“Fue Alain (Prost) quien pilotó el coche primero y en su tercera vuelta fue 1,5 segundos más rápido que los rivales. Fue uno de esos momentos surrealistas, casi como una película a cámara lenta, todos nos mirábamos unos a otros preguntándonos cómo podía ocurrir algo así”. Ron Dennis recordaba el primer día de 1988 en el que Honda y McLaren se estrenaban juntos en el asfalto de Imola. Desde aquel día hasta 1991 llegaron ocho títulos mundiales y 44 grandes premios.
Es enorme el contraste con esta cuarta etapa de Honda en la Fórmula 1. “Sabríamos que no era fácil, pero quizás no imaginábamos que sería tan duro. Ciertamente, no imaginaba lo que íbamos a encontrarnos desde el punto de vista tecnológico”, ha reconocido Yasuhisa Arai esta temporada.
Independientemente del error de cálculo de Honda con la tecnología híbrida, la experiencia reciente de los fabricantes nipones invita a plantear si el singular enfoque cultural y empresarial nipón puede obstaculizar su triunfo en la Fórmula 1. Porque ni Honda ni Toyota han logrado ni títulos ni victorias desde 1991 a pesar de sus ingentes recursos económicos.
Los dardos 'amables' hacia Honda
Es cierto que Honda había empezado con aquel proyecto turbo en 1983 y el producto llegó maduro a McLaren, que contaba un formidable equipo técnico para el chasis del famoso MP4/4. Hoy, la falta de experiencia y un reglamento restrictivo juegan en contra. Pero bajo la corteza de la cortesía y respecto entre ambas organizaciones, también se han detectado esta temporada las larvas de los encontronazos culturales.
Primero fue McLaren quien ofreció sus técnicos para ayudar a Honda. “Tenemos una gran base de conocimiento que podemos compartir con ellos, lo estamos intentando, depende de ellos escuchar y utilizarlos o no”. Éric Boullier y su equipo se ofrecieron a medida que se comprendían las carencias de Honda. Con poco éxito al principio.
Arai y Honda: "Nones"
Las fisuras parecían abrirse con el transcurso de la temporada. “Honda debería haber buscado la experiencia de otros fabricantes (contratando personal), quizás debería hacerlo”, también avisaba públicamente Boullier este verano. Desde McLaren se exigía que Honda acelerase el ritmo según las necesidades de la competición, y no las del programa a largo plazo de la empresa. “Si estás en Fórmula 1, es para hacer Fórmula 1, ya seas africano, inglés o japonés. Si estás aquí, tienes que hacerlas como se hacen en la Fórmula 1 y a su nivel”. Boullier ha tenido mucho trabajo este año.
Pero el propio Arai rechazaba públicamente en el Gran Premio de Gran Bretañacualquier aportación externa. La unidad de potencia es competencia exclusiva y excluyente de Honda, que rechaza importar técnicos de experiencia en la Fórmula 1 “Es muy difícil”, justificaba Arai, “por un lado, por nuestros métodos de trabajo. Cada compañía es diferente. Y para un experto sería muy difícil involucrarse en nuestra compañía. Necesitaría uno o dos años (para integrarse)”.
Honda ya había salido por la puerta de atrás en 2008, acompañada por Toyota yBMW. Los resultados fueron paupérrimos desde que se asociara con BAR en 2000 y tomara el control del equipo en 2006. Con casi 400 millones de euros de presupuesto, en su último año cada punto logrado por el equipo le costó 29 millones. A Ferrari, 2.4. Llamaron a Ross Brawn para poner orden. “En Honda pensaban que tenían el mejor motor de la parrilla, y hubo que dejarles muy claro que no era así. Tampoco era el chasis. ¡estos eran los hechos”, recordaba el propio Brawn, al respecto del autismo tecnológico de Honda.
Imponiendo forma de pensar y cultura
Toyota fue otro claro ejemplo de derroche económico sin resultados. Ni una victoria desde 2002 a 2009, para un equipo que contaba con el mayor presupuesto de la Fórmula 1 durante años,y hasta dos túneles de viento en su sede de Colonia. El año de su retirada el fabricante fue quinto de la clasificación. Nunca pasó del cuarto puesto.
El italiano Jarno Trulli, uno de los pilotos más importantes en Toyota, recordaba recientemente su experiencia con el fabricante japonés, con resonancias actuales evidentes. “Los japoneses trabajan de forma diferente. Se debe a su cultura y no tiene sentido pensar que puedes cambiar esto. Vista la ritmo a la que se mueve la Fórmula 1, una gran compañía como esta no reacciona rápidamente. El objetivo de Toyota era triunfar en la Fórmula 1 imponiendo su forma de pensar propia, su cultura y eso fue lo que la mató. Querían hacerlo a su manera, la japonesa, y fracasaron”.
¿Volvera Honda a tropezar en la misma piedra?
Toyota sufrió de parálisis por la burocracia nipona, las diferencias culturales y las distancias con Europa. El orgullo autóctono frente al extranjero, un inconsciente colectivo tan diferente al occidental, sus principios de organización social y laboral, el consenso y la armonía del grupo tan importante en sus organizaciones de fuerte jerarquía, la lengua, una minuciosa metodología donde el camino es tan importante como el resultado… Con Honda nuevamente en liza, ¿será cierto o no que la cultura nipona choca con la Fórmula 1 en esta etapa de extraordinaria complejidad tecnológica?
A diferencia del mundo de las dos ruedas, Japón no ha vuelto a triunfar en la Fórmula 1 desde aquel 1991 con Ayrton Senna. Desde todas las instancias de McLaren se destaca el extraordinario potencial tecnológico de Honda. Tras contribuir a la peor temporada en la historia del equipo, el fabricante japonés tiene la oportunidad de demostrar que estas dos largas décadas serán solo un paréntesis.
Y puede que, en cierta manera, el “samurai” Alonso esté viviendo un auténtico ‘master’ en el que estará conociendo de primera mano las raíces que alimentan sus ideales.
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