Urbanismo trabaja en el convenio para cerrar la compra de la Fábrica de Gas
EdP deberá limpiar los suelos de contaminación sin afectar a la nave de la Popular Ovetense antes de formalizar el cambio de titularidad
«Lo difícil está hecho». Con esa satisfacción anunció esta semana el concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, el acuerdo alcanzado con EdP para comprar la Fábrica de Gas y otras dos parcelas, que suman 600 metros cuadrados, por unos 4,5 millones de euros. El preacuerdo se transformará ahora «en un borrador de convenio», explicó ayer el edil, «para darle forma jurídica», que se someterá a la conformidad de la otra parte antes de su aprobación y para firmarlo «lo antes posible».
La intención del Ayuntamiento es conservar al máximo posible este conjunto industrial y transformarlo para usos culturales, pero antes de ver el o los futuros usos municipales, la empresa deberá asumir la descontaminación de los suelos. «Presentaron un proyecto que suponía el derribo de la nave de la Popular Ovetense y lo paramos», explicó Del Páramo, «no podíamos permitir que derribasen algo que queríamos comprar y conservar». De hecho, el cambio de titularidad y el pago no se cerrarán «hasta que se haga la recuperación de los suelos». Las primeras máquinas que entren en la parcela serán las contratadas por la empresa eléctrica para limpiar el terreno.
Ayer la candidata de IU a la Alcaldía, Concha Masa, se sumó a las felicitaciones por el preacuerdo: «Desde la cautela que debemos mantener hasta que se firme la venta, siempre nos ha parecido un proyecto ilusionante y que, con la recuperación de los terrenos de La Vega, Oviedo tendrá un cartel cultural a la altura de las grandes ciudades».
Masa recordó que IU participó y apoyó desde sus inicios a los movimientos que defendían la recuperación de la antigua factoría de gas y electricidad como centro cultural «abierto a todo tipo de propuestas», frente al «modelo residencial o modelo especulativo».
La Fábrica de Gas comenzó a producir en 1858 y cesó su actividad, por entonces ya solo eléctrica, en 1985. La presión ciudadana llevó al Principado a incoar su protección como Bien de Interés Cultural, pero la Consejería de Cultura dejó caducar el expediente. Tras varios intentos fallidos, la eléctrica logró la aprobación de un plan especial, del arquitecto César Portela, que cedía el 10% del aprovechamiento al Ayuntamiento, pero mantenía el gasómetro en manos privadas y autorizaba cien viviendas. Ahora será entera municipal.
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