¿'Brexit' o no 'brexit'?
David Cameron, tras haberse asegurado un acuerdo en el Consejo
Europeo el 19 de febrero, ha anunciado que el referéndum sobre la
permanencia de Reino Unido en la Unión Europea será el próximo 23 de
junio. Estimamos que Reino Unido permanecerá en la UE, aunque de momento
los riesgos son altos. Las encuestas sugieren un resultado ajustado y, a
menos que la brecha se ensanche notablemente hacia la permanencia, nos
espera un periodo prolongado de incertidumbre. En caso de brexit, las
negociaciones pueden prolongarse durante años.
De momento, en el acuerdo de Cameron en el Consejo Europeo parece que hay algo para todos, en algunos casos sujeto a interpretación. Los temas políticos más delicados se refieren a los beneficios sociales para trabajadores recién llegados de la UE, que pueden limitarse cuatro años. Desaparecerá tras siete años, aunque Cameron había pedido que fuera permanente. Además, el acuerdo especifica que una mayor Unión no se aplica a Reino Unido –algo que ya estaba concedido de todos modos–. Las cosas son un poco más complicadas en cuestiones financieras, como de costumbre. Cualquier iniciativa de la UE considerada por Reino Unido una amenaza potencial para sus intereses puede ser retrasada por su Gobierno (o cualquier otro de la UE fuera de la eurozona), obligando a debate en el Consejo Europeo.
Ahora bien, si Reino Unido permanece en la UE, esperamos un fuerte rebote en los activos financieros de riesgo, tanto de Reino Unido como de la eurozona. Hay que tener en cuenta que actualmente las expectativas ya reflejan unas posiciones extremadamente pesimistas. Por otra parte, el mercado no descuenta una primera subida de tipos de interés del Banco de Inglaterra hasta finales de 2019, mientras que la probabilidad de recorte este año ha aumentado hasta el 30%. Tales expectativas se ajustarían fuertemente si Reino Unido permanece en la UE, con efectos positivos para la libra y los bonos soberanos.
Mientras, la significativa caída del tipo de cambio de la libra confirma que todavía no se descuenta totalmente un riesgo de salida de Reino Unido. De hecho, la libra puede debilitarse más respecto al dólar hasta el 23 de junio. Ese descuento brexit también se aplica a la moneda única, pues se puede poner en tela de juicio el proyecto europeo y generar escepticismo sobre la viabilidad de la eurozona.
En caso de que Reino Unido se saliera de la Unión Europea se abriría un periodo de incertidumbre y es probable que el sentimiento respecto al riesgo de los inversores se deteriorara más, pues se rebajarían las previsiones de crecimiento del PIB adicionalmente. En el marco subsiguiente de negociaciones de relaciones con la UE los inversores podrían alarmarse ante la incertidumbre de reglas desconocidas durante algún tiempo.
El caso es que, dependiendo de la forma de brexit, las consecuencias macroeconómicas irían de modestamente negativas a potencialmente desastrosas. Hay que tener en cuenta que la UE representa casi 50% del total de exportaciones de Reino Unido. Las relaciones financieras son más importantes, incluyendo banca, servicios financieros e inversión extranjera directa. Además, la posición externa relativamente vulnerable de Reino Unido, incluyendo déficit por cuenta corriente del 4,5%-5%, empeoraría las cosas. Aunque hubiera efectos atenuantes, incluida la posibilidad de política monetaria acomodaticia más tiempo, en conjunto y a corto plazo es poco probable que compensara el daño a la confianza de las empresas y la actividad.
Finalmente, los riesgos para otros países de la UE, especialmente miembros de la eurozona, serían significativos. Reino Unido representa solo el 13% de las exportaciones de la eurozona, pero algunos países podrían aprovechar la oportunidad para pedir un tratamiento especial, incluyendo migración y beneficios sociales; otros podrían usar el precedente para mostrar que es factible dejar la Unión Europea bajo ciertas condiciones. Cada situación es diferente. Respecto a Cataluña, el problema sería volver a entrar en la UE tras haber salido de la eurozona. En otros países habría un acalorado debate, como en Francia, donde la extrema derecha Frente Nacional ya argumenta a favor de un frexit.
Frederik Ducrozet es economista de Pictet WM
De momento, en el acuerdo de Cameron en el Consejo Europeo parece que hay algo para todos, en algunos casos sujeto a interpretación. Los temas políticos más delicados se refieren a los beneficios sociales para trabajadores recién llegados de la UE, que pueden limitarse cuatro años. Desaparecerá tras siete años, aunque Cameron había pedido que fuera permanente. Además, el acuerdo especifica que una mayor Unión no se aplica a Reino Unido –algo que ya estaba concedido de todos modos–. Las cosas son un poco más complicadas en cuestiones financieras, como de costumbre. Cualquier iniciativa de la UE considerada por Reino Unido una amenaza potencial para sus intereses puede ser retrasada por su Gobierno (o cualquier otro de la UE fuera de la eurozona), obligando a debate en el Consejo Europeo.
Ahora bien, si Reino Unido permanece en la UE, esperamos un fuerte rebote en los activos financieros de riesgo, tanto de Reino Unido como de la eurozona. Hay que tener en cuenta que actualmente las expectativas ya reflejan unas posiciones extremadamente pesimistas. Por otra parte, el mercado no descuenta una primera subida de tipos de interés del Banco de Inglaterra hasta finales de 2019, mientras que la probabilidad de recorte este año ha aumentado hasta el 30%. Tales expectativas se ajustarían fuertemente si Reino Unido permanece en la UE, con efectos positivos para la libra y los bonos soberanos.
Mientras, la significativa caída del tipo de cambio de la libra confirma que todavía no se descuenta totalmente un riesgo de salida de Reino Unido. De hecho, la libra puede debilitarse más respecto al dólar hasta el 23 de junio. Ese descuento brexit también se aplica a la moneda única, pues se puede poner en tela de juicio el proyecto europeo y generar escepticismo sobre la viabilidad de la eurozona.
En caso de que Reino Unido se saliera de la Unión Europea se abriría un periodo de incertidumbre y es probable que el sentimiento respecto al riesgo de los inversores se deteriorara más, pues se rebajarían las previsiones de crecimiento del PIB adicionalmente. En el marco subsiguiente de negociaciones de relaciones con la UE los inversores podrían alarmarse ante la incertidumbre de reglas desconocidas durante algún tiempo.
El caso es que, dependiendo de la forma de brexit, las consecuencias macroeconómicas irían de modestamente negativas a potencialmente desastrosas. Hay que tener en cuenta que la UE representa casi 50% del total de exportaciones de Reino Unido. Las relaciones financieras son más importantes, incluyendo banca, servicios financieros e inversión extranjera directa. Además, la posición externa relativamente vulnerable de Reino Unido, incluyendo déficit por cuenta corriente del 4,5%-5%, empeoraría las cosas. Aunque hubiera efectos atenuantes, incluida la posibilidad de política monetaria acomodaticia más tiempo, en conjunto y a corto plazo es poco probable que compensara el daño a la confianza de las empresas y la actividad.
Finalmente, los riesgos para otros países de la UE, especialmente miembros de la eurozona, serían significativos. Reino Unido representa solo el 13% de las exportaciones de la eurozona, pero algunos países podrían aprovechar la oportunidad para pedir un tratamiento especial, incluyendo migración y beneficios sociales; otros podrían usar el precedente para mostrar que es factible dejar la Unión Europea bajo ciertas condiciones. Cada situación es diferente. Respecto a Cataluña, el problema sería volver a entrar en la UE tras haber salido de la eurozona. En otros países habría un acalorado debate, como en Francia, donde la extrema derecha Frente Nacional ya argumenta a favor de un frexit.
Frederik Ducrozet es economista de Pictet WM
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