sábado, 7 de diciembre de 2024

Vayan anotándolo SPXM....Recomendado...

Nortes | Centraes na periferia ActualidáTemesCulturesMemoriaOpiniónGaleríesXenteHazte socia de Nortes ActualidáDestacaesOpinión SPXM. Contra las naciones y la democracia. Por Enrique Del Teso 7 diciembre 2024 Donald Trump «Los americanos, hayan votado o no a Trump, no quieren invertir en empresas que desarrollan experimentos científicos woke». Palm Beach es un pueblo repleto de millonarios, una burbuja exclusiva con una renta per cápita astronómica. A mediados de los 80 Donald Trump incomodó a todo el vecindario comprando la histórica mansión de Mar-a-Lago, con sus 20.000 metros cuadrados, su exclusivo club privado y sus 126 habitaciones. Para los residentes era un intruso. Peleíllas de millonarios. En vísperas del aniversario de nuestra Constitución Financial Times desvela un aquelarre de millonarios reunidos en Mar-a-Lago. Allí, en casa de Trump, se creó estos días un nuevo fondo de inversión llamado Azoria. Quieren atacar la cotización de empresas que tengan políticas de igualdad de género y de diversidad racial o de otro tipo. A eso vienen las palabras de Fishback entrecomilladas al principio de estas líneas. La mayoría de los estados tienen políticas y, por tanto presupuestos, para favorecer la igualdad. Si se observa que el paro es mucho mayor en mujeres que en hombres o en discapacitados que en la población sin impedimentos físicos, si determinadas etnias tienden a formar guetos de pobreza, si se observan desigualdades injustas, se favorecen con dinero las prácticas empresariales que ayuden a que se reduzcan. Azoria hará lo mismo en sentido inverso y de manera coercitiva. Atacará a los grupos empresariales con políticas de plantilla sensibles a este tipo de desigualdades. Esto lo hacen desde la casa de Trump. Se anuncia así que detrás de ese dinero estará también el poder político. Starbucks es la primera señalada. Evidentemente, una cosa es no tener políticas de igualdad en la selección de plantilla y otra cosa es gastar mucho dinero para hundir al que sí la tenga. No es economía de lo que hablamos. Es la guerra cultura ultra. El totalitarismo quiere establecerse con los votos de la mayoría y controlar a esa mayoría desde los resortes del poder. Para ello su propaganda tiene que fijar sus propósitos en valores éticos compartidos. Los valores, como las emociones, guían decisiones y conductas, pero un poco a ciegas, trabajan con ecuaciones de pocos componentes, pueden servir para una cosa y la contraria y fácilmente chocan entre sí. Por eso los usa la propaganda. El ETF de Azoria se llama SPXM. ETF significa Exchange Traded Fund, un vehículo de inversión. Con las matemáticas y las finanzas nunca se sabe de qué se está hablando. El nombre SPXM significa Standard & Poor for Meritocracy. El fondo Azoria invertirá en las empresas del índice Standard & Poor 500, excluyendo a aquellas que tengan políticas de igualdad e intentará atacar su valor bursátil. Valores éticos compartidos. Para empezar, nunca hay que argumentar un ataque. Atacar es una cosa mala en la moral de casi todo el mundo. La agresividad solo se justifica si es para defenderse. Nadie ataca, todo el mundo dice defenderse. Putin invade Ucrania para defenderse. La Iglesia y los ultras no quieren imponer censura católica en la enseñanza, quieren defenderse del laicismo que ataca la libertad religiosa. Musk y Trump La ultraderecha siempre es violenta. Abascal no dice que vayan a atacar a nadie. Dice que cuando sea necesario se defenderán con los puños. Así que Azoria no va a atacar a mujeres ni a razas. Va a defender. ¿Por qué hay que discriminar a los hombres blancos heterosexuales? Hay que defenderlos. Las mujeres tienen más paro que los hombres y cobran menos. Pero es a los hombres a los que hay que defender de esta situación. Hay muchos cuchitriles empresariales donde un homosexual tiene que ocultarse. Pero hay que defender a los heterosexuales. Además de anunciar su cruzada como defensiva, tienen que anclarla en más valores. Quién puede discutir que el mérito es la manera justa de alcanzar ciertos puestos. Las políticas de igualdad parecen primar ciertas características de los sujetos, como su sexo o raza, sobre su valía. «Corten el rollo, contraten a los mejores, no se disculpen, ganen dinero», decía exultante Fishback a los otros millonarios en casa de Trump. Sin embargo, Financial Times (recuerden que no es un periódico comunista) dice que el informe McKinsey señala que las empresas con políticas de igualdad que lograron sus objetivos son un 39% más que las empresas sin esas políticas de igualdad. Es difícil interpretar las cifras, pero conceptualmente la cosa es fácil de entender, si damos la vuelta a lo que dice la propaganda ultra. Las mujeres, por ejemplo, no tienen más paro que los hombres porque sean más tontas. Los sectores donde no están o donde no se las promociona simplemente las discriminan. Tener políticas de igualdad es poner cuidado en no discriminar. No tenerlas es discriminar. Discriminar, por ejemplo, a media población no puede ser muy rentable, se te tiene que escapar entre los dedos mucho talento. Dando la vuelta a su propaganda, el informe McKinsey dice que no discriminando tiendes a tener mejores plantillas. Si la plantilla de una empresa es, caricaturizando un poco, de hombres blancos heterosexuales, no será porque, como dice Fishback, hayan cortado el rollo y hayan contratado a los mejores. Y luego la propaganda tiene que elegir un frente útil. No pueden hablar de igualdad, porque es un concepto ético arraigado. Meten la palabra woke. Así parece una lucha contra una ideología, como si se despolitizaran las finanzas. Y además es una palabra que polariza, no solo entre derecha e izquierda, sino entre las izquierdas. Llevan el impulso de ultraderecha a las finanzas, diciendo que quieren librar a las finanzas de ideología. Lo cierto es que el aquelarre de Mar-a-Lago hace evidentes algunas cosas que hay que anotar. 1. Dinero, mucho dinero. La ultraderecha crece porque tiene muchos ricos detrás. Todas las ultraderechas quieren quitar los impuestos, los derechos laborales y los servicios públicos. La ultraderecha crece porque grandes fortunas soltaron a los perros. 2. Trump se presentó como un rebelde contra las élites. Allí en Mar-a-Lago estaban las élites, en su casa. En todas partes las élites de vividores contra las que los ultras se rebelan son clases medias con estudios que viven mejor que los pobres, pero que no tienen privilegios sino bienestar. Oirán a Vox hablar contra los mantenidos, contra los chiringuitos, contra los privilegiados. Pero nunca hablarán contra bancos, fondos de inversión que alteran los precios de la vivienda, contra Florentino Pérez o contra Amancio Ortega. Las élites son los estudiados. 3. La aporofobia será cada vez más chirriante. El que es pobre lo es por sus carencias. Vargas Llosa dijo que la igualdad es una opresión que hace «tabla rasa de las distintas capacidades individuales, imaginación, inventiva, concentración, diligencia, ambición, espíritu de trabajo, liderazgo». La igualdad es estúpida, porque estúpido es «ignorar que entre los individuos hay inteligentes y tontos, diligentes o haraganes, inventivos y rutinarios o lerdos, estudiosos y perezosos». Ya saben por qué no pueden pagar el alquiler: por tontos, haraganes, rutinarios, lerdos y perezosos. Lo dijo un premio Nobel. 4. Una sociedad solo acepta la eliminación de derechos si solo afecta a una minoría. Por eso, cultivan el odio a las minorías. Eliminar derechos en minorías (por ejemplo, a inmigrantes) es el primer paso para la privación de derechos a cualquiera. 5. La igualdad más peligrosa para sus intereses es la de género. El feminismo es la peor bicha cultural y política de los ultras. Remueve muchos resortes sociales y económicos. Y tiene algo peor, su importancia demoscópica. «El feminismo es posiblemente la fuerza política más poderosa», dijo Carlos Aragonés, antiguo jefe de gabinete de Aznar. Ya lo dijo Rubiales, tras el piquito: es el principal problema de España. 6. A los ricos les sobran las naciones. Las naciones tienen leyes y derechos y ellos no quieren reglas. El nacionalismo patriotero de los ultras es solo la sobreactuación de símbolos y la esclerosis de tradiciones. La patria a la que aspiran tendrá la yugular abierta. ¿Qué dirá la Constitución de todo esto?

No hay comentarios: