La salvación del euro se
encuentra en su atractivo
político
Incluso antes del lanzamiento del euro, numerosos economistas estadounidenses consideraban que el proyecto estaba condenado al fracaso, una iniciativa política erigida sobre una fundación económica endeble. “La unidad monetaria impuesta bajo condiciones desfavorables resultará ser una barrera al logro de la unidad política”, vaticinó Milton Friedman, el Nobel de economía, en un artículo escrito en 1997.
En momentos en que Grecia se dirige a un referendo que podría desembocar en el desmoronamiento de la moneda común, estos escépticos pueden sentir la tentación de proclamar a los cuatro vientos “se los dije”.
Es mejor que resistan la tentación. La crisis ha dejado al desnudo las fallas en la arquitectura de la divisa común, pero también ha confirmado su extraordinario atractivo político y eso podría ser su salvación.
Para muchos europeos, el euro ha pasado a simbolizar Europa. Pese a las penurias que acarrea convivir con el euro, vivir sin la moneda parecer peor. En Grecia y España, dos de los países más vapuleados durante la crisis financiera, el apoyo para preservar la moneda supera 70% en las últimas encuestas.
El apego de los griegos por el euro ha limitado el accionar de Alexis Tsipras. El primer ministro griego espera que los electores voten por el “No” en el referendo del domingo, lo que le permitiría negociar condiciones más favorables. En cambio, el temor a que tal opción conduciría a la expulsión del país de la zona euro está llevando a los votantes hacia la opción del “Sí”. Tal vez esa sea la razón por la que Tsipras esté en busca otro acuerdo con los acreedores.
Los economistas escépticos han sostenido desde hace mucho tiempo que Europa no reúne las condiciones para una unión monetaria exitosa. Sin tasas de cambio, la unión tiene la tarea de amortiguar los golpes que impactan a una región más que a otra con, por ejemplo, una fuerza laboral sumamente móvil que se desplace rápidamente hacia donde estén los empleos y una autoridad fiscal central que transfiera fondos desde las regiones fuertes a las débiles. La zona euro, sin embargo, carece de ambas funciones.
De todos modos, los temas económicos nunca han sido el factor único, ni siquiera dominante, a la hora de que elija una moneda. Estados Unidos fue una unión monetaria de hecho durante más de un siglo antes de contar con un banco central permanente y una política fiscal común.
Para los residentes de un país pequeño, el temor a ser sacudidos por fuerzas económicas globales o por las políticas inflacionarias irresponsables de un gobierno, puede aumentar el atractivo de adoptar la moneda de una economía más grande. En el reciente plebiscito sobre si Escocia debía independizarse del Reino Unido, los nacionalistas aseguraron que una Escocia independiente seguiría usando la libra esterlina. El gobierno británico, sin embargo, dijo que ello no era posible, lo que podría haber ayudado a inclinar la votación a favor del “No”.
La política ha sido un elemento central de la integración europea desde el inicio, primero como un medio de impedir que Francia y Alemania fueran a la guerra, y luego como una forma de consolidar la democracia en el continente. Cuando Grecia derrocó a una dictadura militar en 1974 su primer ministro, Constantino Karamanlis, buscó ser miembro de la Comunidad Económica Europea para resguardar la incipiente democracia y modernizar la economía. “Grecia pertenece a Occidente”, declaró.
Al resto de Europa le preocupaba que los izquierdistas retiraran a Grecia de su alianza estratégica con Occidente y, pese a los reparos de los tecnócratas, admitieron a Grecia en 1981. Consideraciones similares condujeron al ingreso de Portugal y España, que también acababan de regresar a la democracia, poco después. “Las consideraciones político democráticas pesan más que las económicas”, dice Eirini Karamouzi, historiador de la Universidad de Sheffield.
La unión monetaria era el próximo paso natural de la integración política y económica de Europa. Se pensaba que el euro mantendría el compromiso de una Alemania unificada hacia Europa y que los países de la periferia importarían las políticas e instituciones estables y disciplinadas características de los países del núcleo. Los electores de Italia, España y Grecia se sometieron voluntariamente a años de austeridad fiscal y monetaria para calificar.
El atractivo de la zona euro ha disminuido, no cabe duda, desde que irrumpiera la crisis en 2009. De todos modos, Estonia, Letonia y Lituania entraron, en gran parte para reorientar sus lazos geopolíticos desde Rusia hacia Europa.
Para quienes son parte de la zona euro, una salida podría no ser ninguna solución. España ya ha mejorado su competitividad mediante reducciones de precios y salarios. Una salida del euro podría ir acompañada de medidas populistas que perjudican el crecimiento de largo plazo. “Uno no sale del euro para convertirse en un país de libre mercado como Suiza. De deja el euro para transformarse en Argentina”, afirma Jesús Fernández-Villaverde, de la Universidad de Pensilvania.
Los griegos sienten que son víctimas de sus acreedores, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, muchos griegos todavía recuerdan la época en que las restricciones fronterizas y la debilidad de la moneda dificultaba los viajes al exterior, señala Stathis Kalyvas, politólogo griego de la Universidad de Yale.
A los griegos les preocupa que un retorno al dracma los empobrezca y de quedarse sin aliados en una región peligrosa. “Entre ISIS y Grecia hay solamente un país, Turquía”.
El atractivo político del euro no se puede dar por sentado. Pese que el respaldo al euro persiste, la confianza en las instituciones europeas, incluyendo el BCE y la Comisión Europea, se ha derrumbado. En algún momento, los votantes llegarán a la conclusión de que un regreso a su vieja moneda y sus viejas instituciones no significa que les vaya a ir peor que bajo la moneda y las instituciones europeas. Por ahora, el resto de Europa espera que los griegos no hayan llegado a tal extremo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario