“Fue un éxito político-mediático, al ser esencialmente un espectáculo, una representación televisada de un choque político-sistémico que hizo visible un enfrentamiento con el capitalismo ante millones de espectadores”
(Pablo Iglesias sobre la Batalla de Seattle en su tesis doctoral)
11 de febrero, Madrid. Pablo Iglesias responde en una entrevista: “Un periodista me confesó en una ocasión: “Mi trabajo es hacer que te equivoques y conseguir que digas algo que no quieres decir”. Incluso te cuentan: “Yo no tengo nada contra vosotros, pero mi objetivo profesional es prosperar. Y, con las líneas editoriales que hay en España, para prosperar tengo que firmar artículos que vayan en portada...”. Esas son las reglas del juego, y tú tienes que estar más astuto que nunca y no equivocarte”. La entrevista completa para elmagazine dominical de 'La Vanguardia' no se publicó hasta el pasado domingo. La reflexión no generó debate. Tampoco polémica. La atención quedó eclipsada por su “desmelene fotográfico”.
12:00 horas del 21 de abril, Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, cuatro días después de la publicación. Iglesias vuelve sobre esta afirmación, ya en público: "Buena parte de los periodistas que nos siguen (a Podemos) están obligados profesionalmente a hablar mal de nosotros, porque así son las reglas del juego"; “un periodista te dice: 'si yo quiero prosperar en el mundo del periodismo y en particular en mi periódico tengo que conseguir que haya muchas noticias que vayan a la portada. Pero claro, si yo trabajo en el diario 'El Mundo' es imposible que yo consiga colocar en la portada 'Podemos lo hace todo muy bien'. Es imposible, tengo que colocar noticias que digan Podemos lo hace todo fatal'".
La diferencia es que en esta ocasión, el líder de Podemos señala directamente al redactor del diario 'El Mundo', mencionando su nombre y apellidos 5 veces
No fue una 'boutade' del 'enfant terrible' que Iglesias trata de dejar atrás, ni ningún calentón por un titular que se le había atragantado con el desayuno. Iglesias se limitó a trasladar -más bien a repetir- un mensaje ya construido. Además, Iglesias lleva el discurso escrito y bien estructurado. Nada es fruto de la improvisación en la formación emergente. La diferencia es que en esta ocasión, y de ahí la inmediata censura a sus palabras de toda la profesión, el líder de Podemos señala directamente al redactor del diario 'El Mundo', mencionando su nombre y apellidos hasta en cinco ocasiones. Ensañamiento innecesario, desde una tribuna con posición de poder en la que no se le puede responder, y atacando el eslabón más débil de la cadena.
16:00 horas del 21 de abril, Twitter. A la segunda, Iglesias ha logrado poner sobre la mesa el debate que pretendía. Las reacciones de repulsa de medios y asociaciones de la prensa (APP, APM o Fape) obligan a Iglesias a una disculpa en Twitter, con matiz: “Siento haber ofendido y pido disculpas. No debí personalizar. Pero dije la verdad”. El “pero”, anticipaba la puesta en marcha de una campaña, una estrategia, premeditada y coordinada con otros dirigentes de su partido, como veremos a continuación, sin vuelta atrás. ¿Para qué?
Pablo Echenique siguió adelante con la jugada pocas horas después, aunque viéndose obligado a corregir el ensañamiento al personalizar la crítica en un periodista: “¿Sabéis por qué a veces el titular de una noticia tiene poco que ver (en tono y alguna vez hasta en contenido) con el cuerpo de la noticia? Porque, en muchos medios (no en todos pero sí en muchos) y en muchas ocasiones (no en todas pero sí en muchas), el cuerpo lo escriben los periodistas y los titulares los escriben los jefes. Son asimismo hechos ampliamente conocidos y reconocidos en la profesión que cada medio de comunicación tiene su (legítima) línea editorial y que es en base a ella como se deciden aquellos elementos que más impacto tienen en la opinión pública, como los titulares, las fotos o las portadas. En base a la línea editorial se modulan también los tonos y se decide sobre qué temas se les encarga escribir a sus periodistas. Excepto a unos pocos periodistas a los que se les da libertad total en unos pocos medios, esto es así y lo sabe todo el mundo en la profesión”.
10:30 horas del 22 de abril, 'Antena 3'. Carolina Bescansa interviene en el plató de Espejo Público y se le pregunta sobre la polémica protagonizada por el líder de su partido. Tras reconocer la equivocación al personalizar en un periodista sus críticas a la prensa, destapa el trasfondo de la estrategia: Pide"abrir un debate sobre cómo funcionan los medios por dentro". Según la dirigente de Podemos, "la gente sabe que no se trata a Podemos [en los medios] de la misma manera que al resto de las fuerzas políticas". Para Bescansa “hay motivos que abren la posibilidad de crítica a los medios sin que se tenga que convertir en noticia de primera página en todos los periódicos". Insistiendo sobre esta idea, reclamó que se "normalice la crítica a los medios de comunicación" de la misma manera que se critica "todos los días la actuación de los partidos políticos".
18:00 horas del 22 de abril, Pamplona. Despejada la incógnita sobre las intenciones escondidas tras el premeditado discurso de Iglesias, el líder de Podemos pasa a la segunda fase. Tras reunirse con la presidenta de Navarra, Uxue Barcos, se explaya ante la prensa: "Está bien que yo pueda manifestar mi opinión sobre los propietarios de medios de comunicación que condicionan líneas editoriales, eso es justo, pero no está bien que yo diga eso y personalice con un redactor al que además tengo aprecio".
Iglesias ha disputado ya el terreno político, ahora se lanza a disputar el mediático. Para ello necesita movilizar a las masas, focalizar su ira hacia quienes, en su opinión, publican noticias falsas para dañar al partido: "Creo que también debo decir que me ha sorprendido el ver miles de ciudadanos en las redes sociales que han hecho algunas críticas que quizá yo no debería hacer directamente, pero que seguramente son legítimas, y eso me hace pensar también que hay mucha gente con muchas ganas de plantear determinadas cosas y mucha gente muy enfadada con algunas cosas que han ocurrido en España en los últimos años".
Con un inusitado detenimiento en la cuestión por la que se le interroga, Iglesias prosigue: "Hay mucha gente que ha recordado cosas" y que "ha recordado cómo algunos periodistas les quitaban de en medio y les sacaban de un programa por presiones del Gobierno, muchos ciudadanos que han recordado ruedas de prensa en pantallas de plasma y que han recordado muchas injusticias que se han cometido". "Quizá yo no deba recordar eso, pero me enorgullece que gente de a pie, que a veces solamente puede dar su opinión desde su cuenta de Twitter o su cuenta de Facebook, no haya perdido la memoria sobre ciertas cosas que han ocurrido".
Epílogo de una peligrosa estrategia
El líder de la formación se refiere con el recuerdo de “ciertas cosas que han ocurrido” a los ataques que ha recibido de ciertos medios de comunicación. Cierto que algunos de ellos se han visto obligados a rectificar sus acusaciones, tanto como que la prensa española, contra quien quiere lanzar a los fans “desde su cuenta de Twitter o su cuenta de Facebook”, acaba de protagonizar la investigación más voluminosa de la historia contra la evasión fiscal. La misma que Podemos y los partidos de la oposición han querido llevar al Congreso. La misma que ha provocado el 'derrocamiento' de un ministro al que pidieron su dimisión tras las investigaciones reveladas por la prensa. Sí, lospapeles de Panamá. La polarización no deja espacio a la razón, sino que se carga de simple pasión.
Los medios de comunicación siempre fueron vistos por Iglesias como un enemigo al que, irremediablemente, había que cortejar para robarle las llaves de acceso a la opinión pública. Quizá esa estrategia, más allá de la pretendida destrucción que se busca al espolear a las huestes de manera irracional contra "el mensajero", sea más legítima y constructiva. No siempre se pueden calcular los efectos y no siempre hay marcha atrás. No todo se puede reducir a buenos y malos. Vigilar, auditar los excesos del poder y arrojar luz sobre lo que no se ve desde fuera de las organizaciones políticas, máxime en Podemos que predica una transparencia que le cuesta practicar, es la esencia de la democracia. La misma en la que la conflictiva relación con los medios es necesaria, “en tanto que instrumentos aptos para la redimensión de mensajes y significados que sirve para hacer percibir sentidos de globalidad en la acción colectiva contenciosa”,como concluía el propio Iglesias en uno de sus textos.
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