jueves, 17 de octubre de 2013

Un fantasmón reabre su capa...

La extrema derecha se hace fuerte en Francia


El Frente Popular de Marine Le Pen aparece en las encuestas como la formación más votada para las elecciones europeas en un clima de creciente hostilidad a los inmigrantes.

Msn.

Jean y Marine Le Pen, en el Parlamento Europeo en una foto de archivo.
Jean-Marie y Marine Le Pen, en el Parlamento Europeo en una foto de archivo. | Efe
De tal palo tal astilla. Un refrán desgastado de tanto usarse pero que le viene como anillo al dedo, para seguir con las frases hechas, a Marine Le Pen, hija y sucesora política de Jean-Marie Le Pen. Aunque en este caso habría que añadir que la astilla ha crecido y ha superado al palo. Y es que el Frente Nacional (FN), fundado por Jean Marie y liderado ahora por Marine, recibiría el 24% de los votos si se celebraran ahora las elecciones europeas previstas para 2014. Así se desprende de un sondeo de IFOP publicado la pasada semana por Le Nouvel Observateur en el que el FN saca dos puntos de ventaja al centroderechista Unión por un Movimiento Popular y cinco al Partido Socialista, del actual presidente francés, François Hollande.
Una de los grandes avances que ha hecho Marine para superar a su padre ha sido el cambio de imagen del partido. “El relevo generacional ha hecho que se presente la formación de una forma más atractiva, que incluso puede gustar a las clases medias y a los jóvenes. Se ha separado de esa imagen de viejos nostálgicos e incluso colaboradores del nazismo que tenía antes. Ha conseguido que incluso parezca una opción moderna”, explicaJosé Ignacio Torreblanca, profesor de Ciencia Política y de la Administración en la UNED.

Ganan los extremos

Pero no ha sido una gran campaña de imagen lo que ha aupado a la formación de Le Pen en las encuestas. La crisis económica ha tenido mucho que ver. “Los corsés que impone la Unión Europea han llevado a que lospartidos de izquierda y de derecha adopten política similares. Así que cuando los votantes quieren buscar otras opciones se van a los partidos que se sitúan en los extremos”.
A las buenas predicciones de voto se sumó el domingo la victoria de su candidato en las elecciones cantonales de Brignoles. Laurent Lopez, de origen español, se impuso a la opción del UMP, Catherine Delzers, y se hizo con el poder, que hasta ahora ostentaba un alcalde comunista, de una población de 17.000 habitantes con un alto porcentaje de inmigrantes.

Contra el inmigrante

Precisamente la inmigración, uno de los pilares sobre los que se sustenta la creciente popularidad del FN, ha vuelto a ser uno de los temas candentes en Francia en las últimas semanas. Pero esta vez no ha sido el partido de Le Pen el que ha encendido la mecha del debate sobre la expulsión de los inmigrantes sin papeles. Ha sido el propio ministro del Interior el socialista Manuel Valls, el que defendió la pasada semana que los campamentos ilegales de gitanos rumanos y búlgaros deben ser desmantelados y sus pobladores devueltos a sus países de origen.
Una de esas deportaciones que defendía el ministro ha causado esta semana, cuando se ha hecho pública, un gran revuelo en el país galo debido a las formas en las que se ha llevado a cabo. Leonarda Dibrani, una chica kosovar y de etnia romaní de 15 años, fue sacada del autobús en el que hacía una excursión escolar para ser trasladada junto a su familia a Pristina, capital de su país. Leonarda, sus padres y sus cinco hermanos llevaban cuatro años y diez meses viviendo en Francia, por lo que les faltaban dos para regularizar su situación.
La medida ha reabierto el debate dentro del Partido Socialista, aunque Torreblanca asegura que hoy por hoy poco puede hacer Hollande. “El marco jurídico está muy determinado a la represión de los inmigrantes y medidas como ésta están dentro de la legalidad”, se lamenta. “El éxito de estos partidos de extrema derecha no es que llegan al Gobierno sino que condicionan como gobiernan los demás. En Francia se ha creado una maquinaria represiva que es lo primero que tiene que cambiar Hollande”, explica Torreblanca.
Unos cambios que en opinión del profesor pueden tardar en llegar. “Ahora mismo ningún gobernante tiene el incentivo de presentarse como el que relajó las normas de inmigración”, explica. Y más cuando los partidos como el Frente Nacional han convertido a los inmigrantes en el chivo expiatorio de la crisis. Una idea que cada vez va cogiendo más fuerza en otros países de Europa.

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