Los fondos de inversión: bajo la lupa del supervisor
Alicia Miguel Serrano
La CNMV pretende que éstos se «desnuden»
antes de su contratación, pero además implica revisiones en la
información que las IICs hacen pública.
Con un entorno de tipos de interés bajo mínimos, una de las consignas más claras a la hora de invertir es que para obtener rentabilidad hay que asumir riesgos. Viendo los retornos anuales que ofrecen los depósitos y fondos con carteras muy conservadoras, por debajo del 1 por ciento, los inversores empiezan a sensibilizarse ante esta realidad.
Y también los proveedores de productos, que en lo que va de año han
renovado su oferta con fondos más atrevidos, de renta variable y mixtos,
mientras empujan sus carteras con objetivo de rentabilidad a una
transición desde la renta fija a la variable.
Consciente de que las gestoras están avanzando en el espectro de riesgo (con fondos con mayores plazos de inversión, riesgo de crédito, apalancamiento o activos más atrevidos), el supervisor de mercados español, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), puso ya hace unos años a algunos fondos de inversión bajo supervisión preventiva, con el objetivo de impedir que los 'malentendidos' vividos en otro tipo de vehículos se trasladasen al sector.
A principios de 2013, coincidiendo con el fin de la guerra del pasivo, el organismo anunció su intención de vigilar de forma preventiva los productos financieros hacia los que estaba migrando el capital saliente de los depósitos bancarios, es decir, los fondos más conservadores, tanto garantizados como no garantizados pero con objetivo de rentabilidad, y sobre todo de renta fija, para asegurarse de que la información que se presentaba y las prácticas de comercialización eran las adecuadas. Una supervisión destinada a prevenir, en vez de curar.
En esa misma línea, se ha profundizado recientemente en la transparencia que se exige a los fondos que persiguen un objetivo de rentabilidad, ya tengan o no garantía y ya sean de renta fija o variable, y especialmente a estos últimos, que se consideran complejos (y, que por tanto, requieren que se realice el test de idoneidad antes de su comercialización). Y además hay nuevas medidas para los fondos tradicionales de renta fija. Son requisitos que proporcionan renovadas armas al supervisor para exigir más transparencia.
«Queremos que el cliente conozca en qué está invirtiendo y los riesgos que asume», decía la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, en la presentación del plan de actividades para este año. Rodríguez destacaba dos fases: una primera de mercado, en la que autorizan los productos y una posterior de comercialización, en la se busca que éstos se «desnuden» ante el inversor. Es su forma de aumentar la protección para el minorista, sobre todo de cara a la comercialización de los fondos considerados complejos (aquellos con objetivo de rentabilidad de renta variable).
«La CNMV quiere facilitar a los inversores información que les permita hacerse una idea más acorde a la realidad sobre las expectativas de rentabilidad que puedan esperar así como de los riesgos asumidos», decía en un comunicado.
Pero ahí no queda todo. En un entorno que empuja inexorablemente y con más fuerza hacia el riesgo, la CNMV anunció recientemente «una revisión horizontal del contenido de la información cualitativa incluida en la información pública periódica de las instituciones de inversión colectiva», con el objetivo «de detectar hipotéticos riesgos en un momento temprano» y ser capaces de actuar a tiempo si es necesario. Es decir, el radar se amplía a todos los fondos y sicavs de forma que la CNMV revisará la información que emiten.
«En esa supervisión temprana siempre comprobamos que la relación rentabilidad-riesgo-precio es la correcta», decía Rodríguez, asegurando que «la supervisión de la comercialización de los productos financieros entre los inversores minoristas seguirá siendo una prioridad» para el organismo. Y para ello utilizará sus herramientas actuales y nuevas capacidades supervisoras que le ofrecerá la Ley de Financiación Empresarial, en discusión actualmente en el Senado.
Transparencia sí, pero para todos
En general, y aunque desde Inverco reconocen que suele haber puntos de desacuerdo con la CNMV, la industria de la gestión mantiene un diálogo fluido con el supervisor y valora que, gracias a la labor de todos, no ha habido sustos en el sector. También como parte positiva, los expertos consultados dan la bienvenida a las nuevas medidas de transparencia, al considerar que pueden ayudar a recuperar la confianza: «La transparencia en los mercados financieros es muy positiva para el buen funcionamiento de éstos, pues favorece la generación de confianza en todos los partícipes (y especialmente en los clientes minoristas), que consecuentemente se mostrarán más activos con sus inversiones», comenta Jesús Mardomingo, socio de Cuatrecasas Gonçalves Pereira.
Pero también demandan igualdad de condiciones para todos los productos financieros, algo que no existe actualmente. «La transparencia es bienvenida pero queremos que exista para todos los productos que están a disposición del ahorrador en las oficinas del distribuidor. No debería haber más exigencias para los fondos», reivindica Ángel Martínez Aldama, director general de Inverco, que demanda igualdad de obligaciones para crear un terreno de juego nivelado. Y, de hecho, las medidas recientemente anunciadas para los fondos no existen para fondos de pensiones, seguros o depósitos.
Con todo, esa igualdad en transparencia es el objetivo que se persigue con la próxima puesta en marcha, a finales de 2016, de la normativa PRIPS, que hará extensible a depósitos estructurados y seguros con componente de inversión una información similar al documento simplificado en los fondos, aunque los detalles, y los costes que supondrá para el ahorrador, todavía han de definirse. En cuanto a los fondos de pensiones, también tienen la obligación desde principios de febrero de ofrecer un documento resumen con las características del vehículo antes de su contratación, equiparable al folleto simplificado en los fondos.
Más transparencia, pero no gratis
La igualdad es necesaria en la medida en que una mayor transparencia no es gratis para las gestoras ni para los partícipes y podría encarecer, y hacer menos competitivos, unos productos frente a otros. «La supervisión cuesta y en los últimos siete años se ha asumido un importante coste en toda Europa», en inversión en departamentos de control o auditoría internos o como consecuencia de los nuevos protocolos de información, tanto ante la CNMV como ante el supervisor europeo, ESMA. «Hay más costes para todas las entidades, pero la regulación tiene un mayor peso en las entidades de menor tamaño, pudiendo afectar a su viabilidad», advierte Aldama.
Además, en el sector cuestionan que ciertas medidas sean realmente eficaces para mejorar la información del inversor. «El regulador está imponiendo nuevas obligaciones que suponen un aumento de la burocracia documental, con las consiguientes dificultades que origina y el aumento de los costes generados, que no necesariamente se verá reflejada en una mayor protección para los clientes, en el sentido de que puede generar, de alguna forma, una sobresaturación informativa», explica Mardomingo, que considera que la normativa existente tanto nacional como comunitaria, debidamente implementada y aplicada, «debería ser suficiente para una correcta protección de los clientes».
Consciente de que las gestoras están avanzando en el espectro de riesgo (con fondos con mayores plazos de inversión, riesgo de crédito, apalancamiento o activos más atrevidos), el supervisor de mercados español, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), puso ya hace unos años a algunos fondos de inversión bajo supervisión preventiva, con el objetivo de impedir que los 'malentendidos' vividos en otro tipo de vehículos se trasladasen al sector.
A principios de 2013, coincidiendo con el fin de la guerra del pasivo, el organismo anunció su intención de vigilar de forma preventiva los productos financieros hacia los que estaba migrando el capital saliente de los depósitos bancarios, es decir, los fondos más conservadores, tanto garantizados como no garantizados pero con objetivo de rentabilidad, y sobre todo de renta fija, para asegurarse de que la información que se presentaba y las prácticas de comercialización eran las adecuadas. Una supervisión destinada a prevenir, en vez de curar.
En esa misma línea, se ha profundizado recientemente en la transparencia que se exige a los fondos que persiguen un objetivo de rentabilidad, ya tengan o no garantía y ya sean de renta fija o variable, y especialmente a estos últimos, que se consideran complejos (y, que por tanto, requieren que se realice el test de idoneidad antes de su comercialización). Y además hay nuevas medidas para los fondos tradicionales de renta fija. Son requisitos que proporcionan renovadas armas al supervisor para exigir más transparencia.
«Queremos que el cliente conozca en qué está invirtiendo y los riesgos que asume», decía la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, en la presentación del plan de actividades para este año. Rodríguez destacaba dos fases: una primera de mercado, en la que autorizan los productos y una posterior de comercialización, en la se busca que éstos se «desnuden» ante el inversor. Es su forma de aumentar la protección para el minorista, sobre todo de cara a la comercialización de los fondos considerados complejos (aquellos con objetivo de rentabilidad de renta variable).
«La CNMV quiere facilitar a los inversores información que les permita hacerse una idea más acorde a la realidad sobre las expectativas de rentabilidad que puedan esperar así como de los riesgos asumidos», decía en un comunicado.
Pero ahí no queda todo. En un entorno que empuja inexorablemente y con más fuerza hacia el riesgo, la CNMV anunció recientemente «una revisión horizontal del contenido de la información cualitativa incluida en la información pública periódica de las instituciones de inversión colectiva», con el objetivo «de detectar hipotéticos riesgos en un momento temprano» y ser capaces de actuar a tiempo si es necesario. Es decir, el radar se amplía a todos los fondos y sicavs de forma que la CNMV revisará la información que emiten.
«En esa supervisión temprana siempre comprobamos que la relación rentabilidad-riesgo-precio es la correcta», decía Rodríguez, asegurando que «la supervisión de la comercialización de los productos financieros entre los inversores minoristas seguirá siendo una prioridad» para el organismo. Y para ello utilizará sus herramientas actuales y nuevas capacidades supervisoras que le ofrecerá la Ley de Financiación Empresarial, en discusión actualmente en el Senado.
Transparencia sí, pero para todos
En general, y aunque desde Inverco reconocen que suele haber puntos de desacuerdo con la CNMV, la industria de la gestión mantiene un diálogo fluido con el supervisor y valora que, gracias a la labor de todos, no ha habido sustos en el sector. También como parte positiva, los expertos consultados dan la bienvenida a las nuevas medidas de transparencia, al considerar que pueden ayudar a recuperar la confianza: «La transparencia en los mercados financieros es muy positiva para el buen funcionamiento de éstos, pues favorece la generación de confianza en todos los partícipes (y especialmente en los clientes minoristas), que consecuentemente se mostrarán más activos con sus inversiones», comenta Jesús Mardomingo, socio de Cuatrecasas Gonçalves Pereira.
Pero también demandan igualdad de condiciones para todos los productos financieros, algo que no existe actualmente. «La transparencia es bienvenida pero queremos que exista para todos los productos que están a disposición del ahorrador en las oficinas del distribuidor. No debería haber más exigencias para los fondos», reivindica Ángel Martínez Aldama, director general de Inverco, que demanda igualdad de obligaciones para crear un terreno de juego nivelado. Y, de hecho, las medidas recientemente anunciadas para los fondos no existen para fondos de pensiones, seguros o depósitos.
Con todo, esa igualdad en transparencia es el objetivo que se persigue con la próxima puesta en marcha, a finales de 2016, de la normativa PRIPS, que hará extensible a depósitos estructurados y seguros con componente de inversión una información similar al documento simplificado en los fondos, aunque los detalles, y los costes que supondrá para el ahorrador, todavía han de definirse. En cuanto a los fondos de pensiones, también tienen la obligación desde principios de febrero de ofrecer un documento resumen con las características del vehículo antes de su contratación, equiparable al folleto simplificado en los fondos.
Más transparencia, pero no gratis
La igualdad es necesaria en la medida en que una mayor transparencia no es gratis para las gestoras ni para los partícipes y podría encarecer, y hacer menos competitivos, unos productos frente a otros. «La supervisión cuesta y en los últimos siete años se ha asumido un importante coste en toda Europa», en inversión en departamentos de control o auditoría internos o como consecuencia de los nuevos protocolos de información, tanto ante la CNMV como ante el supervisor europeo, ESMA. «Hay más costes para todas las entidades, pero la regulación tiene un mayor peso en las entidades de menor tamaño, pudiendo afectar a su viabilidad», advierte Aldama.
Además, en el sector cuestionan que ciertas medidas sean realmente eficaces para mejorar la información del inversor. «El regulador está imponiendo nuevas obligaciones que suponen un aumento de la burocracia documental, con las consiguientes dificultades que origina y el aumento de los costes generados, que no necesariamente se verá reflejada en una mayor protección para los clientes, en el sentido de que puede generar, de alguna forma, una sobresaturación informativa», explica Mardomingo, que considera que la normativa existente tanto nacional como comunitaria, debidamente implementada y aplicada, «debería ser suficiente para una correcta protección de los clientes».
No hay comentarios:
Publicar un comentario