El precio del aceite de oliva se hunde un 21%, pero la caída aún no llega al súper
- La distribución presiona para que la indutria traslade la bajada
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La llegada de las lluvias ha provocado en apenas unas semanas un fuerte desplome en el precio del aceite de oliva en origen que, sin embargo, todavía no se ha trasladado aún al consumidor. De acuerdo con los datos recogidos por Bloomberg, el coste del virgen extra ha caído desde los primeros día de febrero un 21%, hasta 2.861,7 euros por tonelada. Con ello, el descenso desde los máximos alcanzados en mayo del año pasado, cuando el precio llegó a 3.855 euros por tonelada, como consecuencia de la sequía, se eleva ya hasta el 25%.
La caída del precio que recoge Bloomberg es similar a la que marca el índice Poolred, el Sistema de Información de Precios en Origen de aceite de la Fundación del Olivar. De acuerdo con el mismo, el precio en el campo de oliva virgen extra, que batió el año pasado el récord de la última década tras subir un 40%, no es el único que cae. El virgen, que subió en una proporción parecida, está ahora en 2.836 euros por tonelada y el lampante, que necesita ser refinado para su consumo, en 2.720 euros.
En el sector explican que el aceite está sujeto a una especulación muy alta y si los precios caen en origen es por la previsión de que haya una buena cosecha gracias a las últimas lluvias, que garantizan el suficiente abastecimiento de agua para toda la campaña. "Salvo que haya alguna incidencia climatológica importante, como la posibilidad de heladas tardías, lo normal es que la próxima cosecha sea muy buena", explican un alto directivo del sector.
El precio en el súper no baja
Pero eso es algo que sigue sin repercutir en el consumidor. En los supermercados el litro de aceite de oliva virgen extra sigue situándose de media entre 5 y 6 euros por litro, una cifra prácticamente idéntica por lo tanto a la de hace un año, lo que ha provocado que la distribución esté presionando ya a la industria para bajar precios.
Aunque en los últimos quince días han aparecido importantes ofertas en algunas tiendas, con rebajas de hasta el 70% en la segunda unidad, se trata de algo muy puntual, y la bajada aún no se traslada porque gran parte del producto que se está vendiendo corresponde a operaciones cerradas antes de que los precios empezaran a caer.
En el mercado hay, además, diversidad de opiniones respecto a lo que puede pasar a partir de ahora. Mientras que hay quien piensa que el aceite seguirá bajando en las próximas semanas, sobre todo si las condiciones metereológicas siguen siendo favorables, porque la producción ha aumentado también en países como Italia, Grecia, Túnez o Turquía, no faltan tampoco los que opinan que lo más lógico es que el descenso se frene y el precio acabe finalmente por estabilizarse.
El fuerte encarecimiento registrado por el aceite de oliva en 2017, con precios que en algunos casos llegaron a superar los seis por el litro de virgen extra en los supermercados, provocó un desplome sin precedentes en el consumo. De acuerdo con las últimas estadísticas oficiales de Anierac (la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles), las ventas se redujeron en el último año un 13,8%, hasta 296,5 millones de litros. En conjunto, han sido tres años años de caída continuada del consumo, que se reduce así desde 2014 un 20%, lo que equivale a 76 millones de litros menos.
Desvío del consumo
De forma parelela, además, se ha provocado un desvío del consumo hacia los aceites de semilla, especialmente el del girasol, que en el último año ha elevado sus ventas un 18,5%, hasta superar los 300 millones de litros. Es algo especialmente significativo porque la última vez que el aceite de girasol consiguió superar en ventas al de oliva fue hace más de dos décadas. Ocurrió en 1996 y de forma totalmente excepcional debido a que se registró una producción muy corta, según explican en Anierac.
En teoría, más allá del consumo nacional, la bajada de los precios en origen puede representar, un nuevo impulso a las exportaciones, aunque en la industria advierten de que "es necesario que haya una estabilidad y tratar de no competir en precios".
De momento, España sigue avanzando con paso firme y ha cerrado la última campaña en el exterior con un total de 949.300 toneladas. Es una cifra que supone no sólo un incremento del 9,3% respecto a las 868.100 toneladas de la anterior, sino cerrar la segunda mejor campaña de toda la historia, por detrás tan sólo de la histórica de 2013/2014, cuando las exportaciones superaron los 1,1 millones de toneladas. La industria española va ganando así poco a poco terreno, especialmente en mercados claves tanto en Europa como en Estados Unidos.
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