domingo, 14 de junio de 2009

Manualillos para una crísis ( 1 )

La deflación más cerca de lo que creemos.

La deflación amenaza los ‘brotes verdes’

El IPC ha caído de nuevo en mayo respecto al mismo mes del año pasado hasta el -0,9%, tercer registro negativo interanual consecutivo desde 1962. Aunque seguirá bajando en los próximos meses influenciada por los precios a la baja de industria, manufacturas y servicios, los analistas creen que es algo coyuntural. El alza del precio del crudo apunta que la economía podría recuperarse ligeramente después del verano.

El Índice de Precios al Consumo (IPC) se mantuvo sin cambios en mayo respecto al mes anterior, pero bajó siete décimas en tasa interanual hasta el -0,9%, una décima más de lo que adelantó el IPC armonizado (IPCA), que situaba la variación interanual de los precios en el -0,8%. La inflación alcanza un nuevo mínimo histórico internanual, tras encadenar su décimo descenso consecutivo, y desde 1961, año en el que se inicia la serie histórica del IPC, nunca se había experimentado una tasa interanual tan negativa de crecimiento de los precios.

Esta tasa contrasta con la obtenida en mayo de 2008 (4,6%), uno de los meses en los que los precios mantenían una senda ascendente por el encarecimiento del petróleo. La inflación interanual se aleja y mucho de los máximos cercanos al 5% que alcanzó durante el verano pasado, cuando los precios tocaron 'techo' en el mes de julio, con un IPC del 5,3%. A partir de entonces, la inflación comenzó a descender. Desde julio de 2008 hasta mayo de 2009, el IPC se ha reducido más de seis puntos, aunque, de momento, el Gobierno ha descartado una situación de deflación -el FMI considera que hay deflación cuando los precios decrecen durante dos trimestres consecutivos-.

En total, desde julio de 2008 hasta mayo de 2009, el IPC se ha reducido más de seis puntos, aunque, de momento, el Gobierno ha descartado una situación de deflación (el FMI considera que hay deflación cuando los precios decrecen durante dos trimestres consecutivos).

La caída de la inflación interanual se debió principalmente a la caída de precios en transporte, cuya tasa anual se redujo casi dos puntos respecto a abril, hasta el -9,1%, como consecuencia de que los carburantes y lubricantes se han encarecido menos este año que en 2008. De hecho, el organismo estadístico destaca que la tasa anual de esta parcela, del -24%, es la más baja registrada desde agosto de 1986. También contribuyó al descenso interanual de los precios el abaratamiento de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas, que disminuyeron su tasa anual siete décimas, hasta el -0,8%, su valor más bajo desde octubre de 1997. Las frutas frescas, la carne de ave y la leche son los alimentos que más influyeron en esta evolución.

La ministra de Economía, Elena Salgado, ha asegurado, que la economía española no entrará en deflación y que la cifra está "dentro de lo previsto". Para la ministra, estos datos "no suponen un peligro real de deflación" y ha asegurado que si se descontase el efecto del petróleo y los alimentos frescos, la tasa de inflación sería positiva.

La evolución del petróleo es un asidero sólido para los que argumentan que la caída de los precios tiene fecha de caducidad. La diferencia con lo que aconteció el año pasado es brutal (en marzo de 2008 el barril de brent alcanzó una cotización media de 66 euros, este mes se quedó en 36). Y será aún mayor, al menos, hasta julio: la vertiginosa subida que registró el crudo en 2008 tocó cima en verano, con un precio superior a los 93 euros.

La llamativa evolución de los precios en España, por su elevada dependencia energética, debe mucho a la evolución del petróleo: fue el país que peor encajó la escalada del crudo (la inflación alcanzó el 5,3% en julio del año pasado) y el que más se beneficia de la devaluación del oro negro. Pero no es la única explicación. El influjo de la caída de la demanda, causa y efecto de la recesión, gana peso. Y es ahí donde se abre el debate.

La caída de los precios ha tenido muchas consecuencias positivas para la economía española: el ahorro en la factura energética este año puede llegar a los 18.000 millones de euros. Y el descenso del Euríbor, tras sucesivas recortes en los tipos de interés facilitados por la baja inflación, supondrá una inyección de más de 6.000 millones para las familias que tenían ya hipotecas de tipo variable.

Pero la deflación asusta porque, como explica Laborda, si es prolongada, "eso lleva a un cambio de las expectativas sobre los precios y hace que la gente se frene al consumir o invertir", lo que transformaría la recesión en depresión, como ocurrió en tras el crack de 1929 en EE UU. Además, si la inflación ayuda a pagar las deudas (lo que se debe a los bancos no se actualiza con el IPC y los sueldos sí), la deflación aumenta su coste relativo, una mala noticia para un país tan endeudado como España.

El servicio de estudios de La Caixa añade que "las tradicionales rigideces de la economía española dificultan la deflación". Los expertos de la entidad catalana hacen referencia a la resistencia a caer de los precios de los servicios y los incrementos salariales, que en muy pocos casos se dan la vuelta. Todo eso se deja notar en la inflación subyacente, que baja a paso lento.

Manuel Tortajada

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