viernes, 4 de diciembre de 2015

La Izquierda, comprometida....

La izquierda quiere darle la vuelta a las encuestas en Asturias

Los partidos esperan convencer a los indecisos durante una campaña que arranca un día después de que el CIS augure la victoria de la coalición entre PP y Foro
Luis Ordóñez

LUIS ORDÓÑEZ

@LORDOLORDOR
VIERNES 04 DE DICIEMBRE DE 2015
Hace tiempo que se difuminó del todo la delgada línea que pudo separar alguna vez la precampaña de la campaña electoral. Han sido semanas, sino meses, de actos, apariciones en programas de televisión, debates más o menos cojos; el caso es que en la víspera del arranque de unas de las elecciones que se presumen más reñidas y repartidas en la historia de la restauración de la democracia, los partidos asturianos se desayunaron (más bien almorzaron porque se presentó pasado el mediodía) con la última encuesta del CIS antes de las elecciones. Y tenía una predicción tajante, una victoria clara del centro derecha --que ha unido sus esfuerzos en Asturias con la coalición entre PP y Foro-- a la que augura 3 escaños por dos que le concede al PSOE, uno para Podemos, otro para Ciudadanos, y uno más para Izquierda Unida-Unidad Popular hasta sumar los ocho asientos que le corresponden al Principado en el Congreso.
Ante estas expectativas los partidos situados a la izquierda del espectro ideológico se han conjurado para tratar de darle la vuelta a las encuestas, cada uno de forma distinta y por diferentes motivos. El partido socialista, que tiene en Asturias uno de sus más fieles feudos de poder autonómico y municipal, no siempre ha conseguido trasladar esa fortaleza a las elecciones generales. La mayoría de los sondeos, y también los promedios de encuestas, señalan la alta probabilidad de que el PSOE de Pedro Sánchez quede como segunda fuerza en el parlamento nacional, acosado por el auge de partidos emergentes --con Ciudadanos pescando votos en el caladero del centro y Podemos entre los más jóvenes y a la izquierda-- y con la expectativa de rondar el centenar de escaños en el mejor de los casos. El partido socialista asturiano ha logrado vencer en número de votos en los últimos tres comicios autonómicos (incluso cuando Foro le sobrepasó en escaños en la Junta) pero la cifra de sufragios ha sufrido un descenso constante. Ahora, con el lema 'Un futuro para la mayoría', los socialistas quieren darle una vuelta al viejo argumento del voto útil e insistirán en los días de campaña en que son la única fuerza capaz de sumar suficientes apoyos para poder plantear una alternativa de gobierno a Mariano Rajoy. La España que se hará visible en el parlamento después del 20-D tiene ya poco que ver con la que se conocía al comienzo de la legislatura y el pacto no escrito en la cámara de baja de respetar que gobierne la lista más votada se ha quedado obsoleto. Tal y como siempre ha ocurrido en ayuntamientos, autonomías y todos los sistemas parlamentarios del mundo, podrá gobernar el que sume mayor número de apoyos entre varios grupos. 
Podemos necesita también darle la vueltas a las encuestas. El partido morado golpeó el primero y golpeó fuerte con su aparición explosiva en las elecciones europeas de 2014 donde logró 5 escaños sin que nadie lo espera. Claro que aquellos fueron unos comicios de distrito único en el que todo el país se toma como una sola circunscripción y no hay correctores de voto en busca de proporcionalidad como sí se da en las elecciones autonómicas o generales. Después de una peculiar luna de miel con el electorado que duró hasta comienzos de este 2015 y en el que algunas encuestas llegaron a ponerlos en cabeza de las expectativas de voto, los de Pablo Iglesias aguantaron el tipo en las elecciones municipales gracias sobre todo a alianzas con plataformas como Ahora Madrid o Barcelona en Común y en Asturias lograron un resultado potente en Oviedo que les colocó como segunda fuerza y como tercera en Gijón. Los desacuerdos con PSOE e IU en esta segunda ciudad le entregaron la alcaldía a Foro, la fuerza más votada, y a punto estuvieron de romper todo el entendimiento fraguado con los socialistas en la capital, a quienes dieron el bastón de mando en el último minuto para evitar que Agustín Iglesias Caunedo renovara su mandato. Tanto a nivel nacional como autonómico, Podemos quiere hacer valer el argumento de que cada sondeo les ha dado una expectativa de voto menor de la que han logrado en cada elección y aspiran a convencer a un amplio porcentaje de indecisos en los días que restan de campaña.
En Izquierda Unida (que concurre a estos comicios aliada con la plataforma Unidad Popular) también quieren ante todo vencer a las encuestas. Los resultados de las autonómicas resultaron una debacle para la coalición en casi todo el estado, menos en Asturias donde el arraigo de la formación es mayor y donde además contaron con el tirón de un candidato tan conocido como Gaspar Llamazares como cabeza de cartel para entrar en la Junta General. El escaño de IU por Asturias es histórico desde la legalización del PCE y las primeras elecciones democráticas cuando eligieron a Dolores Ibárruri, anciana y recién retornada del exilio, como cabeza de lista por Asturias. En este mes final de 2015 la coalición aspira a mantener ese asiento en el Congreso en un momento en que los mejores sondeos auguran que puedan sacar entre cuatro y cinco después del 20-D.

Paz aparente

Al otro lado del espectro político la tranquilidad es sólo aparente. La derecha reunificada en Asturias (con el acuerdo de coalición pactado entre Foro y PP apenas unos días antes de que se cumpliera el plazo de la Junta Electoral para comunicar a los candidatos) se presenta como la fuerza más fuerte. A la vez, los sondeos llevan semanas anunciado un empuje creciente de Ciudadanos (que en Asturias logró 3 escaños en las autonómicas) llegando algunas a situar a los de Albert Rivera como segunda fuerza política. El PP espera revalidar la victoria de Rajoy pero lejos, muy lejos ya, de la enorme mayoría absoluta que logró hace cuatro años. En todos los cálculos se da como combinación más probable un entendimiento entre los conservadores y el partido naranja que permitiera a Rajoy sumar los votos suficientes para aprobar su segunda investidura. Pero queda por saber qué precio exigiría Albert Rivera si se diera esa situación hipotética y si podría llegar a ser demasiado alto, exigiendo, quizá, la cabeza del propio Rajoy.
Además, en la coalición de PP y Foro han aparecido algunas grietas. La primera cuando Foro Gijón votó no participar en los actos conjuntos de ambas formaciones durante la campaña electoral. Después de ir disolviéndose lenta pero inexorablemente, la fuerza del partido de Álvarez Cascos tiene como única plaza fuerte la alcaldía de Gijón y el equipo de Carmen Moriyón prefiere mantener una distancia prudencial que les permita mantener un margen de maniobra suficiente de cara al futuro. Tampoco el propio Francisco Álvarez Cascos ha podido olvidar los reproches que le lanzaron desde el PP cuando fundó su propio partido y a comienzos de esta semana presumió, durante la presentación de un libro, de que ahora el PP necesita de sus 'asaltaescaños' (así les llamaron) para revalidar la victoria de Rajoy. Anoche, Cascos acudió a la pegada de carteles conjunta de PP y Foro en Oviedo, pero se mantuvo aparte, lejos de los focos y tratando de evitar la foto de su regreso a la gran casa conservadora. Rondó en silencio la vuelta al partido que hace un lustro dejó entre ruido y furia.

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