lunes, 11 de marzo de 2019

Semaníta diabólica....

Contrarreloj en el Parlamento británico para tomar la decisión final del Brexit

La primera ministra Theresa May puede jugarse esta semana su futuro político. Unidad de Grabación ParlamentariaEFE
La primera ministra Theresa May hace un esfuerzo de última hora para lograr vía libre a su plan de salida de la UE el próximo 29 de marzo. Si éste es rechazado, el Parlamento británico podría acordar el retraso del divorcio.
El proceso de salida británica de la Unión Europea (el denominado Brexit) entra en su fase decisiva, con una semana en la que el Parlamento de Westminster deberá decidir entre tres alternativas:aprobar el pacto de la primera ministra Theresa May con Bruselas para ejecutar ese divorcio de manera ordenada el próximo 29 de marzo, optar por una separación caótica sin acuerdo o reclamar un retraso de esa fecha para prolongar las negociaciones de ruptura.

May podría viajar hoy a Bruselas de manera urgente para lograr algunos cambios al acuerdo preliminar alcanzado con la UE, que fue rechazado de manera aplastante el pasado mes de enero en la Cámara de los Comunes. Esas potenciales modificaciones son clave para poder sacar adelante el tratado de salida en una nueva votación, prevista para mañana.
El asunto que May necesita cambiar es la fórmula prevista en el pacto para mantener abierta la frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, una vez que se consume el Brexit. El acuerdo contempla que Reino Unido seguirá dentro de la unión aduanera de manera indefinida, hasta que se encuentre una fórmula alternativa para impedir la instauración de controles al flujo de mercancías y personas en Irlanda.
Pero unos cien diputados euroescépticos del Partido Conservador de May y los diez representantes del Partido Unionista Irlandés rechazan ese mecanismo, al entender que atará todo el país a las normas europeas hasta que así lo quiera Bruselas.

Posibles soluciones

Michel Barnier, comisario europeo del Brexit, ha sugerido como alternativa el que Gran Bretaña pueda dejar la unión aduanera cuando quiera, dejando a Irlanda del Norte dentro de la estructura comercial europea. El Gobierno británico rechaza esta solución, al entender que separaría a esa provincia del resto del país.
Como contraoferta, May propondrá hoy una fórmula que pueda dar a Reino Unido la facultad de dejar la unión aduanera de manera unilateral cuando lo desee. Parece poco probable que los países europeos vayan a aceptar esta petición, ya que no garantizaría la apertura de la frontera irlandesa en el futuro.
Los parlamentarios pro-europeos, por su parte, prevén votar mañana en contra del acuerdo porque preferirían mantener a Reino Unido dentro del mercado común, o porque simplemente quieren que se convoque otro referéndum para poder cancelar el Brexit.
Además de los posibles cambios al tratado, el Gobierno británico busca apoyos con otras tácticas. El ministro de Economía, Philip Hammond, ha indicado que la aprobación del pacto permitiría liberar los 14.000 millones de libras aparcados para afrontar un Brexit caótico, facilitando inversiones en los servicios públicos. Jeremy Hunt, ministro de Exteriores, advirtió ayer a los euroescépticos de que votar contra May puede llevar a un frenazo total del Brexit.
Algunos medios británicos apuntaban ayer a que May debería prometer su dimisión en los próximos meses, facilitando el acceso al poder de un "ultra" del Brexit, para ganarse los votos del ala más radical de los tories. El nuevo líder asumiría las riendas de la siguiente fase de la negociación, donde Londres y Bruselas deberán fijar su futura relación comercial tras el periodo transitorio, previsto hasta diciembre de 2020.
Si la primera ministra pierde mañana pese a todos los esfuerzos, está prevista otra votación el miércoles en la que los Comunes decidirán si prefieren dejar la UE sin acuerdo. Es muy improbable que esto salga adelante. El mismo día, o el jueves, los parlamentarios se pronunciarán sobre la necesidad de prorrogar la fecha del Brexit en tres meses, hasta el 29 de junio. Esto daría más tiempo al Gobierno para negociar los cambios necesarios en Bruselas que permitan el apoyo del poder legislativo. Algunos analistas no descartan que May utilice esta prórroga, que debe ser aceptada por la UE, para convocar unas elecciones anticipadas.

Escenario convulso

Existe un escenario más incierto, si el Parlamento vota contra todas las opciones: ni pacto de May, ni salida caótica ni prórroga. Para evitar un Brexit caótico el 29 de marzo (fecha que está marcada en la legislación), diputados de varias formaciones podrían intentar quitar el control de la situación al Gobierno y buscar un acuerdo de consenso, que podría ser un retraso para buscar una separación "blanda", que deje a Reino Unido dentro del mercado común, al estilo de Noruega.
Probablemente, este revés llevaría al colapso del Ejecutivo de May, y quizá a unas elecciones o a un referéndum para que los ciudadanos decidan.

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