La tercera jornada de la fase de grupos de la Champions League ha marcado un punto de inflexión en las relaciones de Mediapro y Telefónica de cara a un acuerdo sobre la retransmisión de los derechos del fútbol, que cada vez se antoja más complicado. El tiempo corre en contra de la productora en la misma medida en que favorece las expectativas de la operadora para rebajar el precio de la operación. Mediapro ha reducido, al menos de manera extraoficial, las pretensiones iniciales de su oferta, que ha pasado de 180 a 130 millones de euros. Demasiado dinero, en todo caso, para Telefónica, que tendría que asumir un coste efectivo por cada partido televisado de casi 15 millones de euros.
El encuentro de anoche disputado por el Real Madrid con el Paris Saint Germain representaba un desafío en la capacidad de resistencia de Movistar+ como plataforma de referencia a la hora de complementar su oferta 'premium' en el aérea de deportes. A diferencia de lo ocurrido años atrás con el antiguo Canal+, la nueva filial de Telefónica no está dispuesta a pagar cualquier precio por los derechos de la que está considerada como la más importante competición continental a nivel de clubes. La imposibilidad de acceder al partido del equipo blanco era una amenaza para Movistar+, dada la supuesta decepción que podría generar entre sus 3,8 millones de abonados.
Por desgracia para los intereses de Mediapro, la multinacional que presideCésar Alierta no solo no ha perdido clientes sino que incluso ha incrementado su base comercial desde que se anunció la adquisición de Digital+. Telefónica ha reforzado, en consecuencia, su posición negociadora y cada jornada de Champions que pasa sin un acuerdo más se encarece el producto en términos relativos. A fecha de hoy, y en el mejor de los escenarios, que implicaría dos equipos españoles en las semifinales del torneo el próximo mes de mayo, el número de partidos que realmente atraen la atención de los telespectadoresse reduce exclusivamente a nueve.
Las opciones de una oferta de pago competitiva con la Champions son prácticamente imposibles teniendo en cuenta que un partido de los grandes se da en abierto
Las cuentas de Telefónica son muy claras y se fundamentan en la necesidad de que el Real Madrid y el Barça se mantengan vivos en las tres rondas -octavos, cuartos y semifinal- que componen la Champions League. Hay que tener en cuenta que uno de los dos partidos que disputan ambos equipos es retransmitido en abierto por Antena 3 y la televisión pública catalana TV3. En definitiva, los operadores de pago solo pueden capitalizar en su parrilla tres partidos de la fase de grupos y, como mucho, otros seis de las eliminatorias que tendrán lugar a partir de febrero. Los 130 millones suponen un coste unitario de 14,4 millones de euros, un importe que es imposible de rentabilizar si se tiene en cuenta que el mercado potencial de abonados que atrae el fútbol televisado está limitado a 200.000 hogares.
Los observadores más suspicaces están convencidos de que Telefónica doblará la rodilla a partir del año próximo, cuando vence también la promoción de la oferta televisiva (9,90 euros al mes por el fútbol español) forzada por la guerra de precios planteada por Vodafone y Orange. Sin embargo, y pese a todo, la fuerza comercial de Telefónica parece imbatible de momento y nada tendría de extraño que Movistar prorrogara en 2016 las ventajas de su propuesta actual antes de pagar el sobreprecio que reclama Mediapro por televisar los partidos de la Champions.
El planteamiento de la productora que preside Jaume Roures se fundamenta en la obtención de un importe mínimo garantizado de tres euros por cada abonado de Movistar. Telefónica está dispuesta a aceptar este modelo comercial pero sin que ello implique la asunción del coste total por anticipado. En otras palabras, la operadora admite incorporar en su oferta el precio de referencia que fija Mediapro pero no efectuaría ningún pago a su proveedor hasta no tener garantizados los ingresos en su cuenta de resultados. La productora tendría, en suma, que aceptar su papel de intermediario y cobrar prácticamente a comisión.
Mediapro quiere asegurar un ingreso mensual de tres euros por cada uno de los 3,8 millones potenciales de clientes que en estos momentos tiene Movistar
En declaraciones al diario 'Expansión', Roures ha asegurado esta semana que ha ofrecido a Telefónica unas “condiciones mejores que a los rivales”. Es la primera vez que el presidente de Mediapro habla en estos términos porque hasta ahora siempre había sostenido que la CNMC le exigía “que a todos los operadores se les trate de la misma manera”.
Frente a los 180 millones que pedía en agosto, Roures está dispuesto ahora a conformarse con 130. Este cálculo se obtiene de multiplicar los aproximadamente 3,8 millones de abonados que tiene Movistar+ por los tres euros que se cobraría a cada cliente y los 11 meses sobre los que se calculan estos derechos. Con el resto de los operadores, Roures asegura que Mediapro ha acordado distintas fórmulas que pasan por un precio de ocho euros al mes y un precio mínimo garantizado del 40%.
Mediapro se adjudicó los derechos de la Champions hasta 2018 en una puja sindicada junto con Antena 3 y TV3, y por ello, de cómo se libre el resultado de este primer pulso futbolístico, se desencadenará la posición de fuerza que Telefónica y Mediapro puedan tener de cara a la negociación de las próximas dos temporadas. Y en este contexto, por primera vez en años, Mediapro corre el peligro de no rentabilizar los140 millones de euros anualesque, según fuentes del mercado, ha desembolsado para hacerse con los derechos.
La productora catalana sigue buscando desesperadamente mercados en los que rentabilizar su inversión tras los problemas de visionado recurrentes que ha tenido en las últimas semanas a través de TotalChannel. Ayer, poco antes del comienzo del partido del Real Madrid contra el Paris Saint Germain, Mediapro anunció que había llegado a un acuerdo con YouTube para que las retransmisiones de Bein Sports también se puedan seguir a través de esta popular red social previo abono. Se trata de la última maniobra para evitar otra avalancha de quejas en el momento más delicado de las conversaciones con Movistar+.
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