lunes, 9 de noviembre de 2020

Reinvindicando la Fábrica del Gas....

La Fábrica de Gas, un tesoro por descubrir Recorrido por unas instalaciones que tienen, según los expertos, un gran valor urbanístico y cultural por su tamaño y su ubicación junto al Antiguo Entrada de la Fábrica de Gas de Oviedo en la calle Paraíso. Expertos urbanistas y grupos políticos reclaman la recuperación y puesta en valor de las instalaciones G. GUITER 09/11/2020 05:00 H Es otro tesoro oculto del patrimonio industrial de Oviedo. En sus callejas polvorientas apenas queda el recuerdo del auge de la ciudad del siglo XIX, rebosante de actividad y en la que despuntaba ya una poderosa burguesía. Se trata de la Fábrica de Gas, un gran recinto de 12.000 metros cuadrados (casi una vez y media la superficie del Campo San Francisco) incrustado junto al Oviedo antiguo, lindando con lo que queda de la muralla medieval en la calle Paraíso.El origen de la instalación se remonta a la década de 1830. Fue promovida por la Sociedad Popular Ovetense, empresa fundada por 751 vecinos de la burguesía de Oviedo con un capital de cuatro millones de pesetas. Pero buena parte de las construcciones del siglo XIX despareció y el legado es más bien de los años 30 del siglo XX. PUBLICIDAD La idea que tuvo la sociedad fue producir gas para alumbrado y fuerza motriz a Oviedo. La fábrica dio energía, desde enero de 1918, a Oviedo y núcleos cercanos como San Claudio, Lugones, Cayés o Colloto. También suministraba a la cercana Fábrica de Armas de la Vega, a la de Metales de la Sociedad Industrial Asturiana y la de Explosivos de Santa Bárbara. Chimenea y depósito de agua de la Fábrica de Gas de Oviedo. Expertos urbanistas y grupos políticos reclaman la recuperación y puesta en valor de las instalacionesChimenea y depósito de agua de la Fábrica de Gas de Oviedo. Expertos urbanistas y grupos políticos reclaman la recuperación y puesta en valor de las instalacionesI. FDEZ. PÁRAMO Se trataba de un complejo, una pequeña ciudad, en la que existían tanto las instalaciones industriales para la obtención de gas, electricidad y subproductos del cok, como laboratorios, almacenes y talleres anejos.También había oficinas, despachos y servicios para el personal como comedor, economato, servicio médico e incluso algún alojamiento. Para el arquitecto y concejal de Somos Ignacio Fernández Páramo, «no se trata tanto de conservar piezas sueltas, sino que lo interesante es un conjunto con relación que hay que proteger entero». Algunos elementos, señala, ya estaban catalogados, pero «el plan de César Portela no dio el mismo grado de protección a otras cosas y se previó una gran concentración de viviendas, colmatar la manzana, destruir el conjunto y buscar el mayor provecho residencial». PUBLICIDAD Según la Fundación Docomomo, la fábrica tiene bastante interés ya que «se integra en un conjunto definido físicamente y de disposición racional que ha evolucionado a lo largo de dos siglos y ha adquirido un valor documental como testigo de una época pasada y un carácter emblemático para la ciudad». Por eso, numerosos grupos y asociaciones han reclamado su recuperación y uso público. La experta de Docomomo María Fernanda Fernández, autora del informe, señala que «la cohesión espacial, los materiales empleados (hormigón armado, ladrillo macizo, paños vidriados), la amplitud de los espacios interiores y los destacados volúmenes, entre los que destaca el cilindro del gasómetro, así como los variados alzados, impregnados de racionalidad constructiva, convierten el conjunto en un singular ejemplo del Movimiento Moderno en Asturias», en el que participaron, añade, arquitectos de la talla de Joaquín Vaquero o Sánchez del Río.Qué hay dentroLo primero que hay que decir es que actualmente la fábrica pertenece a una empresa eléctrica privada y por lo tanto no es visitable, salvo permiso expreso de la misma. Visible desde fuera y a cierta distancia, lo más destacado es el esqueleto del peculiar gasómetro, construido entre 1958 y 1961, y que forma parte del horizonte de la ciudad. Edificio de servicio y la estructura metálico del antiguo gasómetro de la Fábrica de Gas de Oviedo.Edificio de servicio y la estructura metálico del antiguo gasómetro de la Fábrica de Gas de Oviedo.DOCOMOMO El gasómetro no medía nada, sino que servía para almacenar y controlar el ritmo de producción y consumo del gas. Es decir, dentro del armazón había depósitos que se iban llenando o vaciando según la necesidad, de desplegaban como una estructura telescópica, lo que hacía que pareciera un organismo «vivo». El gas se almacenaba en el interior de una campana metálica que subía y bajaba por el interior del depósito cilíndrico mediante unos raíles verticales. Y en realidad había tres, uno grande de 1.500 metros cúbicos y otros dos de 400 y 360 metros. La entradaEl frente azulejado de la calle Paraíso, integrado por piezas levantadas entre 1880 y 1960, «se presenta entre medianeras, con escaso fondo y cuidadas fachadas. Les confiere unidad la altura homogénea, la alineación y el aplacado cerámico azul, de valor plástico y metafórico» que completó Rodríguez Balbín hacia 1960. La portería es un pasadizo en torno al acceso principal de esa calle en la que destaca «la reformada puerta en arcada de piedra que funciona como atractivo reclamo con el alicatado policromo». El proyecto de García Lomas fue realizado por Casariego en 1925, en una línea regionalista. En 1933, Vaquero amplía las oficinas con una obra que ofrece un diseño racional en la parte trasera: huecos en faja y muros lisos, ángulo resuelto en rotonda (que duplica la curva del desaparecido gasómetro) y cubierta plana, oculta a la calle mediante un ático. Vivienda del directorEn 1935, también Vaquero diseña la vivienda del director. Las plantas y el altillo equilibran sus volúmenes geométricos; «se advierte la voluntad de integración de las artes en la cuidada escalera rematada con una linterna vidriada, de valor escultórico, o en el tratamiento de la fachada, compuesta como un cuadro abstracto», con paños lisos de azulejos. El conjunto se remata con una terraza que dispone de una pérgola alicatada. Edificio de servicios múltiples Este pabellón no dispone de frente a la vía pública, por lo que solo es visible al entrar en el recinto. La estructura de hormigón tiene un interior distribuido libremente. La planta es un heptágono irregular en dos plantas y un altillo. Albergó un garaje en la planta baja; la biblioteca, el comedor, el laboratorio de gas y los contadores en la planta piso; y los contadores y el laboratorio de electricidad en el altillo. Posteriormente fue reformado para alojar las oficinas de la compañía eléctrica. Así, las plantas se organizaron con dependencias en torno a un pasillo central. La fachada tiene dos partes: una tradicional, con ladrillo, sillería y teja árabe y en la cual se integran unos arcos recuperados de las casas que se demolieron para abrir la plaza de la catedral. La otra tiene un ángulo que se resolvió en curva y alberga la escalera en un cuerpo en forma de torreón que está iluminado por un hueco vertical; carece de decoración y en ella destacan los vanos corridos, la cubierta plana con barandilla de remate y la marquesina de gran vuelo. Añade el Docomomo que, aunque existe un proyecto algo diferente de Miguel García Lomas (1932), se constata la participación de Joaquín Vaquero en su diseño y construcción (1933). Almacén de carbón Dentro de la fábrica, en una zona elevada y sin frente a la vía pública, se alza una singular estructura de pilares y vigas de hormigón armado. Se proyectó en 1933 para cubrir unas instalaciones ya existentes, mediante un organismo flexible que se adapta al desnivel del terreno, ajustándose a las construcciones que la rodeaban. Esta estructura se compartimenta en un depósito de combustible servido por puente grúa, un área para su calcinación en baterías de cok y elementos para la fabricación del gas. La distribución se hacía mediante plataformas a diferente nivel, destinadas a usos diferenciados, y finas losas en voladizo situadas sobre los accesos y acabadas con remates aterrazados. Y llega el cierreLa fábrica cerró en julio de 1985. Desde entonces la compañía eléctrica quiso vender parte de los terrenos para construir viviendas, un proyecto que no fue aceptado. Las instalaciones llevan 35 años abandonadas.El grupo de Somos en el ayuntamiento propone que se mantenga el conjunto para equipamientos públicos o culturales. «Tiene muchas posibilidades. Si eso se conjunga con el plan de protección del Antiguo, con la propuesta de Paco Pol de instalar un ascensor de acceso desde la fábrica», salvando la muralla en la calle Paraíso, se conseguiría lo que Páramo llama «un escalonado de movilidad sostenible». Además, dice el edil, «es la única pieza sin resolver de la antigua línea de Económicos, lo que en su momento fuera Cinturón Verde, que son trazados de comunicación de muy baja pendiente. Desde San Lázaro, la calle Regla, atravesando la fábrica se saldría a Azcárraga y por una pasarela del Vasco que se tiene que abrir», hasta otro punto de la ciudad fácilmente.Si pasara a manos municipales, señala Fernández Páramo, «el interés sería otro ?sin excluir algo de vivienda social-, y tendría mucho potencial cultural. La localización es óptima y la escala es interesante», a lo que se podría añadir, dice, alguna otra parcela de EdP en la zona. Según la base de datos de patrimonio industrial del Principado de Asturias, la fábrica de gas y electricidad tiene protección por estar incluida en el Catálogo Urbanístico de Oviedo, aunque es la más baja. Los edificios protegidos son: la marquesina, el depósito de agua, el horno, la escalera de caracol (todos ellos obra de Ildefonso Sánchez del Río), el edificio que da a la calle Paraíso (obra de Joaquín Vaquero Palacios), el edificio de la puerta de entrada a la fábrica, el pabellón de servicios, el gasómetro, la chimenea troncocónica y la antigua fábrica de electricidad que da a la calle Postigo Bajo.

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