Hace unos meses dieron la voz de alarma las constructoras francesas. Ahora lo hacen expertos del sector financiero. España ha mejorado su competitividad y está minando la posición de Francia, a la que le resulta más barato en muchos casos comprar productos españoles.
Es una sensación extendida en el país vecino. Y el que lo ha dicho ahora es el economista jefe del banco francés Natixis, Patrick Artus, que se inquieta por la falta de competitividad de la economía de su país. Sus palabras son muy gráficas: “España nos está comiendo” con unos costos de producción más bajos. El tema no es baladí, porque Francia es el primer cliente de España, es decir es el país que más productos nos compra y si mejora nuestra competitividad cada vez les venderemos más y ellos cada vez suministrarán menos a su propio mercado. La cosa viene de lejos ya que en enero de 2014 las empresas de la construcción protestaron porque en los concursos de obra pública las empresas españolas estaban arrasando porque pueden pagar a sus trabajadores según las normas españolas, lo cual hacía sus ofertas imbatibles.
La otra derivada del asunto es el atractivo de un país y otro para atraer inversión foránea. Si España es más competitiva, atrae más dinero de fuera y eso es lo que está pasando.
Ahora, en una entrevista publicada por el diario económico Les Echos citada por Abc, Artus subraya los problemas de Francia para que la recuperación económica adquiera consistencia, en primer lugar por “un gran problema de competitividad” y porque las inversiones que se hacen dentro de la zona euro se decantan en favor de España.
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"España es un país que recibe inversiones enormemente. En ese país, la inversión aumenta rápido y hay un desplazamiento de la capacidad de producción al más barato. España nos está comiendo con costes de producción inferiores a los nuestros”, argumenta.
La causa de ese atractivo español es la llamada devaluación interna, es decir, la bajada de salarios y la mayor productividad del país. En Francia los sueldos y las cotizaciones sociales que tienen que pagar las empresas son bastantes mayores, pero a cambio tienen un estado del bienestar más potente, aunque ahora está en cuestión, y un nivel de renta mayor. A este dilema se enfrenta el Gobierno francés, que está eliminando derechos y rigidices porque muchos países de la zona euro y de la UE lo están haciendo.
En los últimos años la economía francesa, más sólida que la española, resistió mucho mejor a la crisis que la nuestra. Sin embargo, las previsiones para este año son que crecerá sólo un 1%, según el Gobierno de Hollande. El Ejecutivo español, por su parte, espera una progresión del producto interior bruto (PIB) de al menos el 2,4%.
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