El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, planteó en un encuentro con empresarios algunas de las medidas que contempla para Asturias en el caso de que llegue al Gobierno después de las elecciones generales, singularmente en materia de infraestructuras. Así destacó su temor de que la culminación de la Variante de Pajares no llegue a concretarse «si hay otros partidos enredando», en relación al acuerdo de coalición entre PP y Foro, por lo que les reclamó «sentido común» porque «no me gustaría que se frenara esa infraestructura». El líder naranja recordó que su formación había incluido unos plazos para las obras en el acuerdo de investidura con Rajoy la pasada legislatura que no llegaron a cumplirse, El PP necesitaba el único escaño de Foro en el Congreso para aprobar los presupuestos y los casquistas le arrancaron un rediseño de la vía que volvió a retrasar la fecha de inauguración.
Por otra parte, y respecto al peaje del Huerna, Rivera destacó que «no se puede mentir a los ciudadanos porque luego hay frustración», en relación a una pregunta sobre el anuncio del entonces presidente Zapatero de que rescataría la concesión pero que nunca llegó a cumplir. El socialista hizo este anuncio después de que Francisco Álvarez-Cascos prorrogara la concesión de la vía hasta el año 2050. En este sentido, Rivera destacó que los acuerdos con las empresas deben cumplirse pero añadió queestudiaría «renegociar» con Aucalsa medidas como «bonificaciones» para todos los conductores en generales o sectores especialmente interesados como los del transporte así como «intentar rebajarlo pero con una negociación porque es lo sensato».
Con una marcada crítica a las políticas de Pedro Sánchez, al que acusó de pactar con los independentistas, tuvo palabras de elogio para su candidato en Asturias, el exrector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, de quien destacó que tenía una trayectoria profesional y cercana a los empresarios «de la economía real» y a quien describió como «el relevo» de un tipo de dirigente socialista como el actual presidente asturiano Javier Fernández que «desde la discrepancia ideológica por lo menos se puede hablar con él, porque Adriana Lastra te insulta por decir que eres español».
El auditorio de Rivera Oviedo estaba compuesto fundamentalmente por empresarios y la mayoría de las propuestas que lanzó se dirigían a ese público específico. En las preguntas que la organización le hizo llegar estaban las referidas a las infraestructuras, pero también respecto a las reformas del sector energético y la «descarbonización express». «Hay que respirar pero también hay que comer», señaló Rivera para cargar contra la ministra Teresa Rivera ya que, en su opinión, la transición energética «debe ser una transición, no se puede pasar de la noche al día y habrá que hacerlo progresivamente. Algunas de las ocurrencias de la ministra han causado incertidumbre en el sector» y añadió que esas reformas deben hacerse con grandes pactos. Respecto a la minería apuntó que «no voy a prometer subvenciones si no oportunidades».
Otras de las cuestiones de los empresarios fueron sobre la supresión del impuestos de sucesiones, que definió como «un impuesto duplicado» --en realidad es un tributo que paga la persona que recibe un bien, sólo se paga una vez-- y también «un galimatías en cada comunidad autónomas que crea desigualdad entre las familias españolas»; y se comprometió a eliminarlo. También le inquirieron sobre «el desprestigio de la escuela concertada». Rivera insistió en varias ocasiones en que quisiera que su legado fuera un gran pacto educativo en el Estado y señaló que consideraba ambas redes, la pública y la concertada, como complementarias elogiando la segunda por «llegar donde la otra no puede». Cito como ejemplo el renombrado modelo educativo de Finlandia donde todo el sistema recae exclusivamente en la pública y la escuela concertada y privada es residual.
Respecto al ámbito nacional, Rivera insistió en tender la mano a Pablo Casado para formar un gobierno de coalición, aunque destacando que debería encabezarlo él porque «no es lo mismo un partido nuevo que viejo ni un partido liberal que uno demasiado escorado a la derecha»; renegó de que nunca hubiera planteado una veto a Pedro Sánchez --«esa palabra no ha salido de mi boca»-- pero en varias ocasiones consideró incompatible llegar a acuerdos con los socialistas a los que acusó de sí entenderse con los independentistas catalanes «y con Bildu». El líder naranja cargó también con dureza contra el presidente del PSC, Miquel Iceta, por haber considerado que si el independentismo tuviera una respaldo del 65% debería «encauzarse». Rivera dijo tener «envidia» de Asturias por cómo «defiende su cultura y su identidad con lealtad a España porque en Cataluña me hacen elegir entre ser catalán y ser español».
Hubo un cierto contraste entre el tono del discurso de Rivera, muy marcado por la cuestión soberanista y enfocado a un gran pacto conservador (en una ocasión reivindicó el cambio de gobierno en Andalucía que fue posible por incluir al ultraderechista Vox) con el que hizo al comienzo el candidato a las elecciones autonómicas, Juan Vázquez.
El exrector de la Universidad de Oviedo lamentó que el conservadurismo viniera a Asturias a hablar de «reconquista» cuando él querría hablar de «renacimiento» y reclamó para el Principado un cambio de rumbo porque «el bipartidismo ya ha tenido su oportunidad» y, a su juicio, Ciudadanos representa «un liberalismo progresista y una socialdemocracia renovada»; cargó contra la melancolía de «la Asturias del declive y de los que no pierden la oportunidad de perder una oportunidad» y también llamó evitar la polarización «desde una posición central y no con frentismo».
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