"Las pensiones caerán entre un 30% y un 45% y nos jubilaremos más tarde"
Juan Cruz Peña
El economista y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), José Ignacio Conde-Ruiz, estuvo implicado de manera directa en las dos reformas del sistema público de pensiones llevadas a cabo en los años 2011 y 2013 por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, respectivamente.
Ahora, Conde-Ruiz publica ¿Qué será de mi pensión?, un libro donde anticipa más reformas para que el sistema pueda ser sostenible a largo plazo y más justo que en la actualidad. Ante una demografía donde cada vez habrá un mayor número de personas en edad de jubilarse, este economista vaticina una caída drástica en las cantidades recibidas por los pensionistas y una edad de retiro superior a los 67 años decretados en la reforma que hizo el Ejecutivo socialista.
A pesar de ello, apuesta por mantener el sistema contributivo y de reparto que tiene España en la actualidad y advierte de que se está tomando la deriva contraria, algo que es inconstitucional.
Las claves para el futuro son, a su juicio, la formación y el reciclaje continuo, que permitan a los trabajadores estar activos el mayor tiempo posible. También, aumentar la cultura financiera de los ciudadanos desde los colegios para potenciar el ahorro privado y poder complementar la pensión pública.
Para poder llevar toda esta labor a cabo, este economista se muestra partidario de realizar un gran pacto nacional que saque las pensiones del debate político pues, ahora mismo, se han convertido en una baza electoral utilizada de manera irresponsable por todos los partidos.
Para poder llevar toda esta labor a cabo, este economista se muestra partidario de realizar un gran pacto nacional que saque las pensiones del debate político pues, ahora mismo, se han convertido en una baza electoral utilizada de manera irresponsable por todos los partidos.
Pregunta -Usted apuesta porque se mantenga un sistema de pensiones de reparto (el que los trabajadores pagan las pensiones a los jubilados y devengan el derecho a recibirlas cuando se jubilen) y contributivo(sistema en el que cuanto más se gana, más se cotiza y más pensión se recibe) pero con modificaciones, ¿cómo habría que reformarse?
José Ignacio Conde-Ruiz - A pesar de que considero el sistema contributivo mucho más justo, es decir, quien más aporte y cotiza, más pensión debe recibir, considero que lo que tenemos ahora es un sistema muy injusto en el que no todas las pensiones que tributan reciben por igual. Nos hartamos de ver personas que han tenido una larga vida de cotizaciones, llevan trabajando desde los 16 o 17 años, les ha pillado la crisis en el momento de jubilarse y la pensión les ha caído muchísimo cuando hay gente que le sucede lo contrario: ha cotizado muy poco en sus primeros años de vida pero ha cotizado más al final y su pensión es más alta que la del anterior. Esto es lo que no puede ser: hay que buscar es un sistema en el que todas los cotizaciones cuenten por igual; me parece un sistema más justo.
Lo mejor sería que si alguien quiere dejar de trabajar a los 60 años, se calcule el total de lo que debería percibir teniendo en cuenta lo que haya cotizado y la esperanza de vida de su generación. En ese momento, el trabajador podrá decidir si quiere jubilarse o si, por el contrario, estima que la pensión que le queda es muy baja y tendrá que seguir activo. Un sistema así, que tenga en cuenta la vida laboral completa y la esperanza de vida que existe al jubilarse, es lo que se llama "de cuentas nocionales" y ya se aplica en otros países. Las dos últimas reformas en España están dirigidas hacia este tipo de sistema descrito.
P.- ¿Por qué considera que se deben seguir haciendo reformas en el sistema público de pensiones?
R.- Si no se hiciera nada más, solo con las reformas de 2011 y de 2013, las pensiones se iban a quedar congeladas para siempre. Si no se hiciera nada más, la pensión de una persona va a perder poder adquisitivo con el paso del tiempo. Con el objetivo de déficit del 2% y una revalorización de la pensión del 0,25%, cada vez va a poder comprar menos bienes y servicios. No tiene ningún sentido seguir sin reformas, a sabiendas de que las anteriores modificaciones ya establecieron que el sistema no se puede financiar con deuda pública y que el ingreso debe ser igual al gasto.
P.- Sin embargo, usted en su libro señala que se está produciendo una "reforma silenciosa"
R.- Se está dirigiendo hacia un sistema de pensiones asistencial (pensión mínima de subsistencia para todo el mundo igual), por la puerta de atrás. No se está planteando a la sociedad qué tipo de sistema quieren, si contributivo o asistencial y con un gran pacto nacional a nivel político se podría decidir. Yo apostaría por el contributivo, pero también hay corrientes que defienden el asistencial, que también es valido y hay países que lo tienen. Pero lo que se está observando es que se está haciendo una reforma silenciosa y por la puerta de atrás que consiste en congelar la pensión máxima y aumentar mucho la base máxima de cotización de tal forma que hay mucha gente que está cotizando mucho pero, sin embargo, la pensión máxima tiene un tope o techo por la parte alta, con lo que el aumento en la cotización máxima no se traduce en un aumento de la pensión máxima. Otra señal que se observa es que se está insinuando que se bajen las cotizaciones y se suba el IVA. De esta manera, no se respeta la contributividad tampoco ya que si se empieza a financiar las pensiones con el iva deberían subir a todos aquellos que paguen iva, lo que no tiene ninguna lógica y sólo sería válido para un sistema asistencial, donde todo el mundo recibe lo mismo. Otro motivo que hace pensar que se está intentando acabar con el sistema contributivo a favor de uno asistencial es que la piden organismos como el FMI que tiene como referencia el sistema que hay en EEUU o Reino Unido. No está pensando en un sistema contributivo como el que tenemos en España. Además la Constitución española dice que el sistema público de pensiones tiene que ser contributivo, por lo que si quieres modificarlo también tendrás que modificar esto.
P.- ¿Quiere decir que se está yendo contra la constitución?
R.- Sí, de forma lento pero sí. Se está haciendo una reforma por la puerta de atrás
P.- Usted denuncia que existe una gran irresponsabilidad política con este asunto
R.- No se pueden prometer cosas que no se pueden cumplir. No puede ser que el partido que estaba en la oposición en 2011 se oponga a la reforma del Gobierno y, en 2013, el que se negó a hacer cambios cuando estaba en la oposición, lleve acabo una reforma y el que reformó, que ahora está en la oposición, vote en contra. Es como que se vuelven irresponsables en la oposición. Quizá porque se creen que el populismo es lo que les permite ganar elecciones, pero al final quienes vamos a acabar sufriendo todo esto somos los ciudadanos.
P.- En las elecciones al Parlamento Europeo, la nueva formación política Podemos, que consiguió cinco eurodiputados, llevaba en su programa electoral una bajada de la edad de jubilación a los sesenta años
R.- Ojala fuera cierto que se pudieran llevar acabo este tipo de medidas, pero las cuentas no salen. Una cosa son los deseos y otra cosa es la realidad. Yo nunca leo los programas electorales porque se escriben sin pensar que se va a gobernar. Si los partidos grandes, que tienen posibilidades de gobernar, ya hacen muchas veces cosas que no son realistas, pues una fuerza nueva que no va a gobernar abusará muchas veces de cosas que son más deseos que realidades.
P.- Con esta situación que describe para las pensiones, no parece que vaya a ayudar mucho la medida impulsada por el Gobierno de eliminar cotizaciones a la Seguridad Social para las empresas que hagan contrataciones de indefinidos
R.- Eso es regalar 5000 millones a las empresas porque sí. Cada año se contrata a un millón de trabajadores. Así que se les va a regalar la bonificación a contratos que se iban a hacer con o sin la medida. Un regalo que se les ha hecho a las empresas a costa de la Seguridad Social. Con lo cual se maquillan las cifras. Va a haber más contratación de indefinidos, pero con un coste elevadísimo para la Seguridad Social. Esta medida, tal y como se hizo, es ridícula, absurda y sin ninguna lógica económica.
P.- Vamos a un escenario donde las pensiones serán más bajas , ¿qué le diría a aquellas personas que piensen que con su libro lo que intenta es influir para que se destinen más recursos a planes de pensión privados?
R.- Lo primero, que la gente no debe obsesionarse con el ahorro. La mejor inversión que se puede hacer es en capital humano no es en un fondo de pensiones ni en nada de eso. ¿De qué sirve ahorrar 2.000 euros si aprendiendo inglés se puede permanecer más tiempo activo? El capital humano te va a permitir estar más tiempo activo que cualquier ahorro que tú hagas. Segundo, una vez que ya tienes garantía de que vas a poder estar activo por más tiempo, que es a lo que te van a obligar, intenta ahorrar porque la tasa de sustitución que vas a tener (la relación entre la pensión y el salario) va a ser menos de lo que es hoy en día. Por lo tanto, puedes estar más tiempo trabajando para que te permita vivir mejor o sino tendrás que tener un capital privado que te permita no tener que trabajar por más tiempo. El problema es que es muy difícil ahorrar en España porque el ahorro a largo plazo está penalizado. Tenemos una deducción muy grande para un fondo de pensión, que deberíamos quitar. Es súper regresivo, no tiene sentido, el ahorro tiene que ser a largo plazo, tiene que tener unos impuestos con un tipo marginal más bajo, de un 15% como mucho. De esta forma, si yo decido invertir un sitio en lugar de en otro, que no sea porque hay una deducción fiscal de mi irpf, sino porque este me cobra menos comisiones, me da más seguridad, o lo que cada uno estime. Tanto el ahorro como el reciclaje y la formación son fundamentales y para todo ello, adquirir una cultura financiera que ayude a tomar buenas decisiones a largo plazo es fundamental, es clave y se debe avanzar en esa línea.
P.- ¿Cómo considera que deben ser las pensiones en el futuro?
R.- Yo defiendo el modelo de reparto. Creo que es un sistema superior al de capitalización (plan privado en el que cada trabajador asume su propia jubilación) como pilar básico. Un sistema de reparto tiene la virtud de que en él están implicadas varias generaciones. Es una especie de pacto o contrato generacional. El problema de los de capitalización es que cada generación es responsable de su propia jubilación y, si ocurre un desastre económico y todos sus ahorros se van al traste, quedaría una generación entera sin nada. De la otra forma, el riesgo lo asumen varias generaciones, es más estable y mejor como mecanismo de seguro. Lo cual no quiere decir que el sistema de capitalización no pueda ser necesario para complementar la pensión. Lo ideal podría ser un modelo mixto entre ambos. Pero, en definitiva, sería irresponsable no tener un sistema de reparto, porque podría llegar el punto en que sucediera lo que sucedió en los años treinta en Estados Unidos, donde debido a la crisis toda una generación perdió sus ahorros y esto llevó a que el Estado rescatara a toda esa gente que tenían planes de pensiones privados. Es hipócrita decir que el sistema de capitalización es mejor. No son superiores es sentido macro; otra cosa es que lo tengamos como complemento al seguro público.
P.- ¿Qué mensaje pretende transmitir a los lectores de su libro?
R.- Fundamentalmente, explicar que los sistemas de pensión de reparto han entrado en crisis porque la gente ya no se muere. Los avances médicos han alargado mucho la vida de las personas y eso conlleva que hay que destinar muchos más recursos a pensiones. El sistema antes era más rentable porque teníamos una pirámide demográfica. Ahora tenemos otra demografía y hace falta un sistema eficiente y acorde con lo que hay. Cuando se introdujo la jubiliación a los 65 años, sólo el 30% de los que se jubilaban alcanzaba esa edad. Ahora, lo alcanza el 90%. Es decir, los 65 que se establecieron entonces serían equivalentes a los 89 años de ahora. Porque a los 89 años, ahora sobrevive el 30% de la población. No se trata de imponer la edad de jubilación a los 89 años, pero si se impone a los 70, habremos hecho un gran avance del sistema. No se puede pagar lo mismo con una relación casi de un jubilado por cada cotizante que cuando eran cuatro cotizantes por un pensionista. La otra consecuencia es que lo normal será trabajar hasta una edad un poco más mayor. Tiene cierta lógica: si yo he ganado más años a mi vida, ¿por qué no voy a dedicar más años a pagar, cotizar y trabajar?
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