La investigación sobre Ausbanc y Manos Limpias arrancó formalmente con la denuncia de una víctima anónima que había sufrido las extorsiones y amenazas de la falsa asociación de usuarios de Luis Pineda, pero el procedimiento no habría prosperado sin la ayuda de BBVA. Según fuentes cercanas al caso, la entidad que preside Francisco González siguió de cerca la evolución de las pesquisas y colaboró con la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía para tratar de demostrar que Ausbanc y Manos Limpias actuaban como una auténtica organización criminal.
BBVA tenía motivos para apoyar la investigación. El banco y también su presidente habían sido sometidos durante casi una década a los chantajes de Pineda por negarse a poner publicidad en sus revistas. Hasta 2006, la relación del banco con Ausbanc era similar a la que mantenían otras entidades, pero la situación dio un giro cuando comenzaron las negociaciones sobre el acuerdo publicitario del ejercicio siguiente. Fuentes cercanas al banco revelan que BBVA pagó en 2006 un total de 250.000 euros por anunciarse en los medios de Ausbanc. Pero Pineda decidió elevar sustancialmente la cifra para el año 2007.
“Hasta ese momento, habíamos estado contratando su publicidad como con cualquier otro medio, pero nos dimos cuenta de que Pineda era un chantajista. Nos dijo que quería que le pagáramos el año siguiente 600.000 euros y ahí fue cuando directamente nos plantamos”, asegura a El Confidencial una fuente cercana a la entidad que ha declarado como testigo en la causa. “Lo primero que hicimos fue bajar los 250.000 euros iniciales casi un 50% en 2007 y en 2008 ya no pagamos nada”.
Acciones judiciales para elevar la presión
Pineda no aceptó la negativa de BBVA y puso en marcha una estrategia de extorsiones y amenazas para tratar de obligar a la entidad a pasar de nuevo por la caja de su cortijo. “Desde que se cortó la publicidad, las publicaciones de Ausbanc y el propio Pineda comenzaron a lanzar contra el banco insultos,campañas difamatorias, noticias negativas… Pineda iba a las juntas generales de accionistas acompañado de la abogada Virginia López Negrete[responsable de la acusación de Manos Limpias en el caso Nóos] con el único objetivo de dejar en mal lugar a Francisco González”, manifiesta otro directivo próximo a la entidad que ha aportado igualmente su testimonio a los investigadores. Esta fuente recuerda que Pineda también empezó a “emprender acciones judiciales contra BBVA para elevar la presión”, otra de las especialidades delictivas del presidente de Ausbanc.
El auto que dictó este viernes el instructor de la causa, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, para imponer medidas cautelares contra nueve colaboradores de Ausbanc y Manos Limpias, confirma que BBVA se había convertido en una obsesión para Pineda y que este utilizaba sus publicaciones -sobre todo Mercado de Dinero y Ausbanc- para atacar a la entidad por no plegarse a sus exigencias. El dictamen recoge una llamada del pasado 2 de diciembre en la que Pineda ordena a su director de publicaciones, Luis Suárez Jordana, que preparase una noticia "breve pero con una hostia" para Francisco González.
Ataques en redes sociales
No hace falta recurrir a los autos ni a las declaraciones de los testigos para confirmar los chantajes. Pineda utilizó sus propias cuentas en redes sociales para atacar e insultar a la entidad y a su presidente y amenazarlos con querellas. El motivo aparente de esos mensajes siempre era defender a los consumidores y usuarios de Ausbanc, pero las verdaderas razones han aflorado en la operación Nelson. En uno de sus tuits, Pineda llegó a llamar“sátrapa” a Francisco González. “El BBVA es un nido de golfetes que se preocupan de sí mismos, no de dar buen servicio”, añadió. En otro mensaje, pidió al presidente del banco que dimitiera “de una santa vez” y lo calificó de“viejo chocho”. Pero Pineda también aprovechó las redes sociales para señalar a los directivos del departamento de comunicación, responsables del presupuesto de publicidad.
Sobre esas campañas difamatorias gravitaba la sombra del Banco Santander, el mayor competidor de BBVA. Como adelantó este diario, Pineda trabó relación con Emilio Botín durante el escándalo de las cesiones de crédito que afectaba al propio banquero y a otros altos cargos de su entidad. Ausbanc logró personarse como acusación popular a comienzos de 1999 pero, en el verano de ese mismo año, sin ningún motivo aparente, anunció sorpresivamente la retirada de su acusación y empezó a actuar como si fuera un abogado de la defensa. Los investigadores sostienen que, a partir de ese momento, Santander se convirtió en uno de los mejores clientes del entramado societario de Pineda. Al menos desde 2007, Ausbanc simultaneó las alabanzas a Botín con las amenazas a González. La operación Nelson ha terminado con las extorsiones y noticias negativas, pero también con la propaganda complaciente de las compañías que pasaban por el aro.
La guerra estalló en 2014
Los desencuentros entre Pineda y BBVA arreciaron en 2014. Ausbanc culpó al banco de su expulsión del Registro Estatal de Asociaciones de Consumidores, una derrota que le impidió seguir ejerciendo la acusación popular como forma de chantaje. El organismo dependiente del Ministerio de Sanidad consideró acreditado que el chiringuito de Pineda no era una entidad sin ánimo de lucro y que, en lugar de defender a sus abonados, utilizaba sus reclamaciones para exigir dinero a bancos y empresas.
Cuando el pasado 17 de marzo, Unicaja avisó a Pineda de que la Fiscalía estaba rastreando sus movimientos bancarios, el ahora imputado por extorsión y estafa se apresuró a utilizar sus medios de comunicación para atribuir el origen de las pesquisas a Francisco González. Al menos en esta última ocasión, Pineda no iba tan desencaminado. Fuentes cercanas al procedimiento aseguran que la colaboración de BBVA ha sido imprescindible para acreditar las extorsiones y amenazas de Ausbanc y, también, para lograr que otros afectados de menor tamaño se atrevieran a denunciar las prácticas delictivas que, hasta la intervención de la UDEF, habían sufrido en el más absoluto silencio por temor a nuevas represalias.
“Es verdad que BBVA ha sido fundamental para el éxito de esta investigación”, admite uno de los profesionales cercanos a la entidad que ha declarado como testigo. “Todo el mundo en el banco sabía lo que pasaba con Ausbanc. Desde el principio se colaboró con la Policía y Francisco González siempre ha estado al tanto. Después de todo, era quien más sufría las campañas de Pineda”. Casi una década después del inicio del conflicto, González ya tiene la cabeza de su enemigo en el plato. Pineda duerme desde hace dos semanas en una celda de Estremera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario