversores institucionales perderían dinero. Estas entidades, como en nuestro país, se han capitalizado con productos híbridos. Buena parte de su capital son las llamadas participaciones pasivas -una especie de acciones sin derecho de voto-, prácticamente similares a las cuotas participativas que emitió la Caja del Mediterráneo (CAM) en España. Con la normativa de las ayudas públicas, a estos instrumentos se les tendría que aplicar una quita para repartir las cargas de una recapitalización.

El destape de Londres

A diferencia de Alemania, el Reino Unido continúa aflorando pérdidas y falta de capital en sus bancos. La semana pasada, tras la realización de unos test de estrés, anunció que cinco de sus principales entidades tenían unas necesidades de recursos públicos de más de 31.000 millones de euros, que tendrían que cubrir antes de finales de este año, lo que sacudió las entrañas de la City de nuevo.
El Gobierno británico, en 2009, fue uno de los más activos en salvar a su sistema financiero. Entregó ayudas por valor de 120.000 millones, sobre todo a Royal Bank of Scotland y Lloyds. Ambos se encuentran todavía nacionalizados y en la actualidad requieren de más fondos para sobrevivir.
Pero sin lugar a dudas, Estados Unidos es el país que más dinero ha concedido a su banca. Allí estalló la crisis, con la quiebra de Lehman Brothers, y de extendió como castillo de naipes el crash financiero. Más de medio billón de euros se ha gastado Washington para sanear las entidades y algunas aseguradoras, como AIG. Ahora está recuperando buena parte del dinero. El rescate norteamericano es el que ofrece mejores resultados, pero todavía queda mucho trabajo por hacer.

Los grandes grupos, como en Europa, continúan limpiando sus balances en plena recesión mundial. Los ingresos no son suficientes para aguantar otro chaparrón y a ambos lados del Atlántico se suceden en los últimos meses anuncios de despidos masivos. La banca recortará otros 70.000 empleos, a los más de 200.000 realizados o en curso.

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