GIJÓN
No fue la tarde de casi nadie en el Real Oviedo, que cayó (1-0) frente al Sporting por falta de claridad ofensiva y por acumular notables fallos en la zaga durante los 90 minutos. Además, en una tarde en la que todo salió al revés, el colegiado anuló un gol a Ibra en el último minuto del tiempo reglamentario. Una jugada que encendió los ánimos de los jugadores azules y a la que hay que unir a un penalti reclamado por Toché.
Una derrota dolorosa que aprieta un poco más la zona de playoff para los azules, incapaces de aprovechar el pinchazo del Cádiz. Lo peor fue la sensación de que los rojiblancos tampoco hicieron demasiado para llevarse el derbi asturiano. Un plan simple que pasaba por desactivar las armas azules y esperar que sus delanteros consiguieran desestabilizar.
Los derbis son partidos para medir la personalidad de jugadores y equipos. Bajo un ambiente electrizante y ante un Sporting que salió a diez mil revoluciones, el Real Oviedo tuvo que defenderse en los primeros minutos y esperar a que el temporal escampase. Nereo Champagne fue el encargado de aportar la personalidad y la tranquilidad necesaria a sus compañeros. El argentino detuvo un disparo de Traver y atajó bien un par de centros laterales.
Pasado el minuto diez, los de Anquela se hicieron con el partido, aunque no inquietaron lo más mínimo a Mariño. El encuentro se jugaba en el centro del campo y en esa franja, ningún equipo estaba dispuesto a ceder un solo metro. Parecía que el Sporting se encontraba a gusto en un partido de trincheras, con golpes, rebotes y mucho físico, con Djurdjevic rozando el límite de lo legal, sobre todo en una acción sin balón con Mossa.
Pasada la media hora, llegó el primer golpe para el Real Oviedo. El serbio ganó la espalda a Carlos Hernández tras un despeje demasiado corto del central, asistió para Alegría, que luchaba con Bolaño. Entre uno y otro, terminaron introduciendo el esférico en la portería oviedista.
Lo que siguió fueron los peores minutos para los azules. Nerviosos, desacompasados y fallones. Un tanto en un error individual había desarbolado a todo el equipo. Solo Saúl Berjón pareció tomar la responsabilidad. El 10 no se cansó de pedir la pelota a sus compañeros, aguantando las embestidas de Geraldes y tratando de dar calma a los suyos antes del descanso. Un intermedio que, visto lo visto, llegó en buen momento para los de la capital.
Una segunda parte en el filo de la navaja
Con el 1-0, el margen de error de los de Anquela era mínimo. Debían, además, exponerse para buscar, como mínimo, el gol del empate. El riesgo se encontraba a la espalda de los centrales, muy incómodos con el juego directo hacia Djurdjevic y Alegría.
Se acercó con peligro, por fin, el Real Oviedo al área de Mariño. Mossa centró desde la izquierda y entre Bárcenas y Joselu no pudieron rematar cuando estaba completamente solos. La reacción debía llegar desde el banquillo. Anquela decidió dar mordiente y energía a su equipo y apostó por dos jugadores de sangre caliente y revoluciones altas. Ibra y Johannesson entraron al terreno de juego por Bárcenas y Joselu.
Vivir al borde del abismo tiene riesgos. En un saque de banda, Bolaño, autor del gol en propia, puso la mano en la cara de Álex Alegría y el colegiado señaló penalti. Momento decisivo del encuentro y en el que emergió Nereo Champagne para detener el lanzamiento de Djurdjevic. Los azules se mantenían vivos en un encuentro en el que no estaban consiguiendo superar a su rival.
El paso de los minutos empujó al Sporting hacia atrás y al Real Oviedo hacia delante. Más por miedo e inercia que por los ataques de los de Anquela, que se limitaban a enviar balones aéreos a Ibra y Toché. Todo sin un plan establecido, sin una ventaja para los atacantes. Aunque sirvió para que el murciano reclamara un penalti en el área rojiblanca.
A punto estuvo de vivirse la historia de la temporada pasada al filo del 90, pero Toché no acertó con un remate franco en el área pequeña cuando ya se cantaba el gol en la grada oviedista. Instantes después, el colegiado anulaba un gol a Ibra por una presunta falta en la lucha por el balón. Una jugada tremendamente polémica y por la que los futbolistas azules protestaron al colegiado.
Sporting de Gijón: Mariño; Geraldes, Babin, Peybernes, Molinero; Cofie, Nacho Méndez, Traver (Álvaro Jiménez, min 84), Aitor García (Cristian Salvador, min 80); Álex Alegría, Djurdjevic (Pablo Pérez, min 75).
Real Oviedo: Champagne; Viti (Toché, min 73), min 6, Carlos Hernández, Alanís, Bolaño, Mossa; Javi Muñoz, Tejera; Bárcenas (Ibra, min 62), Saúl Berjón, Joselu (Johannesson, min 62).
Goles: 1-0 Bolaño p.p. (min 32).
Tarjetas: El colegiado Díaz de Mera amonestó a los locales Cofie (min 3), Djurdjevic (min 29), Traver (min 57), Peybernes (min 77) y Molinero (min 87), y a los visitantes Saúl Berjón (min 17), Javi Muñoz (min 19), Carlos Hernández (min 63), Mossa (67), Bolaño (min 71), Ibra (min 90) y Toché (min 90).
Incidencias: Estadio El Molinón - Enrique Castro Quini, 26.748 espectadores.
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