La lucha a cara de perro ,por el control del futbolín, daba esto y mucho más....
Contreras hace ocho meses: "Cebrián es mentiroso, prepotente y soberbio"
1 octubre de 2008. José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta, sube al estrado del Foro de la Nueva Comunicación. Está molesto. La semana anterior Juan Luis Cebrián, el todopoderoso capo de Prisa, no ha sido precisamente amable ante el mismo auditorio con su cadena y Mediapro, su accionista de cabecera, con los que libra la guerra del fútbol. Y es oír el nombre y se lanza. Contreras acusa a Cebrián de “mentiroso y prepotente”. También de “autoritario y soberbio”. Por si quedaran dudas, culmina: “Cebrián no me hace gracia cuando hace un chiste, pero me suelo partir cuando habla en serio”.
Debe ser que el pasado jueves Cebrián habló muy en serio. Y es que el José Miguel Contreras de octubre es el mismo que hace dos días, casi de madrugada, aparece ufano, casi cogido del brazo del factótum de Prisa, en la foto que certifica el acuerdo entre Sogecable y Mediapro para acabar con la guerra del fútbol y abrir las negociaciones para crear un holding de las actividades audiovisuales de ambos grupos. Todos felices. Cebrián, en el centro de la poco decorosa instantánea, aparece henchido, con Contreras, a la izquierda, y Tatxo Benet, a la derecha. El número dos de Roures será vicepresidente de la sociedad. Manuel Polanco, responsable del área audiovisual de Prisa, la presidirá; a él casi ni se le ve. Es un secundario.
En aquel día de otoño, Contreras se rebeló contra las advertencias de Cebrián siete días antes. Aquél había dicho, respecto a la Ley Audiovisual, que le iba a “dar una segunda oportunidad al Gobierno para hacer una ley sin amiguismos”. Pareció claro a quién tenía en mente como los amigos de Zapatero. A esos mismos a los que reiteradamente aludía por haber recibido por parte del Ejecutivo la concesión de una cadena en abierto. El responsable de La Sexta respondió: “Para Cebrián el amiguismo del Gobierno es todo lo que no le favorece a él”.
Y elevó sus críticas al grupo, y a su periódico, por estar cometiendo “todo tipo de tropelías” para perseguir a La Sexta y Mediapro: “Se está distanciando de lo que Prisa y El País han representando históricamente toda su vida. Curiosamente, utilizando la prepotencia, el autoritarismo, la soberbia y la manipulación, está convirtiéndose precisamente en aquello que El País nació para combatir”. Contreras, que trabajó 12 años en la casa, aseguró que nada le dolía más que “alguien se atribuya el espíritu de Prisa y lo que representa, que es algo que corresponde a los cientos de profesionales que han trabajado allí durante años”.
Prisa, la secta maoísta
Claro que las palabras de los consejeros delegados se quedan cortas si las comparamos con las del gran ausente de la histórica instantánea: Jaume Roures, presidente de Mediapro, a quien, como a Javier Díez Polanco, nadie quería en las negociaciones. Recientemente, el productor aseguraba sin ambages, en el Magazine de El Mundo, que “Prisa siempre me ha parecido una secta maoísta, que sigue al jefe hasta la muerte y nada se construye sobre ella”. También se refería a la situación económica de Prisa. “Está en una situación tan dramática que no tiene mucha salida como negocio. No sólo tendrán que dejar de ser prepotentes, sino que deben cambiar radicalmente sus planteamientos”, dijo. Ahora son sus socios.
La opinión de Roures sobre Cebrián tampoco deja bien parado al jefe de Prisa. La apuntó el empresario catalán en una de sus intervenciones en el Foro Nueva Economía, el 22 de octubre de 2007. No se anduvo por las ramas: “Todos los medios de Prisa han disparado contra nosotros y ninguno de ellos nos ha preguntado. Que quien se ha pasado años dando lecciones al resto de los mortales incurra en esta desviación le convierte en académico de la hipocresía”. Más recientemente, el 28 de abril de este año, Roures alababa al fallecido Jesús Polanco, aunque “otra cosa son los entornos que juegan un papel que no les corresponde”, apuntaba en referencia a Cebrián. “Tienen que aterrizar en el mundo de los que picamos piedra”, les espetaba. Se entiende que ahora picarán juntos.
Las cuitas de Roures y Cebrián también han alcanzado a personajes periféricos, como Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación, próximo a Mediapro y La Sexta. Cebrián aseguró que era un “brujo” a quien hacen mal en atender en Moncloa. Roures no dudo en replicarle y recordar que para el consejero delegado de Prisa era el “pacificador digital” cuando abandonó su cargo en el Ejecutivo. Y, sobre todo, han tenido como centro neurálgico los problemas judiciales entre ambos grupos a cuentas del fútbol, que se han comprometido a buscar fórmulas para resolver. A resultas de este problema han florecido los insultos.
“Hay a nuestro juicio un incumplimiento contractual por parte de Mediapro, compañía que pertenece a los mismos dueños de La Sexta, tan proclives a codearse con el poder –afirmaba Cebrián en octubre de 2007-. Hemos acudido a los tribunales (…) El consejero delegado de La Sexta miente. Mientre cuando dice que no queremos un acuerdo. Él sabe cuántas modalidades del mismo hemos sugerido (…) Miente también cuando dice que hemos politizado el asunto. Y no me obligue a dar más detalles”.
Como Roures, hay una figura que tiene mucho que ver en el acuerdo alcanzado el jueves aunque tampoco esté en la foto. En este caso, ya no está ni en el mapa. Los mayores conflictos de Mediapro y Prisa han tenido como protagonista a Javier Díez Polanco, que el pasado 5 de mayor era forzado a abandonar la compañía y allanaba el camino al acuerdo. El sobrinísimo, no muy dado a las apariciones públicas, sí llegó a confesar a sus próximos: “Ya no sabemos quién está detrás de Mediapro”. Corría agosto de 2007 y el grupo de Roures atesoraba derechos deportivos uno tras otro. Casi dos años después, Prisa tendrá ocasión de obtener de primera mano la respuesta que ya intuye.
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