Ya tendríamos bastante....vaya CARA!
ENTREVISTA
Eduardo Bautista, de la SGAE: “Si no se controla Internet, nadie va a invertir en nuevas ideas y talento”
Publicado el 23-05-2010 , por Manuel del Pozo/Víctor Moreno Madrid
Con sorprendente serenidad, uno de los personajes más criticados de la cultura, Eduardo Bautista -presidente del Consejo de Dirección de la SGAE-, opina y busca soluciones para acabar con una de las lacras de la economía española: la piratería digital.
Es uno de los hombres más odiados por los internautas. Sin embargo, Eduardo Bautista, compositor, productor y presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), lleva años defendiendo a capa y espada la propiedad intelectual y los derechos de autor frente a las descargas ilegales de contenidos culturales en la Red. Poco habitual de los medios de comunicación, Bautista explica a EXPANSIÓN su visión sobre la Disposición Final Primera de la Ley de Economía Sostenible, la futura legislación europea y la evolución de Internet. Sus palabras, siempre tranquilas y pausadas, muestran un cierto optimismo frente al complicado problema de la piratería digital.
En España se respeta la propiedad privada y la propiedad inmobiliaria, pero no la propiedad intelectual. ¿Qué es lo que ocurre?
Es un problema educativo. Si a uno se le educa en el respeto a la propiedad privada, por el mismo precio se le podría educar en el respeto de la propiedad intelectual. En lo que se refiere a este apartado existe un déficit en el modelo que viene de mucho tiempo atrás.
¿Y qué se puede hacer?
Yo pienso que la cultura necesita un Pacto de Estado. Hay que sacarla de la confrontación política, que tenga carácter de interés de Estado. En ese sentido, deberíamos adoptar el modelo francés, donde la cultura se respeta por igual desde todas las familias políticas y se entiende que no tiene que entrar en ninguna batalla de poder. Me parece incomprensible que todavía haya debates políticos que únicamente sirven para empobrecer los derechos de autor o la propiedad intelectual, como si no tuviéramos ya suficientes problemas.
¿Se puede acabar con el peer-to-peer (P2P)?
No, eso es una batalla perdida. Es imposible erradicar el P2P. Los intercambios de ficheros siempre existirán. Sin embargo, a lo que no podemos resignarnos es a que la calidad en la que se intercambian los ficheros sea el estándar de calidad de cualquier obra creativa, ya sea música, cine, etc. Y este es un problema muy serio, porque ahora mismo el producto final no alcanza los niveles mínimos de calidad.
¿Qué piensa sobre el paso que ha dado el Gobierno con la Disposición Final Primera de la Ley de Economía Sostenible (LES)?
Ahora mismo no existe otra solución mejor. Cuando desarrollas una Ley de Economía Sostenible no puedes hacerlo sin contar con la cultura. En España, ésta representa cerca del 5% del Producto Interior Bruto (PIB) y despejar la incertidumbre es una buena intención. Ahora, ¿será la solución para normalizar todos los mercados digitales en medios electrónicos? Habrá que esperar y ver qué pasa. Pero, por el momento, creo que todos deberíamos apoyar una propuesta que no es ni sectaria, ni partidista, sino una propuesta que trata de alcanzar un acuerdo para que el negocio creciente que se produce en Internet no dañe a unos siempre y beneficie a otros siempre.
Sin embargo, esta disposición ha planteado muchas dudas y no ha recibido un apoyo mayoritario.
Esta disposición prevé un modelo distinto y menos agresivo del que se acaba de aprobar en Reino Unido y del que se está cerrando en Alemania o en Italia. En este caso, el Gobierno ha sido muy prudente al idear una solución intermedia en la que existe una acción judicial administrativa directa, pero en la que hay un control para que no se desarrolle un negocio que empobrezca a terceros. Insisto, no sé si es la solución, pero como es la única que se ha planteado, es importante que todos los partidos la apoyen. La cultura tiene que gozar de una lógica económica, como en los sistemas financieros, y éste es el único medio.
Si esta no es la solución definitiva, ¿cuál podría ser?
Lo que necesitamos son unas reglas de juego claras, con las que todos estemos de acuerdo y con las que sepamos que tanto los músicos, cineastas, diseñadores como los escritores van a poder vivir de sus creaciones sin intromisiones de terceros. Necesitamos un modelo con unas normas claras que no penalicen a unos e inmunicen a otros.
¿Y esto no es una batalla perdida? Porque controlar Internet y los contenidos que hay en la Red es imposible.
No, no es una batalla perdida. El problema no es la tecnología sino el vacío legal. La tecnología está ahí y se ha regulado como todos los avances de la Ciencia. Pero es necesario vigilar cómo se utilizan los contenidos que se encuentran en la Red. Si no se gestiona Internet, y la piratería sigue avanzando, nadie volverá a invertir en nuevas ideas y talento.
Sea como sea, ha caído la industria de la música, la del cine, está cayendo la de los periódicos y veremos lo que pasa con la del libro…
¿Y esto no está alarmando mucho a la clase política? Claro que sí. Los gobiernos saben que se encuentran ante un grave problema de falta de acción legislativa. Si yo no pierdo la esperanza es porque Bruselas y los comisarios de la Comisión están muy preocupados, ya que la Unión Europea (UE) no puede competir en la batalla por el liderazgo mundial si no tiene solucionado este asunto. Así que estoy convencido de que pronto la UE aprobará una directiva sobre los mercados digitales, los derechos de autor y la propiedad intelectual que tendrá que incorporarse a la legislación nacional de los Veintisiete. Por eso, yo no pierdo la esperanza.
¿Cuándo cree que llegará esta directiva?
Siendo prudente, yo diría que dentro de dos años. Ahora mismo hay problemas más importantes sobre la mesa de la Comisión, pero cuando se consolide la situación financiera se pondrá a ello.
¿Para usted, cuál sería el modelo ideal?
Yo elaboraría un Libro Blanco, con la participación de todas las partes, sobre la industria cultural digital para acabar con las especulaciones y con la falsedad de los datos. Luego establecería el marco legal de este sector con los creadores, los políticos y la sociedad civil.
¿Quién debería sentar las bases de ese Libro Blanco?
Tendrá que ser el Gobierno. El Ejecutivo deberá sentarse con todos los actores –partidos políticos, creadores, entidades de gestión, operadores– y tratar de impulsar el acuerdo entre partes. Como sucedió en Francia. Allí, el Gobierno dijo ‘señores es necesario solucionar este problema’ y se retiró. La Administración de Sarkozy sólo intervino cuando las conversaciones se paralizaron y de ahí surgió la Ley Hadopi.
¿Cuánto dinero y talento se ha perdido al no estar regulado el sistema de propiedad intelectual?
En el mundo de la música, por ejemplo, en los últimos cinco años, se han perdido cerca de 1.200 millones de euros acompañados del desplome de la industria discográfica. Esto ha reducido drásticamente la inversión en este sector y hemos perdido a muchos grandes artistas por esta razón.
¿Por qué tiene tan mala prensa el canon digital?
La remuneración de copia privada es inevitable. ¿Telefónica u Ono se han gastado fortunas en cablear el país para tener mejor acceso a Internet y luego son los Google, YouTube o Tuenti los que hacen el negocio? Estos últimos no pagan nada por este despliegue tecnológico y, sin embargo, ganan mucho dinero gracias a ello. No es justo.
Pero las operadoras también se han aprovechado del desarrollo de Internet y de la piratería.
Sí, por eso ellos también deberían pagar una remuneración a las entidades de gestión, ya que resulta evidente que no se necesitan 20 megas para enviar un correo electrónico. Pero antes, los grandes buscadores y las empresas que se lucran en Internet deberían pagar este canon a los operadores. Se debería convertir en un círculo recíproco de conveniencia. En este sentido, todo el mundo tiene interés en que este negocio siga avanzando.
¿Pero no cree que la mala imagen del canon se debe a que son los usuarios los que terminan pagando esta remuneración por copia privada y no las empresas?
Sí, y es que son las empresas las que deberían pagar este canon y no los consumidores. Pero una vez más, no se ha llegado a un acuerdo. Si se establecen las reglas del juego con inteligencia, el pago no debería remitirse al usuario. La ley de la remuneración de copia privada dice que ésta la tienen que pagar los fabricantes y los importadores. Y aquí no es así. Cuando compras un set de discos vírgenes y la empresa carga el canon al consumidor es una pura manipulación. El margen con el que trabajan los fabricantes es lo suficientemente generoso como para encapsularlo en su modelo de negocio. Los mismos que no pagan aquí sí lo hacen en Francia y no cargan contra el consumidor. Al final están empobreciendo al autor y al usuario por algo que deberían pagar ellos. Está claro que algo falla.
¿Qué opina sobre las declaraciones de la abogada del Tribunal de Justicia Europeo sobre el canon digital?
Este tribunal todavía no se ha pronunciado ni ha sentenciado sobre este tema y el informe de esta abogada no es vinculante. Pero, hay que leer el documento al completo, porque lo que viene a decir no es que el canon sea ilegal, sino todo lo contrario, de hecho, consagra la remuneración de copia privada. Lo que dice es que no se puede utilizar de una forma indiscriminada y eso es lo que objeta. En este sentido, ya sólo depende de cómo, en cada país, los legisladores decidan aplicar este sistema. Por ahora, cada Estado de la UE lo está haciendo a su manera. Por eso, es necesario que exista una norma de armonización, un acuerdo de mínimos, para que aunque diferentes estas normas sigan los mismos patrones.
¿Desde su punto de vista, qué partido político entiende mejor el tema de la propiedad intelectual?
En este momento, hay tres partidos políticos que tienen una buena comprensión de la propiedad intelectual: CiU, PNV y PSOE, y el PP está muy cerca de hacerlo. Pero como hemos tenido una confrontación política sobre este tema, al final uno tiene que optar por un bando y el otro por otro. Por eso es esencial lograr la despolitización y la serenidad en el diálogo en lo que se refiere a los derechos de autor y la propiedad intelectual.
Dejando de lado la política y hablando de la SGAE, ¿no es difícil ser siempre el malo de la película?
Yo no me siento como el malo de la película. Creo que ante todo hay un desconocimiento de qué es y qué hace exactamente la SGAE y yo, seguramente, sintetizo las virtudes y los defectos de esta entidad. A alguien hay que dirigir los ataques o las preguntas. La función de la sociedad de autores sigue siendo difícil, ya que éste no es un país que haya contemplado con tranquilidad y prudencia el valor de la propiedad intelectual.
¿Qué piensa de la polémica de las peluquerías catalanas?
Creo que es una falsa polémica. A nosotros, lo que nos interesa es que las personas que compran una licencia para usar música en sus negocios tengan éxito. Nuestras tarifas están fijadas de tal manera que no sean un obstáculo para su tienda. En el caso de las peluquerías, por ejemplo, los dueños de estos establecimientos sólo pagan seis euros al mes. Y es que los costes que plantea la SGAE son mucho más bajos que la media europea. Creo que es muy injusto que nos ataquen de esa manera, porque sólo hacemos cumplir la ley vigente. En Francia, las peluquerías pagan 4,5 veces más que aquí y en Alemania, seis veces más.
Derechos de autor, ¿un impedimento para el negocio?
Son muchos los economistas e intelectuales que mantienen una teoría totalmente opuesta a los derechos de autor. Según estos expertos, los derechos de autor son demasiado largos y deberían verse recortados hasta los cuatro o cinco años como máximo. Además, también piensan que, en muchos casos, son un impedimento para los negocios.
Sin embargo, Eduardo Bautista difiere de esta idea. “Estos economistas cometen diferentes equivocaciones. Por un lado, ellos apuntan que los derechos de autor sólo generan ingresos al principio de la vida de una obra y eso es un enorme error, como lo demuestran canciones como ‘Guantanamera’, el Concierto de Aranjuez. Los derechos de autor generan ingresos a lo largo de todo su vida y nadie puede predecir que ninguna obra vaya a ser un éxito diez, veinte o cincuenta años después de su creación.
Por otro lado, mantener que los derechos de autor son un impedimento para el negocio es totalmente falso, porque éstos sólo constituyen entre un 3% y un 10% de la cadena de valor que se genera al final. Si representaran un 50%, se podría entender esta teoría. Quizá estas mismas personas deberían hablar del 30% de margen que se quedan las tiendas que venden estas mismas obras y de las ganancias de los intermediarios”.
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