martes, 1 de febrero de 2022
Ala desprotegida o...abandonada?
Viaje al Suroccidente herido
El territorio asturiano con mayores problemas de despoblación puede ser la próxima parada electoral de los nuevos regionalismos de la España vaciada.
Por
Diego Díaz Alonso
1 febrero 2022
Foto: David Aguilar Sánchez.
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.
Junto con la belleza de sus paisajes, quizá lo primero que llame la atención al viajero que se adentra en el Suroccidente asturiano sean sus sinuosas carreteras. Sinuoso es aquí un adjetivo elegante para dulcificar lo que para sus habitantes son sencillamente carreteras malas y peligrosas. “Desde Cangas tardamos más en ir a Gijón que a la Coruña” explica indignado Marcos Verano, autónomo, vecino de Cangas del Narcea, y uno de los fundadores de la plataforma cívica “El Suroccidente también es Asturias por unas carreteras dignas y seguras”. Quizá las carreteras no sean el principal problema de esa extensa comarca que en un sentido amplio conforman Degaña, Ibias, Allande, Tineo y Cangas del Narcea, pero los constantes retrasos en la construcción de la Autovía del Suroccidente, los argayos y finalmente la muerte el pasado mes de noviembre de una vecina por un desprendimiento de rocas en la carretera AS-15, se han convertido en el catalizador del malestar social de un territorio que se siente olvidado por el Principado. “Al Suroccidente nos están tocando las tres crisis: la del cierre de la minería, la del campo y la de la descarbonización” señala Verano. Desde el final de la minería la zona ha perdido un 54% de su población. 10 puntos más que la media de las cuencas mineras del centro de Asturies.
El crecimiento del turismo y del vino de Cangas son quizá las únicas buenas noticias económicas de un Suroccidente en el que en los últimos nueve años se destruyeron 1.935 empleos. El cierre de la central térmica de Soto de la Barca, Tineo, que daba empleo a casi 200 trabajadores, ha sido el último golpe a una economía fágil, en la que tras el final de la minería, el viejo sector primario, la ganadería y la agricultura, vuelve a ser la principal fuente de empleo: el 25% de todo el que se genera en la zona. Víctor Manuel Álvarez es uno de los últimos trabajadores de la central térmica. Quedan 60 como él, que trabajan desmantelando la factoría en la que muchos llevan trabajando toda su vida. El futuro de este enorme espacio una vez sean dinamitadas las instalaciones está todavía en discusión. Víctor lamenta que el cierre haya llegado antes que las alternativas y se muestra muy escéptico con los convenios de transición justa del Gobierno para las zonas como la suya: “Alguien va a coger los millones de euros y no se va a crear empleo”. Por ahora la principal inversión anunciada por el Ministerio que dirige Teresa Ribera para el Suroccidente son 83,4 millones de euros para restauración ambiental de tres minas a cielo abierto de Tineo, Degaña e Ibias. Se espera que los trabajos de regeneración generen algunos cientos de empleos, aunque sea mientras duren las obras.
Carretera al santuario de la Virgen del Acebo, Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez
Trabajos de adecuación de la carretera AS15. Foto: David Aguilar Sánchez
Central térmica de Soto de la Barca, Tineo. Foto: David Aguilar Sánchez.
También en la comarca se siente el malestar del campo expresado en las últimas movilizaciones de la plataforma Asturias Ganadera. Amelia Díaz, de Mieldes, Cangas del Narcea, ganadera ecológica, criadora de de vacas de la raza Asturiana de los Valles, apoyó las recientes movilizaciones que llenaron el centro de Uviéu y acabaron con una carga policial y cinco ganaderos imputados por desordenes públicos y agresión a la autoridad. Para Díaz la subida del gasoil, los piensos y la luz hacen cada día más inviable explotaciones familiares como la suya. “Vendemos al precio de hace 25 años. Nos están haciendo abandonar”, lamenta esta productora, que señala que de momento no se están notando los efectos de la nueva Ley de Cadena Alimentaria aprobada por el Gobierno para evitar los abusos de los intermediarios y garantizar precios más justos a campesinos y ganaderos. Díaz explica que para alguien que quiera empezar hoy en el campo asturiano “todo es muy difícil, aunque haya ayudas”, y apunta al lobo como otro de los problemas a los que se enfrentan los ganaderos.
Paisaje de Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez
Víctor, uno de los últimos trabajadores de la térmica de Tineo. Foto: David Aguilar Sánchez.
El Suroccidente supone el 20% del territorio asturiano pero apenas cuenta con unos 25.000 habitantes. Lidera el envejecimiento y la caída demográfica asturiana. Jaime Izquierdo, Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico, considera que la zona viene a ser algo así como “el Canadá asturiano“: un territorio alejado del centro económico, muy extenso y muy poco poblado. No siempre fue así, al menos comparatívamente. En la Asturies de principios del siglo XX, el Occidente tenía a Valdés, Tineo y Cangas entre los cinco concejos más poblados de Asturies después de Uviéu y Xixón.
Aunque la minería en la zona arranca a principios del siglo XX, su boom llegará décadas más tarde, durante el desarrollismo franquista. El boom minero lo cambia todo y convierte a una zona tradicionalmente agrícola y ganadera en un enclave mucho más parecido a nivel social y económico a las cuencas centrales, pero en un espacio más rural y aislado que los valles mineros del Caudal, Nalón y Aller. Son años de vacas gordas, prosperidad, buenos salarios y consumo alto, en los que Cangas del Narcea se consolida como la capital económica de la zona. Se levantan edificios de pisos, el comercio está vivo y los bares y la noche canguesa también. El final de la minería marca el declive de la capital del concejo más grande de Asturies, que pese a todo sigue conservando más dinamismo que el resto de villas gracias a concentrar comercio, supermercados y servicios como el hospital y el instituto. La villa atrae a habitantes de zonas rurales del Suroccidente, pero el principal movimiento migratorio no se dirige hacia Cangas sino diréctamente al centro de Asturies, y más en concreto a su capital.
“El Suroccidente es el 20% del territorio asturiano pero apenas cuenta con 25.000 habitantes”
A pesar de los paralelismos con las históricas comarcas mineras, la caída de la población suroccidental ha sido un 10% mayor aquí que en las cuencas centrales. Muchos de los mineros jubilados conservan sus raíces en el Suroccidente pero en previsión de futuro se compraron pisos en Uviéu y Xixón, sobre todo en los años previos a la gran crisis de 2008, cuando florecieron grandes promociones inmobiliarias en los nuevos barrios de las dos principales ciudades asturianas. A menudo las casas eran para sus hijos, que iban a estudiar a la Universidad o a centros de Formación Profesional, pero se terminaron también convirtiendo con el tiempo en la residencia habitual de la familia. “La mitad de Cangas está en La Corredoria. Por eso la panadería Manín tiene una tienda en Cangas y otra en La Corre“, bromea Fran, uno de los hijos de ese movimiento migratorio, que tiene también algo de trashumancia vaqueira. Las familias suroccidentales viven buena parte del año en la ciudad, sobre todo los inviernos, y regresan al pueblo, dependiendo de la temporada, los fines de semana, los puentes o las vacaciones.
Patio de colegio, Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez.
Beatriz Egido, enfermera y secretaria general de CCOO del Suroccidente. Foto: David Aguilar Sánchez.
Un hombre mira una esquela en Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez.
Beatriz Egido es una rara avis. Migrante en tierra de emigrantes, esta enfermera salmantina llegó en 1996 a trabajar al Hospital de Cangas del Narcea. Pudo terminar aquí como en cualquier otro lugar. Cuestión de suerte. El Suroccidente le gustó, se casó, fundó una familia, echó raíces en Allande y lleva más de 20 años implicada en su tejido social. En el colegio, en la asociación vecinal, como concejala socialista y ahora al frente de la Unión Comarcal de CCOO. “La gente se queja mucho de las carreteras y con razón, pero en 1996 eran todavía peores” recuerda Egido. La sindicalista considera que el Suroccidente ha mejorado mucho en servicios y tiene ahora más turismo gracias al Camino de Santiago, pero sufre un descenso de población que complica su futuro. Egido considera fundamental la diversificación económica del territorio y apunta que si la zona se está llenando de parques eólicos, las poblaciones deberían participar en mayor medida de sus beneficios, por ejemplo a través de empresas públicas, participadas por los ayuntamientos, que se metan en el negocio de las renovavles. Su sindicato organizó el mes de enero unas jornadas para analizar las posibles alternativas económicas para el Suroccidente. El economista Darío Díaz, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico planteó en ellas que el turismo, a pesar de su creciente importancia “no puede ser la única alternativa”. Desde CCOO defienden explorar diferentes vías: vino y producción agroganadera de calidad, sector forestal, pequeña industria transformadora ligada al territorio, servicios para atender a una población muy envejecida… Para Díaz es fundamental que los pequeños ayuntamientos cuenten con apoyo técnico para gestionar las ayudas europeas y evitar que solo los grandes capten los ansiados Next Generation.
Hogazas, empanadas y roscas artesanas en la panadería Manín de Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez.
Monumento al picador en Cangas del Narcea. Foto: David Aguilar Sánchez.
Jaime Izquierdo, que lleva décadas reflexionando y escribiendo sobre el futuro del medio rural asturiano, pone el foco en una pequeña unidad como Moal, 100 habitantes, en Cangas del Narcea. El responsable de reto demográfico del Principado define a Moal como la “aldea del futuro”. “Están diversificando la producción y haciendo la concentración parcelaria para superar el minifundismo, hacer la explotaciones más viables y poner a funcionar fincas que estaban si uso” señala Izquierdo, que destaca las particularidades de esta localidad, con un gran sentimiento comunitario y un denso tejido asociativo. El geógrafo Manuel Maurín no resta importancia a experiencias modélicas como la de Moal, pero apunta que “a ese ritmo, aldea a aldea, tardaremos 100 años en combatir la despoblación”. El profesor de la Universidad de Oviedo/Uviéu se muestra muy crítico con estrategias de desarrollo rural que “no plantean ningún tipo de resistencia a las dinámicas globales de acumulación”. Para Maurín las políticas del Principado han ido más destinadas a dulcificar la decadencia del campo que a revertirla. “¿Dónde está el impulso mil veces anunciado a la diversificación de los usos del monte cuando todavía a día de hoy la mayor parte de la extracción forestal se sigue destinando a producir celulosa?” se pregunta el geógrafo asturiano. Izquierdo considera que la aldea lleva perdida más de 100 años y que no hay soluciones fáciles ni rápidas al problema: “Me interesa más la propuesta que la protesta. Es falso que el Gobierno quiera machacar al campo”.
Mientras los planes de repoblación, estrategias de desarrollo rural y proyectos de transición justa siguen ocupando titulares en los medios de comunicación, entre la población crece el cabreo del que las carreteras se han convertido en detonante para una respuesta más organizada. El PSOE tiene un fuerte arraigo e implantación en el Suroccidente, pero el cierre de filas de los alcaldes socialistas con el Principado por la polémica de las infraestructuras ha decepcionado a buena parte de su base social. En pleno auge de los nuevos regionalismos de la llamada España Vaciada IU ha lanzado la idea de una Convocatoria por el Occidente que canalice desde la izquierda este malestar. Para algunos de los integrantes más activos en las plataformas ciudadanas la cosa no funcionará si vuelven a ser “los de siempre” quienes se pongan al frente de la nueva marca electoral. En los movimientos de protesta hay quienes están por dar el salto al terreno electoral y quienes no quieren ni oir hablar de ello. Darlo supondría además coordinarse con el Occidente costero, con otras dinámicas, tejido social y problemáticas. Es problable que los resultados de las nuevas candidaturas provincialistas en las elecciones de Castilla y León pesen en que el Occidente se convierta o no en la próxima parada electoral de los nuevos regionalismos que quieren llevar a las instituciones el malestar de la España Vaciada.
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