jueves, 2 de enero de 2014

Otras Guerras...


Guerra de divisas: Claves sobre la que será la tercera gran confrontación mundial



primir


El reciente recorte de tipos del BCE y la sempiterna discusión sobre la acción de la FED han reavivado los temores de algunos agoreros sobre las imprevisibles consecuencias de una tercera guerra mundial... de divisas. ¿Pero de qué estamos hablando exactamente? Proponemos algunas claves para entender el fenómeno.
¿Qué es una guerra de divisas?
Una Guerra de divisas ocurre cuando varios estados compiten entre sí para mantener su divisa artificialmente baja. El objetivo de esta lucha tiene su fundamento en que una divisa barata favorece las exportaciones, lo que tiene efectos positivos sobre a industria y el empleo. Por este motivo, la devaluación competitiva es una herramienta habitual de los bancos centrales cuando combaten una recesión. Sin embargo, también tiene efectos negativos, como la caída de la capacidad adquisitiva de los ciudadanos y de las importaciones, así como un aumento de la inflación. Asimismo, este tipo de acciones unilaterales de un país suelen desencadenar políticas similares de otros países vecinos, provocando una caída general del comercio internacional y afectando a todos los estados.
 ¿Cuáles son los antecedentes?
Si bien el fenómeno es anterior, la primera guerra de las divisas reconocida como tal ocurrió durante la Gran Depresión. Abandonado el patrón oro, Estados Unidos intentó devaluar su divisa para estimular el empleo, pero se encontró con la respuesta de Reino Unido y Francia, que emprendieron acciones similares, anulando el efecto de la devaluación del dólar. Más tarde, en los años 70 Nixon desencadenó la segunda guerra mundial de las divisas, al poner fin a Bretton Woods. Desde entonces, las divisas sólo están respaldadas por la fortaleza de la economía de su país.
 ¿Cuál es el enfrentamiento actual?
Actualmente, podríamos encontrarnos en medio de la tercera guerra mundial de las divisas, según algunos expertos. A diferencia de las anteriores, no se trata de un conflicto entre países desarrollados, sino que se trata de un intento de Estados Unidos, Reino Unido y Japón de devaluar sus divisas para competir con los emergentes y salir de la crisis económica.
La "Guerra" actual fue oficialmente denunciada en 2010, cuando el ministro de Finanzas brasileño Guido Mantega, rompió la omertá entre bancos centrales al declarar: "Estamos en medio de una guerra de divisas internacional, una debilitación general de las divisas. Eso nos amenaza porque nos roba competitividad". No obstante, pese al intento de Mantega de sacar este tema a la luz y a las declaraciones de Francia en este sentido, justo antes de que el BCE se decidiera a recortar los tipos oficiales en un cuarto de punto, es justo reconocer que el asunto no ocupa los titulares de los periódicos, pese a su peligrosidad.
 ¿Quiénes son los países más perjudicados?
Los países más perjudicados son los países emergentes como Brasil, India o Turquía. Por ejemplo, Brasil ha vivido apreciaciones del 50% de su moneda desde el inicio de las políticas de expansión monetaria en Estados Unidos, motivo por el que el banco central brasileño inició en 2011 compras de dólares para intentar depreciar su moneda (sin éxito).
 Caso distinto es el de China, que mantiene su tipo de cambio prácticamente fijo, aunque de cara al exterior defienda que ha permitido una (mínima) subida de su divisa desde 2005.
 ¿Y qué pasa en Europa?
 Muchos expertos consideran una rareza la fortaleza del euro respecto al dólar, pese a la frágil situación de la economía europea. Obviamente, esto afecta a la competitividad de los países europeos más débiles, como es el caso de España.
 En un reciente seminario para periodistas, un experto situaba en 1,2 el cambio euro-dólar ideal para permitir una mejor recuperación económica de España, al facilitar que se disparasen la exportaciones.
No obstante, el problema es que Alemania no tiene interés en que el euro se devalúe por diversos motivos. En primer lugar, su fortaleza  no daña a sus exportaciones, porque estas están consideradas de alto nivel tecnológico. En segundo lugar, Alemania tiene un problema demográfico incluso más grave que el de otros países, por lo que necesita ahorrar para pagar las futuras pensiones y prestaciones de una población envejecida. Y en tercer lugar, porque un euro fuerte da credibilidad a los inversores que financian sus cuentas públicas, según los expertos.
 ¿Qué posibles soluciones hay al sistema actual?
 Según los expertos, esta "guerra de divisas" podría terminar de diversas maneras (si bien se trata de un ejercicio teórico).
 Una opción sería la división del mundo en bloques dominados por divisas preponderantes: El yuan chino en Asia, el dólar en América y el euro en Europa. Si bien, eso no quiere decir que se pusiera punto y final a las guerras de divisas entre estas zonas, según los expertos.
 Otra opción es regresar al patrón oro, pero tampoco gusta a los expertos, pues opinan que no existe oferta de oro suficiente como para dar respaldo a la base monetaria actual. El efecto sería devastador.
 La solución menos imperfecta tendría en cuenta la cuestión demográfica (en contraste con el sistema monetario actual, liderado por el dólar), dando más peso a zonas como América Latina o África. Este nuevo orden estaría liderado por el Fondo Monetario Internacional, que tendría su propia divisa y podría emitir deuda.


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