viernes, 13 de noviembre de 2020

El peligro Navideño....

“Las reuniones familiares de Navidad pueden convertir la cuesta de enero en la ola de enero” El médico Javier Padilla es co-autor del ensayo ‘Epidemiocracia’ y uno de los expertos que asesoran al gobierno asturiano. PorRita Álvarez Tudela en 12 noviembre 2020 El médico y ensayista Javier Padilla. Foto: Cristina Candel. SHARETWEET0 Comentarios Javier Padilla (Madrid, 1983) es médico de familia y comunidad madrileño con formación en el ámbito de la salud pública, la gestión sanitaria y la economía de la salud. Ha escrito ¿A quién vamos a dejar morir? Sanidad pública, crisis y la importancia de lo político, un ensayo publicado por la editorial Capitán Swing que va por la cuarta edición, y recientemente, Epidemiocracia – Nadie está a salvo si no estamos todos a salvo, junto a Pedro Gullón en la misma editorial. En la actualidad, compatibiliza toda esta actividad con un trabajo a media jornada en un centro de salud del norte de Madrid y, sobre todo, con la crianza de su hija. La Consejería de Salud del Principado le ha designado oficialmente como uno de los miembros del Comité Asesor y de Seguimiento de la Covid-19 en Asturias. ¿Nos podría comentar un poco cómo ve la situación actual aquí? Somos un comité de gente de fuera de Asturias. Yo creo que un poco con el fin de sumar otras miradas, además interdisciplinares: hay gente del ámbito del derecho, de la sanidad pública, de la filosofía, del microbiológico, la veterinaria, etc. Está claro que la situación actual es una situación complicada. En regiones que durante la primera oleada sobrellevaron la situación con menor presión que otras regiones, ahora están sufriendo más. Se ha visto en el caso de Italia, y Asturias es también uno de esos ejemplos. Además, Asturias ha comenzado antes a tomar medidas, y esto básicamente se ha hecho porque la demografía asturiana, tiene un envejecimiento que podría entrañar grandes riesgos a nivel de saturación del sistema. Estamos en unos días bastante clave para discernir si las medidas que ya se han tomado son suficientes o si hay que seguir escalando. Usted como médico de familia, ¿cómo ve los centros de salud y la atención primaria en esta crisis sanitaria? A los centros de salud siempre se les ha presentado como un muro de contención para que los hospitales no se saturaran. Yo intento huir un poco de esa metáfora porque creo que la atención primaria no tiene el objetivo de contener nada. La atención primaria tiene un rol de atención, de atención pro activa, principalmente a una población que no va a encontrar asistencia en otros lugares, la población vulnerable, la que vive en sus casas y no puede desplazarse. La labor de la atención primaria en la primera ola fue importante pero creo que cobra una labor mucho más importante en esta segunda ola porque atiende a la gente en el lugar más cercano, en el lugar que desarrolla su vida, y ahora mismo estamos hablando de un momento en el que las vidas se van normalizando con otras patologías. Dentro de la atención primaria tenemos que ser muy conscientes porque eso va a tener consecuencias y un reflejo en el empeoramiento de enfermedades crónicas y en personas que no tienen la capacidad pro activa de buscar su asistencia: población encamada, que no puede salir de su vivienda porque vive en un cuarto sin ascensor, etc… “La labor de la atención primaria cobra una labor mucho más importante en la segunda ola” Recientemente Adrián Barbón explicaba que en Asturias hay más de 1700 personas trabajando en el Servicio de Salud asturiano, con respecto a las mismas fechas del año anterior, pero decía que no hay más margen porque no hay más en las bolsas de empleo. ¿Le preocupa la falta de profesionales médicos? Cuando hablamos de aumentar la capacidad de los servicios de salud, casi siempre en esta crisis sanitaria hemos mirado a los respiradores de la UCI, parecía como que fueran el verdadero techo que teníamos que comprar porque eran el factor limitante. Bueno, verdaderamente lo limitante es la gente que ponga a funcionar estos respiradores, plantas de hospitalización, centros de salud, etc. La fuerza del trabajo y del ser humano sigue siendo, en el ámbito de la salud un factor más limitante que el capital tecnológico. Es muy difícil conseguir grandes aumentos de profesionales en muy poco tiempo. Asturias tenía una dotación de profesionales y un gasto público sanitario notablemente mejor dotados que otras comunidades autónomas, pero sí que es cierto que en una situación como la actual, de gran aumento de la demanda, es algo que puede no sostenerse y que es el más fácil que se sature. Una cosa que a lo mejor sí que hay que valorar, dependiendo de cómo vayan las diferentes dinámicas epidémicas en el conjunto del Estado, es la posibilidad de abrir la colaboración interautonómica para que haya profesionales que vayan a un lado o a otro. En mayo llegarán los nuevos profesionales en formación, y ahí seguramente veremos como hay diferentes comunidades que entran en cierta competencia para ofrecer contratos más duraderos para poder captar a ciertos profesionales y que no se vayan de allí. Hay que tener cuidado con ofrecer a la gente que queremos captar mejores condiciones que a los que ya están. Es un poco lo mismo que ocurre con las compañías telefónicas y las ofertas para los clientes que quieren captar. Me parece importante cuidar con especial esmero al que está ya dentro, que además ya lleva trabajando muchos meses con altos niveles de saturación, niveles de presión, cansancio acumulado y sin ver un horizonte muy claro de cuándo va a mejorar la situación actual. En tu último libro, Epideocracia, escrito junto a Pedro Guillón, y publicado por Capitán Swing, explicais que las crisis sanitarias del siglo XXI son matrioshkas, cubiertas a su vez por otras de tipo económico y ambas son alojadas dentro de otra todavía mayor, la ecológica. Esto se percibe muy bien en Asturias, con protestas de sectores como el de la hostelería y las orquestas protestando y pidiendo ayudas urgentes. Está claro que al principio de la pandemia hablábamos de la crisis sanitaria como si fuera la única, pero luego fuimos viendo que para combatirla, había que tomar unas ciertas medidas que iban a desencadenar una crisis económica. La única opción posible para en ciertas situaciones es disminuir la actividad y tenemos un país con regiones como Asturias, muy dependiente del ámbito hostelero, que trabaja de puertas hacia dentro, pero también sabemos que los ambientes cerrados y mal ventilados son lugar de especial desarrollo del aumento de la transmisión. Eso hace que la necesidad de preservar la vida de la gente entre en conflicto con el tipo de actividad que a algunas personas les hace seguir con su vida. Creo que a ese respecto, en situación de gran incidencia como ahora en Asturias, tenemos que tener claro la necesidad de anteponer la salud, cerrando actividades y garantizando la subsistencia de los trabajadores, no hablo ya de los negocios. Creo que tenemos que tener una orientación muy basada en que nuestra obligación no es garantizar la subsistencia de un modelo económico determinado basado en la hostelería, sino garantizar que esas personas van a tener un sustento y remuneraciones, y en previsión de que haya una crisis que provoque el cierre de ciertos negocios les vamos a facilitar un cierto tipo de reciclado profesional, que a lo mejor no esté tan basado en el turismo y lo esté en otro tipo de ámbitos. En el momento en el que empiecen a mejorar las curvas de incidencia y de ocupación hospitalaria tenemos que sentarnos a ver la nueva normalidad de ese tipo de negocios, que son los primeros de los que echamos mano para proteger nuestra salud. “Epidemiocracia” junto a Pedro Gullón es el segundo libro de Javier Padilla. Se acerca la Navidad y la sociedad española tiene tendencia a reunirse, celebrar comidas familiares…. ¿Será difícil concienciar a la gente? Creo que va a ser difícil concienciar a la gente, pero creo que va a ser imposible que nadie diga que podamos celebrar unas Navidades con normalidad. Creo que tendríamos que intentar ver el marco más “vendible” para la población para que haya algún nivel de interacción, pero dependiendo de cómo estemos, porque no es lo mismo la situación epidémica de Asturias hace seis semanas y la de ahora, y las recomendaciones no serían las mismas. Tenemos que ser conscientes de que salvar la Navidad este año es intentar llegar a la navidad siguiente. Las reuniones familiares con personas de diferentes generaciones y en espacios cerrados son la tormenta perfecta para que la cuesta de enero pase a ser sea la ola de enero. En este artículo:atención primaria, cabecera, Covid19, Epidemiocracia, Javier Padilla, médico de familia, navidades, privatizaciones, sanidad pública, segunda ola

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