Tan ilustres como misteriosos. Tan universales como opuestos. Tan mitos como humanos. William y Miguel, o Cervantes y Shakespeare. Esta es la historia de los dos más grandes genios de las letras de nuestra historia a los que hoy todo el mundo loa para celebrar el IV Centenario de su fallecimiento. Muchos han sido los esfuerzos para establecer un paralelismo entre las vidas del Bardo de Avon y del manco de Lepanto, aunque en realidad, y más allá de la calidad de sus plumas, las vidas de estos dos hombres, que quedaron sepultadas por su obra, representan los dos polos opuestos del hombre: el universo quijotesco y el hamletiano.
"Tanto Cervantes como Shakespeare", explicaba Stephen Greenblatt, autor de la biografía del inglés 'El espejo de un hombre', a este periódico, "comparten una capacidad extraordinaria, una habilidad para desplegarse a través de un vasto campo de miedos y deseos humanos. La razón por la que son conocidos y queridos en todo el mundo depende de la amplitud de esa comprensión y simpatía". Esa es la clave de su universalidad cuatro siglos después y su gran paralelismo porque las teorías, dudas y huecos en blanco de las biografías de los dos hombres no consiguen sino profundizar en el misterio a medida que conocemos más detalles de sus vidas. De hecho, su mayor punto en común es el misterio que envuelve a ambos mitos. Esta es la historia del mayor dramaturgo de todos los tiempos, laureado en vida, y del novelista que quiso hacer teatro y acabó saboreando brevemente las mieles de la fama con la mayor novela de la historia, aunque murió pobre y olvidado. Retazos de dos genios que, haciendo extensivas las palabras de Ben Jonson, no pertenecen a una sola época sino a la eternidad.
Mitos y misterios sin respuesta
Para empezar a desnudar al mito, lo primero que hay que recordar es que Cervantes y Shakespeare no murieron el mismo día. Cervantes falleció el 22 de abril. El 23 fue enterrado. Y Shakespeare murió el 23 de abril pero según el calendario juliano, es decir el 3 de mayo en nuestro calendario gregoriano.
Poco o prácticamente nada se conoce de la vida del inglés mientras que de la de Cervantes se sabe prácticamente todo gracias al rastro que fue dejando por España, sus campañas militares, su encarcelamiento en Argel, su etapa como recaudador de impuestos o su muerte. Quizás la mayor incógnita que rodea al Bardo es la que dice que es probable que ni existiera. "Somos muchos los que creemos que el verdadero autor de las obras firmadas por Shakespeare fue, en realidad, Christopher Marlowe. Este escritor isabelino inglés, autor del genial 'Fausto', coincidió en época y escenarios con la obra de Shakespeare. Agente secreto de su majestad Isabel I de Inglaterra, su muerte en 1593 (fecha que nadie da por buena, por eso en el rincón de los poetas de Westminster en Londres aparece con una interrogación) coincide con el comienzo del éxito de Shakespeare", escribe el historiador Nacho Ares en 'William & Miguel. Guía integral para saberlo todo de Shakespeare y Cervantes' (Poe Books).
Esta teoría, descabellada para muchos, tiene cada vez más respaldo. Se conoce como la Teoría Marlowe o la Declaración de Duda Razonable, un documento firmado en 2007 por más de 300 personalidades de la cultura inglesa que propone una investigación sobre la verdadera identidad del escritor inglés. De todos modos, ellos no fueron los primeros. Escritores como Mark Twain, Orson Welles, Charles Chaplin o sir John Gielgud también dudaron de la verdadera identidad del dramaturgo inglés.
Familias, teatro y éxito
Rebuscando entre las coincidencias, sabemos que ambos nacieron en familias de clase media alta y sus padres, Rodrigo de Cervantes y John Shakespeare, tuvieron una vida laboral muy errática, podríamos decir llena de contratos temporales, tanto como la del escritor español. El padre de Cervantes fue cirujano, además de dedicarse al textil o al 'show business', pero, como no resultó, cuando nace Miguel la familia emigra: Valladolid, Córdoba, Sevilla, Madrid... Al padre de Shakespeare tampoco le fue bien. Concejal de Stratford-upon-Avon y 'bailiff' de la ciudad (algo así como alguacil o alcalde), las acusaciones de usura y denuncias le fueron poco a poco defenestrando y encadenó empleos, como los negocios de pieles y telas, para sobrevivir.
Por su parte, el Bardo triunfó pronto con sus obras de teatro, tuvo su compañía, su teatro y gloria en vida. Mientras Cervantes perseguía la misma empresa pero en el teatro le esperaba Lope de Vega dominando. No fue hasta 1605, cuando publicó la primera parte del 'Quijote' con más éxito social que económico, cuando le llegó la fama. Aun así, murió pobre y tan olvidado que no fue hasta el siglo XVIII cuando se empezó a recuperar su figura y su obra.
El Manco de Lepanto y el Bardo de Avon
¿De dónde vienen sus apodos más famosos? Cervantes luchó en la Batalla de Lepanto, que el mismo definió como "la más grande ocasión que vieron los siglos". Se dice que se alistó para sortear una posible pena de cárcel tras ser acusado de herir a un hombre en un duelo en Madrid. La célebre batalla tuvo lugar cuando llevaba seis meses en el ejército y luchó en ella junto a su hermano Rodrigo en la nave Marquesa. Fue allí donde recibe tres arcabuzazos, dos en el pecho y uno en el brazo, que dejarán su mano izquierda inutilizada para siempre. Pero no fue manco, nunca perdió su mano. Ese sobrenombre fue uno de tantos que le pusieron con tanta sorna como mala leche muchos de sus enemigos.
Al Bardo de Avon le viene el sobrenombre porque los bardos eran una suerte de juglares o contadores de historias y leyendas vinculados a la historia de su pueblo en forma de largos poemas recitados o cantados. "La palabra bardo procede de las lenguas precélticas que otorgaban a esta figura un carácter casi sagrado, hasta el punto de estar exentos de contribuciones y del servicio de las armas", aseguran en el libro.
¿Se conocieron?
Es harto improbable, pero la historia sí parece dejar claro que sabían el uno del otro. Shakespeare escribió 'Historia de Cardenio', una obra de teatro perdida inspirada en el personaje de Cardenio del 'Quijote'. La primera parte del 'Quijote' la tradujo al inglés en 1612 Thomas Shelton. Aunque también se ha especulado con la idea de que John Fletcher, colaborador del inglés y con quien firmó 'Historia de Cardenio', sabía español y, conocedor de la cultura de nuestro país, fue quien le acercó las aventuras del hidalgo manchego. Sin embargo, Cervantes sí conocía quién era Shakespeare pero es imposible que leyera alguna de sus obras porque no fue traducido hasta tiempo después de su muerte.
Mujeres, amantes, sexualidad y descendencia
Shakespeare se casó en 1582 con Anne Hathaway embarazada de tres meses. Tuvieron tres hijos. A finales del XVI, el dramaturgo se marcha a Londres a probar suerte para poder seguir manteniendo a su familia, que se queda en Strarford-upon-Avon. "En tan poco tiempo William encuentra al destino y Anne un suplicio... Pase que muchos autores describen a Anne como una asaltacunas por su diferencia de edad, o una mujer sexualmente muy activa al borde de la ninfomanía (para aquella época), otros por el contrario dicen de ella que fue una mujer fría, frígida y que por ese motivo William y Anne se distanciaron poco a poco, como conocemos por terceros o por el testamento del propio escritor", cuenta el guionista y productor Frank Palaciosen 'William & Miguel'.
Siempre se ha hablado sobre los escarceos amorosos de Shakespeare y suposible homosexualidad o bisexualidad. Lo cierto es que en varias de sus obras habla de hombres o triángulos amorosos, como en 'El mercader de Venecia', pero es en sus 'Sonetos', dedicados a Mr. W.H. -"el inspirador único de estos sonetos", escribe- donde se buscan más referencias a las tendencias sexuales del dramaturgo. En ellos describe dos amores contrapuestos, el del Hermoso Joven y la Dama Oscura. ¿Quiénes son? Muchos hablan de Mary Fitton, una mujer casada y doncella de la reina desde su juventud, como esa dama, pero también se menciona a Henry Wriothesley, conde de Southampton, colaborador y mecenas de sus obras, o William Hughes, un actor que hacía los papeles femeninos de sus obras, como ese joven que podría ser su amante. Aunque todo son teorías, claro, como es la norma en la biografía del Bardo.
Por su parte, Cervantes se casaba un año después de que lo hiciera el inglés con Catalina de Salazar y Palacios, una joven de Esquivias (Toledo) sobrina del cura del pueblo, en lo que hoy parece una boda concertada. El español tendrá una hija, Isabel de Saavedra, pero será de la tabernera Ana de Villafranca, casada con Alonso Rodríguez, y ambos regentes de un establecimiento en la calle de Tudescos. La Franca fue la amante oficial de Cervantes. Se cree también que el escritor tuvo otro hijo más en Italia llamadoPromontorio, como se puede leer en 'Viaje del Parnaso'. Otro nombre de mujer aparece asociado a la biografía de Cervantes: es el de Magdalena Enríquez, una sevillana casada y con dos hijos, que, según una investigación de José Cabello Núñez, recibe un poder notarial del escritor en 1593 para que cobrara en su nombre el salario que la Casa de la Contratación le debía (19.200 maravedís) por sus servicios como comisario real de Abastos.
En cuanto a sus descendientes, no se conocen en el caso de Cervantes. Tanto es así que cuando aparecieron sus huesos el año pasado, los únicos restos con los que se podía cotejar su ADN eran los de su hermana Luisa, monja enterrada en Alcalá de Henares. Sin embargo, el hermano pequeño de Shakespeare, Joan, es el único miembro de la familia original cuya descendencia ha llegado hasta nuestros días.
¿Cómo eran?
A ciencia cierta solo existen imágenes irreales de ambos. No hay retratos de Cervantes. Todos lo que conocemos son posteriores a su muerte, ni siquiera el más famoso, atribuido a Juan de Jáuregui, propiedad de la RAE. El retrato más fiable es el que él hace de sí mismo en las 'Novelas Ejemplares', y está claro que es el retrato que quiere que los demás vean. Por ejemplo, se sabe que usógafas y eso no aparece en ninguno de los retazos que fue dejando de su biografía en sus obras.
Tampoco parece muy fiel el retrato más conocido de Shakespeare, obra de John Taylor. Se dice que es el más fidedigno, pero tampoco hay pruebas de que fuera hecho mientras vivía, además de que no guarda mucho parecido con el grabado del 'First Folio' que hizo, después de morir, Droeshout.
Éxitos, letras y palabras
'La Galatea', publicada en 1585 y de la que Cervantes quería hacer una segunda parte que nunca existió, fue su primera obra de éxito. En el caso de Shakespeare fue la primera parte de 'Enrique VI',escrita en 1590. A partir de ahí su fama no para de crecer como dramaturgo y actor, aunque no publicó ninguna de sus obras. Eso lo hicieron dos de sus compañeros actores en el 'First Folio', un compendio de 1623 con 36 obras del dramaturgo y que es la base de todos sus libros.
El 'Quijote', que por cierto han calculado que tiene 381.104 palabras, es la obra más traducida de toda la historia por detrás de la Biblia. Y 'Hamlet', por su parte, es la obra de teatro más representada del mundo. Se calcula que hay, de media, un 'hamlet' cada cuatro horas en alguna parte del mundo. Pero, además, Shakespeare (aseguran) escribió 884.647 palabras, organizadas y distribuidas en 31.959 parlamentos y 118.406 líneas. Sus personajes mencionan el amor en 2.259 ocasiones y el odio, en 183. También inventó un total de 1.700 palabras y expresiones como 'arrogance' (arrogancia), 'bloody' (sangriento), 'suspicious' (sospechoso), 'gossip' (cotilleos), 'dawn' (amanecer), 'unreal' (irreal) y expresiones como 'no es oro todo lo que reluce', que apareció por primera vez en 'El mercader de Venecia'.
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