Del Banco de Vizcaya al pódium....de los ricos.
Magnum pone a la venta Iberwind por 2.000 millones, el mayor pelotazo de Corcóstegui
La salida de la UCI de Portugal, que ya ha dejado atrás el rescate de la Comisión Europea, empieza a traer buenos vientos para las empresas españolas que están en el país vecino. A la venta de la filial lusa de BBVA, adelantada por El Confidencial el 31 de marzo, se suma ahora la intención de Magnum Capital Industrial Partners de desprenderse de Iberwind, su empresa de energías renovables, por la que podría obtener entre 1.500 y 2.000 millones.
Fuentes financieras han confirmado que la firma de capital riesgo de Ángel Corcóstegui ha dado a JP Morgan el mandato para encauzar el interés de potenciales compradores de parques eólicos en Portugal, un sector que ha atraído mucho dinero en los últimos meses. China compró el 21% de la compañía pública Energías de Portugal (EDP) por 2.700 millones cuando el país estaba sumido en una de las crisis más profundas que se recuerda. Un momento en el que el bono a diez años llegó a superar el 7,5%.
Ahora, tras recibir una ayuda comunitaria de 80.000 millones y poner en marcha un durísimo plan de ajuste, la deuda nacional se paga al 3,5%, un interés que irá bajando conforme el país vuelva a recuperar la calificación deinvestment grade y salga del bono basura. Por este motivo, los inversores internacionales han comenzado a preguntar por activos que ofrezcan una rentabilidad más alta con escaso riesgo.
Este cambio de panorama es lo que ha llevado a Magnum Capital Industrial Partners a poner en el mercado Iberwind, una compañía con 700 megavatios de potencia instalada, que genera un beneficio bruto de explotación de 150 millones. Según fuentes financieras, el private equity de Angel Corcóstegui y Joao Talone (expresidente de EDP) puede obtener entre 1.500 y 2.000 millones, ya que los compradores están pagando un mínimo de diez veces ebitda por estos activos.
A diferencia de España, donde el déficit de tarifa ha puesto patas arriba el sector de las renovables, en Portugal no existe este problema, por lo que los parques eólicos y las plantas fotovoltaicas no sufren la inseguridad jurídica que ha llevado a la quiebra a muchas de estas instalaciones en nuestro país. Su rentabilidad, una vez descontado el pago de la deuda, oscila entre el 10 y el 12%, un retorno a entre quince y veinte años que es un caramelo para los inversores internacionales.
La labor de JP Morgan es analizar las ofertas de fondos de pensiones, de infraestructuras y de compañías aseguradoras, que están buscando activos a largo plazo que les proporcionen mayores beneficios que los que ofrece la deuda pública europea. “Hace un año la única demanda era de fondos buitre, oportunistas, que querían comprar paquetes de financiación de bancos que estaban contra las cuerdas. Ahora los compradores son instituciones largoplacistas, que vienen para quedarse, no hedge funds”, explica un banquero.
Para Magnum, esta operación puede ser un antes y un después. Corcóstegui y Talone compraron en 2008 el 100% de Iberwind por unos 1.100 millones de euros a Babcock Willcox. El fondo español se quedó con el 70% y Banco Espírito Santo y algunas grandes fortunas portuguesas, con el resto. Hoy pueden hasta duplicar la inversión, lo que supondría un espaldarazo para levantar su segundo fondo de capital riesgo por más de 500 millones de euros.
Hasta la fecha han realizado nueve adquisiciones –la última, la semana pasada, por 120 millones– y una desinversión, la de Centro Médico Teknom,que se saldó con una gran rentabilidad. Los mayores problemas los ha tenido en Eptisa y en Pretersa, una ingeniería víctima de la crisis que necesitó asistencia de la banca.
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