Un Plutarco deportivo del siglo XXI habría encontrado en Lewis Hamilton y Fernando Alonso dos personajes ideales para sus 'Vidas Paralelas'. Grandes rivales deportivos en 2007, considerados como los dos mejores pilotos de su generación, el primero acaba de lograr su tercer título, mientras que el segundo lo persigue con ahínco en medio de la bruma técnica, confiado en que su última gran apuesta en la Fórmula 1 acierte como la del británico.
Dos pesos pesados condenados a enfrentarse viajan, sin embargo, por vías paralelas, confirmando que el talento no garantiza el éxito en esta selva en la que se trata, también, de elegir el momento y el sitio adecuado. Ayer, el Gran Premio de Estados Unidos escenificó el gran contraste que viven Alonso y Hamilton en sus respectivas carreras por sus decisiones estratégicas. ¿Está haciendo justicia la Fórmula 1 a ambos?
Más palmarés en menos tiempo
"Ha sido una de las mejores carreras de mi trayectoria. La considero así aun con un resultado fuera de los puntos". Con gesto cansado, Alonso delataba ayer una vez más la frustrante paradoja deportiva en la que vive: sus actuaciones más inspiradas producen resultados mediocres. En el otro extremo, Hamilton se arrodillaba emocionado en la sala del podio, rezando para agradecer su tercer título. "No sé lo que haré a partir de ahora, pero no hay nadie a quien quiera igualar o emular a partir de ahora". El británico se refería a Ayrton Senna. El mismo objetivo de Alonso, que tan inalcanzable se antoja hoy.
"Espero que vuelva a luchar delante, donde merece estar, tan pronto como sea", escribía Hamilton sobre el español en su columna personal el pasado abril. "He dicho muchas veces que le considero mi rival más rápido y de más talento, creo que es uno de los mejores pilotos que la Fórmula 1 ha visto". Sin embargo, debe resultar duro para el español comparar sus respectivos datos. Alonso debutó en 2001. Hamilton, en 2007. En 251 carreras, el español lleva32 victorias y dos títulos. El británico, 43 victorias y tres campeonatos con 164 carreras y cinco temporadas menos en la Formula 1. Parte de estos resultados se explican por algo más que el talento.
Cada uno ha echado sus dados
En la segunda parte de 2012, Ross Brawn le puso a Hamilton sobre la mesa la hoja de ruta con la tecnología híbrida: objetivos, medios económicos, técnicos y humanos. Lauda ayudó a rematar la faena desde el punto de vista psicológico y personal. Y Hamilton arriesgó todo su capital deportivo en el equipo alemán. Antes de llegar a Mercedes contaba con 21 victorias. En solo dos años (2014 y 2015) ha igualado la misma cifra.
Hamilton acertó al abandonar McLaren. Alonso abandonó la apuesta de Ferrari, tan fallida. Aunque la diosa Fortuna se apartara en algunos momentos clave.Abu Dhabi 2010, la carambola de Grosjean en Spa 2012 y la cuchilla de Raikkonen en Suzuka, ese Vettel embestido brutalmente en Brasil que terminaba la carrera con los puntos necesarios para lograr su tercer título... El destino de Alonso también podía haberse escrito con otras líneas.
Alonso también apostó por ese paisaje idílico de futuro que le pusieron sobre la mesa de Woking y Sakura. Y como Hamilton en su día con Brawn y Lauda, se ha jugado una decisión que marca parte de su carrera. Puede que en 2016 McLaren y Honda no se parezca al equipo actual. Puede que hasta salten algunos fusibles inesperados en los próximos meses. A día de hoy aún no es posible conocer el resultado final de dicha apuesta, pero sí el panorama actual.
Cuando todas las piezas se encajan
No hay mayor estabilidad para un piloto que un monoplaza ganador. Ayuda a encajar todas las piezas en la vida. Hamilton recoge ahora los frutos de una inspirada elección que le ha proporcionado uno de los monoplazas más competitivos de la historia. Con semejante base, un piloto se asienta mental y emocionalmente. El británico ha refinado su pilotaje, ha profundizado en su comprensión técnica de la Fórmula 1. Y ha modelado su personalidad desbocada y emotiva de tiempo atrás para convertirse en un personaje de naturaleza zen. Viviendo a tope por el camino una vida de realización personal al margen de la Fórmula 1.
"Absorbiendo todo, mirando al coche, obviamente pilotando, pero solo asimilando… y pensando que no se cuántas veces voy a estar en esta posición de nuevo, estaba disfrutando del momento y me sentía realmente bendecido.Adoro pilotar este coche, y también dónde estamos". Así se expresaba un extasiado Hamilton al ganar en Sochi. Ayer, en Austin, había culminado las ambiciones de su carrera deportiva.
"El testigo, por mí y por Ayrton"
"Pensé que ganaría campeonatos en este equipo, y es por lo que me cambié aquí", explicaba Hamilton tras lograr su tercer título. "No fue nunca una cuestión de 'a ver qué pasa', hice mis deberes, y pensé que era la elección adecuada". El británico cambió su vida con aquella gran apuesta. ¿Lo conseguirá en el futuro Alonso con la suya?
"Siento que he tomado el testigo ahora por mí y por Ayrton, y lo voy a llevar tan lejos como pueda, con tanta fuerza como pueda, y veré hasta dónde puedo llevarlo". No parece que el tercero vaya a ser el último título de Lewis Hamilton...
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