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La Mamounia, (quizá) el mejor hotel del mundo
Sus paredes encierran leyendas, olor a cedro, lujo y la mejor hospitalidad de Marraquech.
SUITE DE LA MAMOUNIA
PAZ ÁLVAREZ - MADRID - 25/01/2013 - 22:23
Lujo en mayúscula. El bienestar y la atención al cliente por encima de cualquier otro concepto. El lugar más maravilloso del mundo, le decía Winston Churchill a Franklin D. Roosevelt en 1943, refiriéndose al hotel La Mamounia, donde solía establecer su cuartel de invierno y cuyo frondoso jardín de ocho hectáreas y olivos de más de 700 años sirvió de inspiración al estadista en sus cuadros, algunos de los cuales están expuestos en el Museo Churchill de Inglaterra. Concebido en 1923 por los arquitectos Prost y Marchisio, es propiedad de la Compañía Nacional de Ferrocarriles de Marruecos (ONCF) y una joya de la arquitectura árabe-andaluza.
Es más que una leyenda, ligado a célebres huéspedes, como Alfred Hitchcock, que rodó El hombre que sabía demasiado en el vestíbulo, los Rolling Stones, Bill Clinton, el diseñador Yves Saint Laurent... Y más que un hotel. Es toda una experiencia, que comienza nada más llegar al aeropuerto, cuando un Jaguar recoge al visitante, y va en aumento nada más traspasar el portón de la entrada, custodiada por unos porteros vestidos con inmaculadas chilabas. El olor a cedro y naranja, obra de la perfumista Olivia Giacobetti, que firma también la cosmética de las habitaciones, envuelve las estancias. El viajero es recibido en un reservado, el mostrador de recepción aquí no tiene cabida, con una toallita húmeda, un vaso de leche y unos dátiles.
Hace tres años, el establecimiento fue sometido a una profunda reforma por el arquitecto e interiorista francés Jacques Garcia, que rejuveneció este lugar, con la ayuda de artesanos marroquíes, y le devolvió el esplendor de antaño. En un primer momento, el hotel, situado a la vera de la famosa Koutoubia y a poca distancia de la plaza Jemaa el Fna (declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco), parece inabarcable. Ahí van algunas cifras: 136 habitaciones (de 30 a 45 metros cuadrados, a partir de 456 euros la noche), 71 suites, donde se incluyen siete suites estrella, entre ellas, la English Churchill (de 55 a 212 metros cuadrados), tres riads con tres habitaciones, salones y piscinas privadas de 700 metros; cinco bares, aunque Le Bar Italien, con frescos de Jacques Majorelle (los jardines que llevan su nombre son visita obligada en Marraquech) es el más frecuentado; cuatro restaurantes (Le Marocain, de cocina marroquí; Le Français, de cocina francesa a cargo del chef Jean-Pierre Vigato; L'Italien, donde oficia con la cocina de su país el italiano Alfonso Iacarino, y Le Pavillon de la Piscine, el escenario donde se sirve un impecable y vistoso desayuno y almuerzos y brunches a mediodía).
Aún hay más: 1.500 metros cuadrados de huerto con más de 15 especies de tomates, verduras y legumbres. Y un impresionante spa de 2.500 metros cuadrados, un paraíso de las fragancias donde se mezclan el agua de rosas, el jabón negro, el aceite de argán, el agua de azahar...., con dos hammamstradicionales y uno privado, piscina interior climatizada con ozono, salón de peluquería y de barbería tradicional.
El gimnasio, rodeado de naranjos y palmeras, merece una visita. A pesar de que el verdadero encanto de Marraquech está en la calle, cuesta salir de este oasis.
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