sábado, 7 de noviembre de 2020
Otra patata ardiente....
La crítica situación de largos en Arcelor pone en riesgo más de 2.000 empleos directos en Asturias
El grupo exige soluciones para no cerrar la acería de Gijón y los trenes de alambrón y carril, lo que conllevaría también el fin de un horno alto
Un trabajador con las nuevas chapas expedidas por la factoría de Gijón para el sector eólico./E. C.
Un trabajador con las nuevas chapas expedidas por la factoría de Gijón para el sector eólico. / E. C.
NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Sábado, 7 noviembre 2020, 01:06
La situación es tan compleja en Arcelor que podría ser la peor en décadas para las plantas asturianas. Sin duda, es el momento más difícil que tienen que afrontar en este siglo XXI. Está en juego el futuro de, prácticamente, la mitad de las instalaciones y, con ellas, la viabilidad a largo plazo del resto. Porque las factorías de Gijón y Avilés trabajan como un todo, están dimensionadas para funcionar con dos hornos altos y sin una parte la otra se desequilibra y acaba cayendo.
El problema está ahora en la división de largos -acería de Gijón y trenes de carril y alambrón-, que cuenta con unos 850 trabajadores, pero nadie duda de que su cierre iría aparejado al de un horno alto y esto, a su vez, arrastraría a un sínter y buena parte del parque de minerales. En total, alrededor de 1.500 empleos de plantilla y otros 500 de auxiliares. Y todo ello sin contar el personal indirecto e inducido que mueve Arcelor.
Baja productividad
Arcelor cree que se puede producir lo mismo o más con menos personal. De ahí el recorte de plantilla que propone.
Falta de fiabilidad
El tren de carril sufre problemas de fiabilidad desde la inversión acometida en 2016 para aumentar el tamaño de las piezas a 108 metros. El tren solo realiza tareas de laminación el 52% del tiempo.
Calidad
Alambrón se ha quedado prácticamente fuera del mercado de aceros de fácil mecanización (casquillos, bujías...) y también como cable de refuerzo para neumáticos. Tiene que mejorar su calidad.
Falta de apoyo de la UE
Tanto Arcelor como otras siderúrgicas exigen a la UE más medidas de defensa comercial para evitar el 'dumping' y la invasión del mercado de productos extracomunitarios. El alambrón es uno de los productos más afectados por las importaciones que llegan de China y Turquía. Además, se reclama un arancel ambiental que compense los costes de los derechos de emisión de CO2 que se pagan en Europa y que las plantas de fuera de la UE no tienen que asumir.
Precio de la electricidad
El precio final de la electricidad en España es muy superior al de Francia y Alemania. El estatuto para las electrointensivas no acaba de llegar y la gran industria cree que apenas tendrá repercusión.
Precio del mineral de hierro
Fundamental para la siderurgia integral asturiana penaliza su producción frente a la de las acerías eléctricas que usan chatarra.
Sería un cataclismo económico para la región. Solo la actividad estricta de la siderúrgica supone alrededor del 12% del Producto Interior Bruto asturiano. Su efecto tractor es muchísimo mayor. Mittal, además, ha demostrado que no va de farol y en las últimas semanas ha anunciado los cierres de un horno alto y la acería de Cracovia (Polonia) e instalaciones en Luxemburgo.
Del problema de largos se lleva advirtiendo, al menos, dos años, pero la pandemia ha iniciado la cuenta atrás. La dirección de Arcelor en Europa exige soluciones y las quiere ya. El problema es que no son tan sencillas de poner en marcha y, en muchos casos, ni siquiera dependen de la compañía o de los trabajadores.
Ahora está sobre la mesa el plan de productividad de largos, que negocia la compañía con los sindicatos y que implicaría una reducción de personal de 44 personas, entre alambrón (21) y acería (23), sin contar carril, mantenimiento o posibles cambios de calenario. La dirección asturiana ha dado de plazo quince días para un acuerdo. Esta reducción de personal no es suficiente para salvar largos, pero se quiere presentar en Luxemburgo como la demostración de que las cosas pueden cambiar.
Otro problema sobre el que se trabaja es la falta de fiabilidad de los trenes. El de carril, desde la inversión realizada en 2016 para poder fabricar piezas más largas, ha tenido dificultades. Se ha avanzado para subsanarlas, pero aún hay mucho margen de mejora. De hecho, el tren solo realiza tareas de laminación el 52% del tiempo total.
En alambrón también hay ciertos problemas de fiabilidad y, sobre todo, de calidad, lo que le ha hecho quedarse fuera del mercado de los aceros de fácil mecanización (casquillos, bujías...) y también como cable de refuerzo para neumáticos. A la vez tiene que lidiar con la competencia desleal que llega de China y Turquía, ya que este producto es uno de los que más se está introduciendo en Europa a precios de derribo.
Y ahí viene otro de los grandes problemas: la falta de apoyo de la UE para contener la entrada de material extracomunitario que tira los precios, a la vez que no cumple con los estándares medioambientales que se exigen en Europa, ni asume costes como los derechos de emisión de CO2 que pagan los productores locales. Por ello, se insiste en la necesidad de un arancel ambiental y de proteger a la siderurgia europea del 'dumping' que llega de fuera. La UE, de momento, y a pesar de la caída de la demanda por la pandemia, mantiene medidas de defensa comercial muy laxas.
Otro problema, este típicamente español, es el del precio de la electricidad, muy superior en España que en Francia o Alemania, lo que implica que las factorías asturianas son menos competitivas. El Gobierno prometió hace dos años que iba a aprobar el estatuto para las electrointensivas y este sigue sin llegar. Tras ver el borrador, nadie espera en la siderúrgica que vaya a paliar sus problemas.
Por otro lado, hay un elemento sobre el que es imposible actuar, las instalaciones asturianas están muy penalizadas por el precio del mineral de hierro frente a las acerías eléctricas que emplean como materia prima chatarra.
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