Productos que escapan al control de la CNMV y el Banco de España
Cómo detectar las inversiones trampa
La detención del 'mini-Madoff' español o los pagarés de Nueva Rumasa han vuelto a poner en la picota aquellos productos de inversión que, por sus características, evitan la vigilancia de los reguladores, bien la CNMV bien el Banco de España. En algunos, hay más trampa que cartón.
M. Ponce de León - Madrid - 26/03/2011
El catálogo de productos de inversión no controlados por las autoridades es amplio y está repleto de ganchos. La falta de supervisión lo convierte en un vivero único para las estafas o las acciones poco transparentes. Sin embargo, algunas pistas pueden ayudar a identificar timos.
La primera característica sospechosa es la alta rentabilidad "garantizada". Éste es el principal reclamo para atraer clientes. Casi todas las inversiones de esta categoría tienen un rendimiento muy superior al reportado por otras ofertas del mercado, lo que no impide que este desorbitado beneficio esté asegurado. Baste como ejemplo el tipo de interés -entre el 8% y el 10%- que prometían los pagarés de Nueva Rumasa. "Rentabilidad garantizada", "inversión segura"... eran algunos de los marchamos que explotaba la publicidad del grupo. Aunque el articulado empresarial de Ruiz Mateos no pueda ser calificado de fraude, existen muchas dudas de que las aportaciones de los particulares estuvieran orientadas al objetivo anunciado.
Dos. Ojo a los chollos aparentes. En muchas ocasiones, estos productos son comercializados como una oportunidad única. Presentarlos como una ganga precipita la contratación. La estrategia es evidente: más urgencia, menos reflexión, luego una adquisición impulsiva que no calibra los riesgos.
Otro factor importante es el boca a boca. Algunos de los fraudes de inversión que aprovechan los ángulos muertos de la regulación están estructurados como pirámides. Son las conocidas como estafas piramidales. Es decir, los inversores más antiguos ocupan el vértice y el resto de los suscriptores van alojándose en las bases, según llegan. Para que los primeros accedan a las ganancias pactadas resulta imprescindible la entrada de nuevos clientes, por lo que interesa promover el efecto llamada. Así, parte de la captación recae sobre los propios inversores. Éstos comunicarán las bondades del producto a su círculo afectivo.
Uno de los mayores fiascos de inversión en España, el de Fórum Filatélico y Afinsa, calcaba este patrón. La mayoría de los estafados accedió al negocio gracias a la recomendación de algún amigo o familiar, ya dentro de él. Nadie veía los sellos, pero el testimonio de un pariente hacía las veces de prueba irrebatible de su existencia.
Sellos, monedas, medallas... He aquí otro de los puntos a tener en cuenta. La mayoría de los productos que escapan a la acción de los reguladores tienen como cometido la compraventa de bienes tangibles. Las acciones, los bonos y los fondos de inversión operan en los mercados de valores, por lo que la CNMV controla los desmanes que puedan afectarles. Asimismo, los depósitos u otras ofertas que parten de la iniciativa de las entidades financieras están vigilados por el Banco de España. Nadie asegura el éxito de una inversión que se produce en estos ámbitos, pero la actuación de ambos reguladores cierra muchas puertas a los tramposos.
Un último aspecto definitorio de los productos peligrosos es de dónde procede la liquidez que prometen. No está de más desconfiar de los circuitos cerrados, donde el capital a recibir depende única y exclusivamente de la empresa que ofrece y no caben terceros a los que vender el bien en cuestión.
Observaciones de los expertos
Ante una propuesta de inversión, la pauta a seguir según los expertos empieza siempre por obtener información. Cuanta más, mejor. De ahí, que lo primero sea conocer las características del producto, saber exactamente en qué consiste y qué significa la letra pequeña. Por la complejidad de algunos vehículos de inversión, quedan difusos ciertos términos que a la postre pueden resultar determinantes.
Después se debe comprobar que la empresa mediadora existe y cuál es su situación. Acudir al Registro Mercantil y verificar los balances anuales de la misma, así como otros datos relacionados, es básico. En el particular de la renta variable, es la CNMV quien alerta de los llamados chiringuitos financieros, entidades que operan en los mercados sin estar habilitadas para ello. En la página web del supervisor -dentro del portal del inversor- pueden ser consultadas estas listas, así como preguntar por una firma en concreto, si despierta nuestros recelos.
A la hora de sopesar una inversión es importante, asimismo, saber cuál es el perfil de riesgo que uno está dispuesto a asumir. Los expertos aconsejan acudir a un asesor financiero independiente que ayude a desentrañar si la oferta se ajusta a nuestras necesidades y requerimientos o tal vez no es lo que buscamos.
Y, como colofón, tener muy presente el acervo popular, ese que dice "las apariencias engañan". Muchos inversores engañados fueron cegados por trajes italianos y corbatas de seda, coches de alta gama y grandes oficinas. Bernard Madoff, responsable de uno de los fraudes más grandes de la historia, fue el genio de la puesta en escena, capaz de crear un entramado en el que nada traslucía el verdadero fondo: ni su reputación, ni los bancos de inversión con los que trabajaba, ni los famosos clientes a los que también engatusó.
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