Las fusiones bancarias que vienen
Rose Marie Boudeguer Yerkovic
Los resultados de los bancos españoles en 2015 han sorprendido positivamente. La mayoría de los grandes bancos logró incrementar sus beneficios, que en total se elevaron un 7% respecto al año anterior.
El crecimiento de la economía española ha permitido un aumento del crédito otorgado por las instituciones financieras y se prevé que, aunque a menor ritmo, la economía siga repuntando. No obstante, el sector bancario está pasando por dificultades para rentabilizar su negocio doméstico. Los resultados se encuentran bajo considerable presión por varias razones, como unos tipos de interés en niveles muy bajos que presionan al máximo el margen de intermediación y un contexto de mayor competencia, mayor regulación y el elevado nivel de contingencias que hay que provisionar. Si bien este último factor se irá moderando en el tiempo, los tipos de interés en mínimos, la fuerte competencia y la regulación seguirán pesando sobre la rentabilidad de la banca en España.
Por eso, el supervisor bancario español y otras voces autorizadas han afirmado recientemente que queda margen para la consolidación del sector con el fin de aumentar su rentabilidad. En este contexto de tipos de interés en mínimos, en el que la rentabilidad no se puede obtener a través del margen de intermediación, hay que buscar volumen. Asimismo, el entorno más competitivo, más exigente y sometido a mayores incertidumbres lleva a que la dimensión de los bancos sea clave.
No obstante, habría que recordar que la concentración bancaria en España es ya bastante alta. Está muy por encima de Francia, Italia y Alemania y se sitúa en la media de la Eurozona. Las cinco mayores entidades bancarias españolas tienen una participación de mercado del 60%. Por lo tanto, aunque todavía queda lugar para la consolidación, tampoco debería exagerarse. La concentración puede tener sentido en las entidades más pequeñas, pero no en las mayores, que se verían sujetas al aumento de las exigencias regulatorias al convertirse en entidades "muy grandes, para caer".
También se confía en que la concentración sirva para aumentar la eficiencia de la banca aunque la de la banca española también es bastante alta - muy superior a la de sus homólogas europeas - y ha sido una de sus ventajas competitivas desde la década de los noventa. Los costes operacionales representan sólo un 47% del margen ordinario frente al 59% en la Eurozona.Y esta eficiencia se ha mantenido a pesar de la crisis, ya que la banca compensó el desplome de ingresos y las pérdidas por impagos con un drástico reajuste de costes que se saldó con la reducción de casi un tercio de las oficinas y una cuarta parte del número de empleados que trabajaba en el sector.
Así pues, ahora tocaría actuar dentro de ese ratio de eficiencia para lograr más ingresos. Actualmente, la banca española tiene en términos comparativos más oficinas por habitante que el promedio europeo. No obstante, los empleados no sobran. En España hay menos empleados bancarios por habitante que en el resto de la Eurozona. Hay más oficinas, pero son más pequeñas, emplean a menos personas, en muchas de ellas hay sólo tres empleados y es muy posible que eso les reste potencial para aumentar la venta cruzada o el asesoramiento a clientes, de forma que al final el total de activos por oficina aumente. En este contexto, hay recorrido para el recorte de oficinas, pero no tanto para el recorte de empleados. La mayoría de ellos cuentan con una experiencia y formación que puede ser difícil y costosa de recuperar. Los avances en la penetración de la banca digital en España, unidos a la apuesta por la formación constante en asesoría y gestión, y la implantación de una cultura y estándares de ética adecuados permitirá que las entidades saquen más provecho de su capital humano y vendan más productos y más rentables.
A lo que yo añadiría alguna de las máximas de un antiguo profesor de finanzas, quien pensaba que una de las virtudes esenciales de un banquero debía ser la prudencia, especialmente en relación con sus clientes de pasivo - los depositantes - que confían en la solidez y la garantía de la institución. En resumen, sí al crecimiento, pero manteniendo la solvencia.
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