martes, 24 de noviembre de 2020
La competencia lo primero...
“La selección natural empezó en la materia antes que en la vida”
4 LLUÍS AMIGUET 24/11/2020 01:19 Actualizado a 24/11/2020 01:51
La verdad del polímata
Greene es un reputado astrofísico, pero ¿qué sabe de poesía, de estética, de música? Y sin embargo se adentra sin sonrojo en ellas con el argumento de que el universo es uno, con nosotros dentro, y regido por las mismas leyes, aunque sean muchos los caminos que conducen a conocerlo y conocernos. Si fuera un poeta, en cambio, un experto en psicotrópicos (que también describe por experiencia) o un tenor quien se arriesgara a explicar a Maxwell, sería destrozado por la crítica científica. Y, sin embargo, este pionero de la teoría de supercuerdas no renuncia a ninguna disciplina y, como buen polímata, argumenta contra la hiperespecialización que quien profundiza en una materia descubre otras. Y solo quien aspira a aprender de todo alcanza a saber algo. Y tiene razón.
Qué le dijo el Dalai Lama sobre el big bang ?
“Ustedes los científicos –me dijo– explican el mundo exterior, pero nosotros podemos completar su visión con nuestro conocimiento del mundo interior, que es el de la conciencia humana”.
Ratzinger dijo a un físico: “Usted explica el después del big bang, pero el antes solo Dios”.
Se arriesgó a quedarse fuera de juego el día en que la astrofísica también explique el antes del big bang . En cambio, el Dalai Lama se incluyó en el progreso hacia un espacio de conocimiento en el que un día coincidiremos los científicos y quienes lleguen a él a través de su interior.
¿Esos dos mundos no están conectados?
Son el mismo y por eso el universo de los astrofísicos no está completo sin el de los poetas y el de maestros de la conciencia como el Dalai. Y eso es a lo que se refería el Papa. El mayor conocimiento no se alcanza con hiperespecialización, sino al combinar disciplinas.
Eso intentamos: ¿cómo empezó todo?
Hace 13.800 millones de años, y por razones que no sabemos explicar aún, una pequeña región del espacio se llenó de un combustible cósmico que causó una versión inversa y repulsiva de la gravedad que le hizo expandirse.
¿El big bang ?
Y a medida que se expandía, comenzó a desintegrarse y transmutarse en las partículas que hoy conforman la estructura material del universo. Las fuerzas gravitatorias hicieron que esas partículas se agruparan y compactaran hasta formar planetas y estrellas.
¿Y la vida?
La selección natural empezó antes que la vida, porque, mediante una versión molecular de la selección natural darwiniana, esas partículas se agruparon para formar las moléculas más aptas en asimilar el material del entorno para transformarlo en copias de sí mismas.
¿Qué fuerza les hacia replicarse?
Esa evolución les hizo refinar sus propias copias hasta formar el primer sistema vivo.
¿La evolución empezó antes que la vida?
Hasta ser tan compleja que creó estructuras como las nuestras: nos creó a nosotros, únicos seres que somos capaces de reconstruir y describir con precisión matemática lo que le acabo de explicar.
Usted sería capaz, tal vez.
Yo desde la astrofísica; pero hay otras narrativas desde otras disciplinas con las que debe conjugarse la ciencia para ser capaz de describir la experiencia humana. Sin la capacidad de explicar historias que adquirieron los primeros sapien s la física no existiría. Y es esa capacidad que nos hace humanos la que nos permite oscilar con la mente entre pasado, presente y futuro.
¿Y la historia continúa?
La astrofísica dice que en 5.000 millones de años el Sol se expandirá hasta absorber el sistema solar con la Tierra; en 12.000 las galaxias se alejarán dejándonos en un océano de oscuridad al haber agotado el combustible nuclear. Y en hasta 30.000 millones de años después la mayoría de galaxias se habrán colapsado en un agujero negro central.
Estaremos jubilados. ¿Y la humanidad?
Mucho antes del colapso habrá cesado toda posibilidad de conciencia, porque el calor generado por el pensar mismo freiría cualquier pensamiento en su propio gasto entrópico.
¿Y habrá historia sin nosotros?
Antes de sesenta y ocho mil millones de años ese agujero negro central se habrá evaporado; y en cien mil millones de años, todos los agujeros negros también, dejando un cosmos más frío y oscuro todavía.
En fin.
Y es todo: desde el principio hasta el final. En tres minutos. Lo maravilloso es que ese todo esté regido siempre por las mismas leyes físicas. Es la gran conectividad que une todos esos procesos: incluida nuestra existencia.
¿Todo es el mismo cuento?
Todo es la misma realidad, aun explicada en capas diferentes desde ángulos diferentes: partículas para los físicos; moléculas para los químicos; neuronas para los neurocientíficos; palabras para los poetas.
¿Y tiene alguna conclusión para todos?
Que aunque lo que nos haga humanos sea esa capacidad de oscilar entre pasado, presente y futuro, el hecho de estar aquí es una casualidad –y una suerte– tan gigantesca que hay que simplemente celebrarla.
¿Cómo?
Eso se lo explicaría mucho mejor el Dalai Lama, pero se resume en estar aquí: ser capaz de concentrarte en el aquí y ahora. Y celebrarlo, maravillarse ante esa casualidad cuántica inmensa, alucinante, que es la de estar vivos.
¿Usted cómo lo celebra?
Intentando crear algo que me haga sentir más intensamente esa casualidad, pero no por el hecho de crearlo sino de sentirla.
¿No le desanima pensar que existir no depende de usted?
Si hace bien el ejercicio de maravillarse aquí y ahora, y de aprovechar la capacidad de hacer algo de esa casualidad, le encontrará sentido al mundo, aunque sepa que somos solo partículas gobernadas por leyes físicas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario