martes, 20 de abril de 2010

Un Duelo con morbo...

Liga de Campeones - Entre los Milito no habrá concesiones

Eurosport - lun 19 abr 19:05:00 2010

Son hermanos, pero sólo porque así lo dice el apellido. Los Milito no tienen nada que ver, son como el día y la noche. Acostumbrados a enfrentarse desde niños, en las próximas semanas volverán a medir sus fuerzas en la pelea por acceder a la final de la Champions.

Enemigos íntimos, criados bajo el mismo techo de una modesta casa en el barrio obrero de Bernal (Buenos Aires), Diego y Gabriel crecieron juntos corriendo detrás de una pelota y fomentando la única afición en 'común' que ambos comparten: el fútbol.

Quienes les conocen aseguran que son muy distintos: Gaby es de Independiente; Diego, de Racing (los dos equipos de Avellaneda). Uno es central; el otro, delantero. Al primero le gusta el pelo largo, el segundo lo prefiere corto. Gaby se queda con la pasta, Diego lo haría con las milangas de mamá Mirta. Todo parecen ser diferencias entre dos hermanos que, al compartir la misma sangre, también comparten el mismo espíritu competitivo.

Justo después de que Messi destrozase al Arsenal y metiera al Barça en las semifinales de la Liga de Campeones, Gaby manifestó: "Pase lo que pase, al menos habrá un Milito en la final de la máxima competición continental". Tenía razón y en ese mismo razonamiento quedó clara otra de las diferencias entre ambos. El zaguero siempre se ha identificado con el juego colectivo, de toque y ofensivo que defiende el Barcelona mientras que Diego se ha caracterizado por ser un ariete de garra y de pelea, seña de identidad de la escuadra neroazzurra.

Acostumbrados a enfrentarse

Si Pep Guardiola decide alinear a su central (algo que parece complicado ya que Piqué y Puyol están disponibles), los dos hermanos volverían a verse las caras. Desde que iniciaron sus respectivas carreras profesionales, han cruzado sus caminos en cuatro ocasiones, con un balance de 3 victorias y un empate a favor de Gaby.

La primera vez tuvieron que jugar el uno contra el otro fue en el Torneo Apertura de 2002, temporada en la que Independiente ganó el título pese a la derrota por 1-4 ante su eterno rival en el Clásico del Barrio de Avellaneda. Fue un choque de sabor agridulce para el zaguero porque, aunque su equipo ganó, él fue expulsado.

El 9 de marzo de 2003, ya en el Torneo Clausura, 20 miembros del clan Milito se dieron cita en las gradas del estadio Juan D. Perón para no perderse un nuevo cara a cara entre dos integrantes de su familia, considerados a su vez como dos de los talentos más prometedores del fútbol argentino. Es cierto que todos esperaban un choque muy tenso pero, lo que a buen seguro nadie se imaginaba, fue lo que sucedió apenas unos minutos después de que el balón comenzase a rodar.

Cuando el fútbol es más que una pasión

Unidos por la sangre, separados por el balón. Gaby, apodado como El Mariscal, estaba decidido a evitar que ningún rival perforase la meta de su portero. Contundente y siempre atento para salir al corte, cometió una dura entrada sobre Juan Manuel Torres, lo que dio lugar a una de las imágenes más curiosas que se recuerdan sobre un terreno de juego: ¡¡No todos los días se puede ver a dos hermanos discutiendo de manera acalorada sobre el césped!!

Diego, muy enfadado por la entrada de Gaby sobre su compañero, corrió como un loco hacia Horacio Elizondo, al que le reclamaba que expulsase a su hermano. El árbitro (que había sido profesor de gimnasia de ambos en la escuela primaria) no podía dar crédito a lo que estaba viendo... Bueno, ni el colegiado ni el padre de los dos jugadores. En más de una ocasión, el propio Jorge Milito ha recordado lo que le pasó por la cabeza en aquellos momentos: "Están locos, ¿qué le pasa a estos dos? Me dio miedo cuando iban a por la pelota ya que los dos estaban amonestados y no paraban de buscarse el uno al otro". Por fortuna, ninguno de los dos recibió la tarjeta roja y el choque terminó con un marcador de 1-1, con tanto del Príncipe para Racing.

Los otros duelos

Estos serán más recordados por los aficionados españoles porque tuvieron lugar en la temporada 2007-2008, cuando Gaby ya defendía la camiseta del Barça y Diego aún pertenecía a la disciplina del Zaragoza. En sendos compromisos la victoria fue para el conjunto azulgrana, que se impuso por 4-1 en el Camp Nou y 1-2 en La Romareda. En ese último partido, el ariete del cuadro maño se disponía a lanzar un penalti cuando vio como su hermano corría hacia Víctor Valdés para decirle hacia donde debía tirarse. Pese a que el portero no detuvo el disparo, sí es cierto que esa acción desconcertó a Diego, que terminó mandando la pelota a las gradas.

Nunca han negado que se quieren, que lo darían todo el uno por el otro pero que ese sentimiento desaparece cuando se tienen enfrente dentro de un terreno de juego. El fútbol les transforma, hace que se insulten y que durante 90 minutos se olviden de su vínculo de sangre. ¿Qué se siente cuando derribas a tu hermano, que se experimenta cuando le regateas, le haces un caño o le dejas en entredicho en un gol? No es una pregunta de fácil respuesta pero tanto Gaby como Diego se preparan para escribir dos nuevos capítulos en esa historia tan particular que les unes y les separa al mismo tiempo.

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