La música pintada por Vermeer, en la National Gallery de Londres
refleja la relación del pintor con el poder evocador de los instrumentos de la época
Nadie como Johannes Vermeer ha sabido plasmar la atmósfera que se respira en los interiores más íntimos donde se desenvuelve lo cotidiano de la vida. Su magistral tratamiento de la luz y el color se mantienen como una constante durante toda su obra, pero sobre todo se materializa en su manera de pintar la música, la gran fijación del pintor holandés. El concepto musical presenta diversas connotaciones en la pintura holandesa del siglo XVII. Igual servía para definir un estado de ánimo, que para ambientar una celebración o cerrar un trato.
Esa exploración de la música queda plasmada de una forma cautivadora en la exposición que acaba de inaugurar la National Gallery de Londres. Reúne cinco obras maestras de Vermeer y unas treinta pinturas de artistas holandeses que se exhiben junto a los instrumentos retratados en los cuadros como auténticos protagonistas de la exposición: cítaras, virginales, laúdes o guitarras se entremezclan con los cuadros para que el visitante pueda compararlos. Tres días a la semana, jueves viernes y sábado, la orquesta de laAcademy of Ancient Music interpretará en directo canciones de la época para intentar dar vida a los lienzos.
A diferencia de otras, la pintura musical aporta movimiento y vitalidad al incluir la sensación de sonido, que a lo largo de la exposición se distribuye en cinco salas donde se ponen de relieve las distintas interpretaciones que se pueden extraer en el ámbito familiar, amoroso y social, con pinturas de Gerard ter Borch, Gabriel Metsu, Jan Steen, Pieter de Hooch y Godfried Schalcken. Pero, sin duda, el principal atractivo de la exposición son los cinco lienzos de Vermeer. Su corta producción (se conocen unos 35 cuadros) convierte este evento en una cita ineludible.
Los dos cuadros de Vermeer de la National Gallery, «Dama tocando el virginal de pie» y «Dama sentada al virginal» están acompañados por «La lección de música», de la colección de la Reina de Inglaterra.«La guitarrista», pintado hacia 1672 y no expuesta al público anteriormente, constituye la joya de la colección, procedente delLegado Iveagh, de Kenwood House. «La exposición presenta una oportunidad maravillosa de entender el papel tan importante que desempeñó la música en el arte y la sociedad de Holanda durante el siglo XVII», comenta Betsy Wieseman, conservadora de pintura holandesa de la National Gallery.
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