El proyecto del Bulevar de Santullano entra en vía muerta por las deficiencias del diseño
Los técnicos de Urbanismo concluyen que el diseño actual incumple el PGOU y que debería limitarse a 18 millones de euros | «No cumple los requisitos de definición, funcionales, ni administrativos para su aprobación»
¿Se acuerdan de las infografías del lago junto a la iglesia de Santullano? Olvídenlas. No valen, no se va a hacer. Nunca. De hecho, no se va a hacer nada. El pasado 6 de marzo, el responsable del contrato, el arquitecto de planeamiento José Antonio Ramos, tiró la toalla con un último requerimiento al equipo redactor. Diez días para presentar un nuevo diseño, que no ha llegado, confirmaron fuentes municipales, y que debía subsanar las decenas de deficiencias de un proyecto al que la Concejalía de Urbanismo (Somos Oviedo) ha seguido dando alas: «Entendemos que el proyecto presentado no cumple con los requisitos formales, de definición, funcionales, ni administrativos, para su aprobación», resume el informe al que ha tenido acceso este diario.
La lista de incumplimientos, deficiencias y ausencias abruma y más en un contrato de medio millón de euros. Muchas no son nuevas. Estaban presentes en la primera versión del proyecto que la UTE Bosque y Valle entregó el 20 de agosto del año pasado, ya con tres meses de retraso sobre la fecha que exigía el contrato y solo tras un requerimiento municipal, según reconoce el mismo funcionario en otro informe de este mes de febrero.
En el mismo, obvia el incumplimiento del plazo y del presupuesto -los redactores presentaron un diseño de obras por 51,2 millones de euros- y, en cambio, salta hasta noviembre del año pasado para exponer que los redactores entregaron entonces una segunda versión del proyecto. Una en la que, sin apenas cambios y dejando en anexos al proyecto parte de las obras, el presupuesto se reducía a casi 30 millones de euros. Una cifra que el concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, dio por buena en público, pero a la que Contratación le ha dicho que nones.
Mediante providencia, Del Páramo requirió a la sección, un año y tres meses después de adjudicar el contrato, que aclarase «el precio definitivo y máximo de la obra», ya que, arguía, «se desconoce si ese precio estimado máximo establecido en los pliegos ha de interpretarse como orientativo o máximo sin más». La respuesta es contundente y esperable: el precio máximo de las obras es el que fija el pliego de condiciones, señalan los técnicos de Contratación en un tercer informe, y no puede exceder de 18 millones de euros, con todos los gastos e impuestos incluidos.
Lo llamativo es que el equipo de gobierno encargó la redacción del proyecto a la UTE Bosque y Valle aún cuando la propuesta de los urbanistas en el concurso de ideas tenían un coste estimado de 23 millones de euros en su primera y esquemática versión.
Ni el planeamiento
También hay cosas nuevas y extrañas. Con el contrato bajo la supervisión de la concejalía y los técnicos de Urbanismo y Planeamiento, el proyecto que lleva más de un año dando vueltas por la actualidad municipal no se justifica «su adecuación» al «planeamiento vigente». Entre otras cosas, porque el proyecto invade «terrenos incluidos en ámbitos de suelo pendientes de desarrollo en los que se ven implicados intereses de particulares, que deberán excluirse del proyecto». O lo que es lo mismo, el dibujo ocupa suelos privados con aprovechamientos reconocidos en el Plan General en la alineación de una manzana de la calle Isla de Cuba y en las unidades de Gestión Murillo (1-40) y Tenderina (2-48).
No solo eso. También invade los terrenos del antiguo Matadero, sobre los que tiene una concesión Centros Comerciales Carrefour (Los Prados) «para uso aparcamiento de un mínimo de 200 plazas en superficie», que luego en la documentación se transforma en otro de 175.
Modificar el Plan General
«En todo caso», señalan los técnicos, «el problema principal es que el proyecto no estudia el cumplimiento de la normativa urbanística» vigente. Así encaja «sobre terrenos actualmente calificados como viario usos como columpios, estanques, embarcaderos, instalaciones de riego, depuradoras o huertos urbanos, que obviamente son propios de espacios destinados a zonas verdes o espacios libres, equipamientos y dotaciones», señala el informe del responsable del contrato.
Más fácil, para poder ejecutar el proyecto sería necesario una modificación del Plan General, «previa a la ejecución de cualquiera de las fases del proyecto o en caso contrario, una justificación exhaustiva del porqué no resulta precisa esa». Lo primero, puede suponer años de trámites; lo segundo no figura entre la documentación y, aún así, parece de difícil encaje.
Lo anterior se une a las dudas expresadas por la sección de Infraestructuras y adelantadas por este diario el pasado mes de diciembre acerca de la viabilidad del proyecto de los arquitectos Miguel Ángel Tejaday Clara Eslava y el ingeniero David Gistau. La nueva versión del proyecto, entregada en noviembre, se limitaba a dejar fuera, en dos anexos, las obras de la glorieta con la que Urbanismo pretendía sustituir los actuales enlaces con el HUCA y las del desvío del colector Sur, a la altura del Palacio de los Deportes.
La separata hacía que toda la red de saneamiento del proyecto convergiese en un colector inexistente, convirtiendo el proyecto en irrealizable. La dificultad, además, afecta justo al tramo por el que el Ayuntamiento quería iniciar las obras, sustituyendo el puente de Ángel Cañedo por una glorieta situada a la altura de la calle Río Dobra y para las que ya ha incluido la correspondiente partido en el borrador de los presupuestos municipales de 2019 contando con los fondos europeos del proyecto 'Conectando Oviedo'.
Esa es la otra parte en peligro. Si el proyecto actual no vale, al Ayuntamiento le conviene ir mirando en qué gastar los 2,4 millones de fondos Edusi asignados a las obras, ahora que se ha quedado sin proyecto.
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