Las pensiones vuelven a la bronca política. Pero en esta ocasión en un contexto muy diferente al de los últimos años. La Seguridad Social ha acumulado desde 2011 hasta 2016, según lo previsto por el Gobierno para el año próximo, un déficit equivalente a 38.974 millones de euros. Y lo que no es menos significativo. Al menos hasta 2019, según admite el Ejecutivo en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas, el sistema público de protección social no alcanzará el equilibrio presupuestario.
Nunca había sucedido nada igual desde que en 1995 -impulsado por el último Gobierno socialista de Felipe González- todos los partidos del arco parlamentario firmaron el Pacto de Toledo. Precisamente, en unos momentos en los que la Seguridad Social presentaba, como ahora, unos datos teñidos de dramatismo como consecuencia de la pérdida de empleo durante la recesión anterior y el envejecimiento de la población. Exactamente igual que sucede en estos momentos. No en vano, la Seguridad Social se ha comido en los últimos años la mitad del Fondo de Reserva. En total, 43.984 millones. Ese Fondo nació, precisamente, tras la firma del Pacto de Toledo. Y el Gobierno ya ha anunciado que sacará otros 6.200 millones el año próximo.
Ese clima de consenso en torno a las pensiones (8.300 millones de gasto al mes por catorce pagas) es el que ahora ha saltado formalmente por los aires, como se puso ayer de relieve en el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado.
Tanto el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como el líder socialista,Pedro Sánchez, utilizaron la Seguridad Social como principal argumento de su artillería política en el debate de totalidad de los Presupuestos a las puertas de unas elecciones generales.
“El Pacto de Toledo lo liquidó el señor Zapatero”, dijo Montoro. “Con usted como presidente [refiriéndose a Rajoy], las pensiones peligran y los pensionistas viven peor”, le había dicho antes el secretario general del PSOE. Los reproches llegaron al punto que hasta el ministro de Hacienda se desmarcó de la prolongación de la edad de jubilación, aprobada en tiempos de Zapatero, pero cuyo contenido no ha sido modificado ni en una sola coma por el actual Gobierno.
Y es que, según Pedro Sánchez, los presupuestos de la Seguridad Social sonirreales. Están sesgados al alza en cuanto a ingresos para enmascarar la política económica del Partido Popular, encaminada a ganar competitividad bajando los salarios, lo que afecta a la cuantía de las bases de cotización a la Seguridad Social. Pero para Montoro, lo que realmente se lleva por delante el sistema de protección social es una política económica que en la anterior legislatura destruyó más de 3,5 millones de puestos de trabajo.
Sea como sea, lo relevante es la debilidad financiera de la Seguridad Social, que acumula déficit tras déficit pese a que el ritmo de creación de empleo crece por encima del 3%, lo que significa más de medio millón de puestos de trabajo al año. La Seguridad Social ya ni siquiera puede culpar de sus desequilibrios entre ingresos y pagos al Estado, quien completó en 2013 la separación de las fuentes de financiación. Para el año 2016, ha comprometido 13.160 millones para financiar gasto como los complementos de mínimos (7.409 millones), las pensiones no contributivas (2.454 millones) o la protección familiar (1.532 millones).
Salarios y cotizaciones
La debilidad financiera de la Seguridad Social tiene que ver, sobre todo, con la evolución de la recaudación por cotizaciones sociales, que cayó en picado entre 2008 y 2014 (algo más de 9.000 millones de euros), lo que da idea de losproblemas de tesorería que ha tenido que soportar el sistema de de protección social desde el comienzo de la crisis.
A esta pérdida de cotización, como reconoce la Seguridad Social en su Informe Económico-Financiero de 2016, ha contribuido la reducción de empleos y el aumento de la tasa de parcialidad, que ha pasado del 17,8% en 2008 al 23,6% en 2013. Hay más empleo, pero los trabajadores cotizan sobre bases más bajas debido a las menores horas trabajadas y a la reducción de las nóminas.
Ahora, con la recuperación económica, el Gobierno estima en el proyecto de ley de Presupuestos que la Seguridad Social recaudará por cuotas el año próximo 117.242 millones, con un crecimiento de los ingresos de nada menos que de7.409 millones de euros. O lo que es lo mismo, el 6,75%. Es decir, casi el doble que el PIB nominal (con inflación) y muy por encima de lo que crecerá el empleo, según lo estimado por el Ministerio de Economía.
Si las cifras del Gobierno se cumplen, se estaría ante un inequívoco cambio de tendencia, toda vez que en los últimos años ha ocurrido justamente lo contrario. No sólo por la pérdida de empleo. También, como consecuencia del descenso de los salarios reales.
En 2012 las bases medias de cotización en el régimen general (por lo que realmente se cotiza) llegaron a descender un 0,22%, un fenómeno inédito en la reciente historia económica de la Seguridad Social. En los años anteriores, habían crecido siempre entre 3% y un 5%, lo que da idea del cambio de tendencia que ha acabado por deprimir la salud financiera del sistema de protección social público. Las bases media de cotización se sitúan hoy ligeramente por encima de los 1.730 euros, una cifra muy parecida a la que existía antes de la crisis en términos reales.
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