martes, 2 de agosto de 2016

El Crudo marea al BCE....

El petróleo ha vuelto a pegar un tirón a la baja. Aunque ya no se mueve en los niveles de principios de año, cuando llegó a perder los 30 dólares para el Barril de Brent, el principal indicador en Europa, cada vez está más lejos de los 50 dólares, nivel alrededor del que se había estabilizado desde hace meses.
En este inicio de agosto, tanto el Brent como el West Texas han caído hasta los 42 y 40 dólares para cada barril, respectivamente. Este nuevo retroceso tiene varias causas. Los inversores ya no lo ven tan claro, sobre todo después de comprobar cómo está el nivel de reservas de crudo a nivel mundial. La agencia 'Reuters' vuelve a advertir de un exceso de oferta con respecto a la demanda, lo que está llevando a los inversores a deshacer sus posiciones alcistas a largo plazo.
Evolución del petróleo en los últimos seis meses. (Bloomberg)
Evolución del petróleo en los últimos seis meses. (Bloomberg)
El aumento de la oferta tiene varios focos. Los analistas de Commerzbank señalan que países OPEP como Nigeria e Irak han incrementado su producción. Por otro lado, las plantas de extracción de petróleo a través de fracking en Estados Unidos y Canadá han mejorado su eficiencia, por lo que han retomado la actividad en muchos pozos dado que ya no necesitan un precio tan alto del petróleo para que sea rentable.
Planta de extracción de petróleo en Texas. (Reuters)
Planta de extracción de petróleo en Texas. (Reuters)
Así, el nivel de reservas de crudo se ha situado en su punto más alto dos décadas, según los datos que maneja 'Bloomberg'. Y esto a su vez está llevando a los analistas a considerar que el precio seguirá descendiendo. El nuevo escenario vuelve a golpear otra vez a las empresas que trabajan con esta materia prima. El exceso de oferta ha vuelto a notarse de forma negativa en los últimos resultados de las dos petroleras más grandes del mundo, Exxon y Chevron.
Sin embargo, no sólo el sector del petróleo se ve afectado por la caída de los precios del crudo. Sus efectos tienen una dimensión global en la economía. Los bajos precios son agua de mayo para los consumidores. Por ello, tanto empresas como familias sienten un desahogo en sus bolsillos al conseguir un abaratamiento de la factura energética.
Donde no se verá con tan buenos ojos este nuevo descenso del oro negro es en Fráncfort. Con una nueva bajada del petróleo, y por consiguiente de los combustibles, de poco sirve los esfuerzos del Banco Central Europeo para intentar llevar la inflación al 2%, objetivo principal que tiene el BCE entre sus atribuciones. El nuevo tirón a la baja provoca directamente un estancamiento del IPC, que aunque sube cuando se mide el subyacente (descontados el precio de la energía y los alimentos), el real no consigue acercarse al 2% que tiene marcado entre ceja y ceja Mario Draghi.
Edificio del Banco Central Europeo. (EFE)
Edificio del Banco Central Europeo. (EFE)
Lo peor es que el efecto que produce un bajo precio del petróleo sobre la inflación hace inútiles las medidas implementadas por el BCE para salir del estancamiento actual. El helicóptero monetario con el que Draghi lleva ya más de un año regando la economía se diluye si el precio de la energía tira de la inflación a la baja.
Por otro lado, además de diluirse el efecto en la inflación, los esfuerzos del BCE están lastrando la economía a otros niveles. El QE y las medidas que es están aplicando desde Fráncfort están provocando una disminución récord de las rentabilidades, que está gripando el sector bancario y eliminando la rentabilidad de infinidad de activos en el mercado, lo que dirige la inversión en determinadas direcciones con el consiguiente riesgo de generar burbujas. Aún es pronto para saber qué efectos tendrá la acción del BCE en la economía a largo plazo.

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